Muchos cubanos se mostraron este viernes tan afligidos como furiosos por la decisión de Estados Unidos de suspender de forma indefinida los trámites de visado en su embajada en La Habana, una medida que aumentará la distancia entre las familias divididas por el Estrecho de Florida, informa Reuters.
"Pensar que no puedes ir a ver a tu familia es una cosa terrible", dijo a la agencia Reuters la jubilada Xiomara Irene Louzado, de 74 años, que planeaba una visita a Estados Unidos para ver a su hermana y sobrinos.
La medida es consecuencia de la decisión de Washington de reducir en más de la mitad su personal en La Habana, tras la serie de misteriosos ataques que ha dejado secuelas en la salud de al menos 21 diplomáticos y sus familiares.
El Gobierno estadounidense no ha culpado al de Cuba, no ha cerrado la embajada ni roto las relaciones diplomáticas, pero ha advertido que La Habana es responsable de la seguridad de los diplomáticos extranjeros que se encuentran en la Isla.
Washington ha dicho que mantendrá la reducción de personal hasta que el Gobierno de Raúl Castro pueda garantizar su seguridad. En la práctica, esta situación podría prolongarse durante mucho tiempo. Ni el Gobierno cubano, ni el estadounidense, ni los expertos parecen tener idea de quién ha perpetrado los ataques —que también afectaron a diplomáticos canadienses y sus familias—, ni de cómo y con qué lo hizo.
Los afectados han sufrido pérdida permanente de la audición, mareos, dolores de cabeza, fatiga, problemas cognitivos y dificultad para dormir, según el Departamento de Estado.
"Esto es innecesario e inhumano", opinó Laura Hernández, una estudiante cubana que esperaba irse a vivir con su padre en Estados Unidos. "Con tantas familias por reunificar... ¿Por qué?".
"Hemos suspendido la mayor parte del procesamiento de visas en La Habana", dijo la embajada en su sitio web, aunque funcionarios del Departamento de Estado dijeron el viernes a la prensa que la suspensión es completa.
"Los aspirantes cubanos para visas de no inmigrante pueden postularse en otra embajada de Estados Unidos o consulado en el exterior", añadió la sede diplomática, pero Washington no ha explicado cómo será ese proceso.
"No sabemos si los que tenemos cita podremos pedir la visa o si esto será para los que todavía no tienen cita", dijo a BBC Mundo Pedro Luis G, quien debía presentarse junto a su esposa en la embajada el 15 de octubre próximo para pedir una visa, por tercera vez en tres años.
"Esta cita me la sacó mi familia hace como un año, a los meses de que me negaran la anterior. Todos hemos estado esperando a ver si esta vez teníamos suerte y ahora mira esto", lamentó.
"Yo quería ir de vacaciones, porque es más barato ir a Estados Unidos que a Varadero. Gastas menos y disfrutas más. Ahora no voy a poder, pero lo que más me preocupa es que si quitan las visas y no dejan a los americanos venir, esto se va a poner peor de lo que está", dijo M. Gómez, una comunicadora de 30 años, que pensaba solicitar la visa para finales de noviembre.
Un acuerdo entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba alcanzado durante la llamada Crisis de los Balseros, en 1994, establece que Washington debe otorgar cada año 20.000 visados a cubanos que buscan emigrar.
La medida del viernes probablemente afectará ese acuerdo, dijo Michael Bustamente, profesor asistente de Historia Latinoamericana en la Universidad Internacional de Florida.
Muchos cubanos dijeron el viernes que sentían que otra vez eran el daño colateral del enfrentamiento entre Washington y La Habana.
La prensa estatal de la Isla ha brindado escasa información sobre el incidente de los llamados "ataques acústicos" y el Gobierno cubano ha mantenido una posición defensiva, negando siempre responsabilidad y acusando a Estados Unidos de "politizar" el tema.
"La política siempre, por una cosa o por otra, afecta a los más pobres, al pueblo y no perjudica al Gobierno. En pocos meses todo lo avanzado entre los dos países se ha vuelto sal y agua", dijo contrariada Jessica Águila, una empleada de oficina de 38 años, que planeaba visitar a su familia para Navidad.
Impacto económico
Para Ricardo Torres, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana, aunque es muy pronto para pronosticar el alcance de estas medidas, no serán "nada favorables" para la población de la Isla.
"Si no se emiten visas para los cubanos desde acá, el flujo de cubanos a Estados Unidos visitando familiares o amigos se puede reducir de forma importante, y generalmente esas personas cuando viajan regresan con productos y con dinero que inyectan luego a la economía", afirmó Torres.
