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Sociedad

'Gozadera, locura, borrachera…' y violencia: el carnaval habanero sigue su declive

Pese al despliegue policial, muchos prefieren abandonar las fiestas antes de que caiga la noche.

La Habana

"Esto es gozadera, locura, ricura y tomadera. Esto es lo mejor que tiene Latinoamérica", dijo Lázaro Manuel mientras esperaba el inicio de la comparsa en la que participaba su novia. La realidad tiene poco que ver con sus palabras: este año el carnaval habanero continúa su declive.

"A mí me gusta el 'ambiente', pero no me meto en los carnavales porque tengo miedo. Loco, que la puñalada está 'al pecho'. Te las ganas en la rifa sin haber comprado papelito. A un socio mío le picaron la cara porque lo confundieron con otro", relató Yunior, joven residente en el reparto Camilo Cienfuegos, señalando uno de los principales problemas de estas fiestas.

El temor a los brotes de violencia llevó a la Policía a recordar en la prensa oficial la prohibición de portar "armas de fuego, blancas, objetos punzantes" e incluso "envases de cristal".

Pero esa advertencia no fue acompañada de un despliegue policial organizado en el inicio de los carnavales habaneros.

La calle Malecón, frente al hospital Hermanos Ameijeiras, fue cerrada por la Policía sin ninguna explicación este fin de semana. Se pedía a los transeúntes que circularan por el Parque Antonio Maceo. Paradójicamente, después de unos 30 metros estos podían volver a ingresar a Malecón, pues las salidas laterales no contaban con vigilancia.

"¿Ves que en este país todo se hace por joder? Tremenda comedera de mierda y aquí tienes la salida del parque, sin custodio. El carnaval de mierda este me tiene la vida echa un yogurt", se quejaba un transeúnte mientras volvía a entrar a la calle Malecón.

En la calle 23 se desplegó un cordón policial para revisar a todo aquel que decidiera ingresar a Malecón. Agentes de policía buscaban en los bolsos de las mujeres y cacheaban a los hombres. Una vez más, el despliegue era inútil, ya que muchos lograron ingresar sus propias botellas por las calles menos transitadas, donde la presencia policial era menor y no se llevaba a cabo ningún tipo de registro.

Consecuentemente, la abundancia de policías en las calles no tranquilizó a muchos de los asistentes.

"Vengo con mi esposo y mi niña. Pero nos vamos para la casa antes de las 8:00 pm, porque cuando cae la noche esto es peligrosísimo", dijo María, ama de casa. "Hay demasiada gente y policías un montón, pero no pueden con tanto borracho junto. Además, que aquí se reúne lo peor (de la sociedad)".

"Yo no sé si son más hijos de puta los policías o los borrachos. Porque los borrachos se entran a puñaladas, pero la Policía igual da golpes y después te meten para los camiones perrera y te siguen dando", opinó Daniela, de 27 años.

Como la población conoce de la violencia, muchos deciden acudir al evento antes de la caída de la noche. Aprovechan estas fiestas para dar un "paseo extra" en las vacaciones.

"Quise sacar a la niña un ratico y aquí puedo comprarle algunas cositas", dijo Damaris. "Está contenta empinando papalote. Pero ahorita salimos para la casa, que cuando la noche avanza los borrachos se ponen insoportables. Todavía nos queda un ratico para aprovechar".

Las ofertas gastronómicas del Carnaval este año son pollo, puerco y arroz frito. Para beber, cervezas nacionales enlatadas y ron en botellas plásticas.

Los baños, escasos y a varias cuadras de distancia uno de otro, son solo paredes para que los habaneros orinen directo en el alcantarillado con algo de privacidad. Algunas de las alcantarillas ya estaban tupidas el sábado antes de las 8:00 pm, pero los baños seguían recibiendo visitas.

La zona de gradas tenía baños relativamente mejores, pero para superar el cordón policial que llevaba a ella era necesario tener una tarjeta de invitación. Los boletos fueron repartidos por el sindicato en los centros de trabajos, aunque varios revendedores ofrecían, sin mucho éxito, entradas para ver el desfile en primera fila por 20 pesos cubanos.

La comparsa y carrozas del XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes y la de la FEU no levantaron demasiadas pasiones.

"Nos pasamos el año entero ensayando para este momento. Así que estamos muy contentos de estar aquí. Venimos desde Artemisa para arrollar en La Habana", dijo uno de los integrantes de la comparsa Los Rayitos.

Miembros de otras comparsas se quejaron de que eran menos este año.

"Había demasiados músicos y tuvieron que dejar gente fuera, pero eso de la comparsería siempre es un problema. Uno lo hace porque le gusta, porque si te pones a ver el pago que recibes por los carnavales es muy poco. Para colmo, siempre se enreda la cosa y Cultura (Ministerio) paga muy atrasado", dijo un miembro de una de las comparsas, que pidió el anonimato.

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