El general Raúl Castro visitó este sábado el mausoleo del Segundo Frente Oriental Frank País, donde está el nicho en el que él mismo será enterrado, para asistir a la ceremonia de inhumación de 104 soldados de la columna del Ejército Rebelde que luchó bajo su dirección.
Castro, que presidió un acto similar en el mausoleo del Tercer Frente Oriental Mario Muñoz hace dos días, viajó al lugar donde estaba su antigua comandancia acompañado de la plana mayor de su actual Gobierno, entre ellos el primer vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, quien se espera suceda al mandatario el próximo abril.
La televisión estatal, citada por EFE, trasmitió imágenes del sitio, ubicado en las montañas de la provincia de Santiago de Cuba, totalmente cubierto por una fuerte neblina a primera hora de la mañana.
El acto comenzó con la llegada de los vehículos descubiertos que transportaban las 104 urnas hasta el lugar, en el que esperaban familiares, oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y antiguos combatientes del Ejército Rebelde, liderado por el difunto dictador Fidel Castro (1926-2016).
En un pase de revista se mencionaron los nombres de los soldados y los grados militares que alcanzaron en el Ejército Rebelde junto a los que tenían al momento de su muerte.
Durante el discurso central, el número dos del Partido Comunista, José Ramón Machado Ventura, recordó que la ceremonia se realiza más de un año después de la muerte de Fidel Castro, a quien se refirió como el "comandante en jefe" de la insurrección (1956-1959).
El también integrante del Segundo Frente Oriental agregó que el difunto gobernante fue quien tuvo la idea de crear los Frentes del Ejército Rebelde, para extender la lucha de las montañas orientales a todo el país.
"La decisión de convertir en realidad el sueño (de libertad) de varias generaciones de revolucionarios trajo a estas montañas a más de un centenar de compañeros y compañeras, cuyas cenizas, por voluntad propia, descansarán en el lugar donde transcurrieron momentos trascendentales de sus vidas", dijo.
De los 104 combatientes inhumados, seis cayeron en combate y el resto respaldaron durante su vida el "proceso revolucionario", especificó Machado Ventura.
Antes de partir, Raúl Castro visitó el gran monolito, similar al de la tumba de su hermano, marcado con los nombres de Vilma y Raúl, donde ya descansan los restos de su esposa Vilma Espín (1930-2007) y en el que el general ha decidido ser enterrado cuando muera.
El pasado 11 de enero el mandatario cubano presidió una ceremonia parecida en el mausoleo del Tercer Frente Oriental Mario Muñoz, también en Santiago de Cuba, donde fueron depositados los restos de 33 antiguos combatientes.
Allí rindió tributo al fallecido líder de esa columna, el histórico de la revolución Juan Almeida (1927-2009).
El régimen sigue haciendo gala de su predilección necrológica de mover cadáveres y de continuar casi seis décadas después construyendo su semiótica del poder sobre los mismos signos que intentan reescribir la historia nacional siempre desde la óptica del castrismo.
El pasado mes de octubre el régimen hizo otra exhumación/ inhumación: trasladó sin consultar a nadie los restos de Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales a la misma zona del cementerio de Santa Ifigenia donde está la piedra con las cenizas de Fidel Castro y el mausoleo con los restos de José Martí.
Este suceso puso en evidencia las intenciones de la nomenklatura de intentar "blindar" las cenizas del dictador escoltándolas con aquellos a los que cubanos de diferentes tendencias consideran héroes.