Consideró que esto también podría tener un impacto en la remesas y en la venta de productos de primera necesidad en la Isla, ya que muchas de las personas que viajan a Estados Unidos son utilizados como "mulas", para llevar productos o dinero a familias, amigos e incluso a desconocidos que pagaban por ello.
"El impacto mayor estará en la disponibilidad de algunos bienes que se traen de ese país y también recursos que las familias utilizan para su supervivencia", afirmó.
El economista cubano Pavel Vidal, profesor de la Universidad Javeriana de Cali, opinó que la reducción del personal de la embajada y la recomendación del Departamento de Estado a los estadounidenses de que no viajen a Cuba tendrá un impacto en el turismo, una de las principales fuentes de ingreso del Gobierno y uno de los sectores con mayor número de emprendimientos privados.
Tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas y el aumento de las categorías de viajes que los estadounidenses pueden realizar a Cuba creció considerablemente la cifra de ciudadanos de ese país que visitan la Isla.
"A una economía que todavía sigue golpeada por la crisis venezolana, donde las reformas estructurales han perdido ímpetu y que tiene que pagar los costos del huracán Irma, para nada le conviene los retrocesos con Estados Unidos", dijo Vidal.
Torres, sin embargo, dijo que no cree que la advertencia del Departamento de Estado vaya a detener el flujo de visitantes de Estados Unidos a Cuba.
Adrián Rodríguez Ferrán, un agente que coordina viajes a Cuba desde Miami, coincidió con él en que el impacto de la recomendación sobre el turismo probablemente no será significativo, aunque podría incidir de forma negativa.
"No es la primera vez que Estados Unidos emite alertas de viaje a Cuba. De hecho, ya los ciudadanos estadounidenses tienen bien complicado viajar a la Isla. Y eso ha actuado muchas veces hasta como motivación para que viajen", dijo a BBC Mundo.
No obstante, admitió que, al limitar la funcionalidad de la embajada, la recomendación podría tener un impacto más visible.
"Uno de los factores a tener en cuenta es cómo funcionará la asistencia consular en la embajada, que es algo que le preocupa a muchos estadounidenses: saber que cuando viajan tendrán el respaldo consular", afirmó.
Los cuentapropistas, entre los más afectados
El año pasado más de 613.000 personas viajaron de Estados Unidos a Cuba, según cifras oficiales, muchos de las cuales se hospedaron en casas u hostales particulares.
Solo a través de Airbnb, las ganancias de cubanos que alquilan habitaciones o casas superaron en los últimos dos años los 40 millones de dólares, de acuerdo con cifras publicadas por la compañía. Fueron alrededor de 560.000 huéspedes, en más de 22.000 alojamientos.
Pavel Vidal advirtió que uno de los mayores perdedores puede ser el pequeño sector privado, que ya estaba afectado por el congelamiento de la entrega de licencias por parte del Gobierno cubano.
"El sector privado se había sostenido creciendo a pesar del complicado contexto macroeconómico. Pero, menos turistas americanos y menos intercambios con Estados Unidos por la suspensión de visas, podría ser el factor que faltaba para que se produzca la primera contracción del sector privado desde que comenzara su liberalización con la reforma de Raúl Castro. Ojalá sea algo temporal y se encuentre una solución diplomática pronto", afirmó.
Daño a la relación bilateral
La respuesta del Gobierno de Estados Unidos ante la incapacidad de la inteligencia cubana para proteger a los diplomáticos "no está conducida por una decisión de dañar la relación bilateral, pero lo hará", opinó Mark Feierstein, quien durante el Gobierno del expresidente Barack Obama impulsó desde la Casa Blanca la normalización con La Habana.
"Claramente los ataques fueron conducidos por alguien, algún grupo, país o entidad que quiere dañar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Y lo está logrando", sostuvo Feierstein, que actualmente trabaja como consultor en el sector privado, según BBC Mundo.
"Cuando tienes una embajada con presencia más limitada, es más difícil promover relaciones comerciales" o " avanzar en temas bilaterales", agregó, aunque apoyó el recorte de personal para proteger la salud y seguridad de los diplomáticos estadounidenses.
"Es un golpe fuerte (y) los cubanos querían evitar esto", sostuvo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de análisis con sede en Washington.
Pero si Trump quería realmente romper relaciones diplomáticas, parece haber dejado pasar la oportunidad que le ofrecía el misterio de los "ataques" a diplomáticos estadounidenses.
"Lo que muchos temían no se ha realizado", comentó Shifter. "En ese sentido, es un alivio que no fuera tan radical. Pero aún así es duro".