El Gobierno cubano comenzará "de manera gradual" a cobrar impuestos en 2018 sobre la posesión y uso de las tierras agrícolas, dentro de las modificaciones que aplica al programa estatal de entrega de terrenos ociosos para el cultivo y ganadería, informaron el martes autoridades del Ministerio de Agricultura (MINAG).
Los tributos se aplicarán según la extensión y las características de los terrenos, sobre los que se abonarán entre 120 pesos cubanos (unos 5 dólares) y 30 pesos por hectárea, según la categoría productiva, explicó a la prensa el director de Suelos y Control de la Tierra del MINAG, Eddy Soca, reportó EFE.
También se cobrarán impuestos sobre la ociosidad de las tierras agrícolas y forestales, agregó el directivo.
En este caso los tributos son mayores: de 180 pesos a 45 pesos por hectárea de tierra ociosa.
En la Isla existen hoy 151.000 usufructuarios en 1.200.000 hectáreas entregadas por el Estado, que puso en marcha el programa en 2008 en un intento por reanimar la agricultura, hasta ese entonces casi exclusivamente en manos del Gobierno.
En junio el Consejo de Ministros alargó el período de posesión de tierras en usufructo de diez a 20 años, pero endureció los requisitos. Entre estos que "las personas naturales tendrán que trabajarlas y administrarlas de forma personal y directa" y la aplicación gradual de "los impuestos previstos en la Ley Tributaria concernientes al uso, posesión y ociosidad de la tierra".
Cuba posee 10,9 millones de hectáreas de superficie total, de las que unos 6,2 millones son áreas agropecuarias y 3,3 millones, forestales.
Menos del 25% de los suelos dedicados a la actividad agrícola posee niveles de productividad de primera y segunda categorías.
La isla dedica unos 2.000 millones de dólares al año a la importación del 80% de los víveres que consume y, según datos del MINAG, el 60% de esos alimentos que se compran en el exterior podría producirse en el país.
Otro de los males del sector es la pérdida de un alto porcentaje de las cosechas en el momento de la recolección debido a la falta de infraestructura, transporte y envases.
En agosto, el Gobierno anunció que estaban disponibles 300.000 hectáreas de tierras ociosas para entregar en usufructo a particulares, pero son áreas poco "atractivas" por estar lejos de poblaciones, carentes de agua y plagadas de marabú. Estas tierras representan cerca del 33% de las 894.000 hectáreas ociosas de Cuba.