El canciller cubano Bruno Rodríguez insistió el martes que su Gobierno no tuvo nada que ver con los inexplicables "ataques" contra la salud de los diplomáticos estadounidenses en la Isla, y dijo al secretario de Estado, Rex Tillerson, que La Habana aún no tiene evidencia para explicar qué ocurrió, reportó la AP.
Por su parte, Tillerson hizo énfasis en que es responsabilidad del Gobierno cubano proteger a los diplomáticos en su territorio, sin importar quién tenga la culpa.
No obstante, fuentes familiarizadas con la investigación citadas por El Nuevo Herald, afirmaron que "nadie cree que los cubanos sean responsables".
"Toda la evidencia indica que no lo son", añadieron. Otras fuentes no pueden decir quién cree la Inteligencia estadounidense que es el responsable.
Ambos ministros se reunieron en el Departamento de Estado en una cita que duró casi una hora, tras la cual Rodríguez abandonó el edificio sin hacer declaraciones a los periodistas que le esperaban a la salida, precisó otro reporte de EFE.
Según el diario oficial Granma, "la reunión se desarrolló en un clima respetuoso".
El encuentro marcó el contacto oficial de mayor nivel entre Washington y La Habana desde la llegada al poder del presidente Donald Trump, en enero, confirmó a la agencia española una fuente del Departamento de Estado.
Fue el Gobierno cubano quien solicitó la reunión, adelantaron a EFE fuentes de la Embajada cubana en Washington, y corroboró más tarde la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.
"Puedo confirmar que la solicitó el Gobierno cubano", dijo Nauert en una conferencia de prensa.
Aunque el Departamento de Estado no quiso dar detalles sobre el contenido de la reunión, los diplomáticos conversaron sobre los incidentes que, según Washington, afectaron a al menos 21 estadounidenses destinados en La Habana.
La embajada cubana en Washington, citada por la AP, informó que Rodríguez le insistió a Tillerson que su Gobierno "no ha perpetrado nunca ni perpetrará ataques de ninguna naturaleza contra diplomáticos".
El canciller cubano agregó que tampoco permitiría nunca que un tercero —como por ejemplo otro país hostil hacia EEUU— utilice el territorio cubano para agredir a estadounidenses.
"Igualmente, le transmitió que de acuerdo con los resultados preliminares obtenidos por las autoridades cubanas en su investigación, que ha tenido en cuenta datos aportados por las autoridades de EEUU, hasta el momento no hay evidencias de las causas y el origen de las afecciones de salud reportadas por los diplomáticos estadounidenses", afirmó la sede diplomática de la Isla en un comunicado.
Por su parte, Tillerson dijo al funcionario cubano que EEUU aún está "profundamente preocupado" por la seguridad de sus diplomáticos en La Habana. Después de todo, Washington ha detectado que hubo incidentes en agosto de este año que derivaron en casos de lesiones confirmadas médicamente, según han dicho autoridades estadounidenses.
"El secretario transmitió la gravedad de la situación e hizo énfasis en las obligaciones de las autoridades cubanas para proteger al personal de la embajada y a sus familias según la Convención de Viena", dijo Heather Nauert, portavoz del Departamento de Estado.
Otros detalles de la reunión entre Rodríguez y Tillerson
De acuerdo con la AP, ninguno de los dos gobiernos, en sus descripciones de la reunión, ofreció ningún detalle sobre qué podría conllevar la respuesta estadounidense.
Sin embargo, Rodríguez le dijo a Tillerson que "sería lamentable que se politizara un asunto de esta naturaleza", con lo que volvió sobre un argumento que presentó la semana pasada ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El canciller manifestó que EEUU actuó inadecuadamente en mayo al expulsar a dos diplomáticos cubanos en Washington. El Departamento de Estado ha dicho que actuó en protesta por el aparente fracaso de La Habana para proteger a los diplomáticos estadounidenses en Cuba, no porque la Casa Blanca creyera que el Gobierno de Raúl Castro estuviera detrás de los ataques.
Rodríguez dijo que La Habana tiene "un historial impecable" en la protección de diplomáticos, señaló la embajada.
Las actuales deliberaciones estadounidenses sobre el posible cierre de su sede diplomática, confirmadas por Tillerson la semana pasada, constituyen el ejemplo más sorprendente de cómo los incidentes están influyendo en la relación entre Cuba y EEUU.
Washington y La Habana reabrieron sus embajadas en ambas capitales en 2015 después de que Castro y Obama alcanzaron un acuerdo histórico para reanudar las relaciones bilaterales después de medio siglo de enemistad.
El Gobierno de Trump también ha sopesado tomar medidas en menor escala, tales como retirar a todo el personal no esencial de La Habana, o dejar a la embajada técnicamente abierta, pero incapaz de desempeñar todas sus funciones, a menos que, y hasta que, se resuelvan las inquietudes por la salud de los diplomáticos, han dicho autoridades estadounidenses.
Durante meses después de que diplomáticos estadounidenses comenzaron a enfermarse en La Habana, EEUU y Cuba buscaron impedir que este problema se convirtiera en un punto de fricción en la relación. Ninguno de los dos países reveló que los incidentes estaban ocurriendo, incluso después de que Washington expulsó a los dos diplomáticos en mayo.
El subsecretario de Estado John Sullivan dijo al Congreso el martes que era una sospecha razonable que las autoridades cubanas o estaban involucradas en los incidentes o, cuando menos, sabían que estaban ocurriendo. Cuba mantiene una estrecha vigilancia a los diplomáticos estadounidenses en el país y probablemente sabría si algo significativo les estuviera pasando.
Sin embargo, Sullivan reconoció que, dado lo poco que se sabe, incluso esa suposición es dudosa, y agregó: "Como funcionario del Gobierno estadounidense, no sé eso".
Sin embargo, aunque EEUU ha evitado culpar a Cuba directamente por los incidentes, la creciente indignación pública ha obligado a ambos países a adoptar un tono más firme. Varios legisladores estadounidenses han exhortado a la Administración Trump a que expulse a todos los diplomáticos cubanos de Washington.
Cuando menos 21 diplomáticos estadounidenses y sus familias (el lunes un canal de televisión de Miami dijo que habría cuatro víctimas más de estos incidentes) han sufrido diversos síntomas físicos desde fines del año pasado como resultado de lo que Tillerson ha descrito como "ataques contra la salud". Algunos han sido diagnosticados con lesión cerebral moderada y pérdida auditiva permanente.
Los investigadores estadounidenses han barajado la posibilidad de que los ataques hayan sido efectuados con alguna especie de dispositivo sónico, pero no han podido determinar la causa ni a un responsable.
Los estadounidenses afectados son diplomáticos y sus familias, algunos de los cuales tienen pérdida auditiva permanente o conmociones cerebrales. Otros sufrieron náuseas, dolores de cabeza y ruidos en los oídos. Otros tienen dificultades para poderse concentrar o para recordar palabras de uso común, según ha reportado la AP.
EEUU ha dicho que la cifra de estadounidenses lesionados podría aumentar.