El Plan Campismo Popular, creado el 16 de mayo de 1981, fue una idea de Fidel Castro, quien, en septiembre de 1959 propuso "extender por valles, playas y montañas, una forma de alojamiento y disfrute al alcance de todos".
Al iniciar el plan, el 19 de julio de 1981, el ya para entonces presidente del país explicaba en un discurso que "No podemos pensar en hacer muchas construcciones en las playas para vacaciones, cuando sabemos que, por ejemplo, en estas mismas montañas hay cientos y cientos de maestros que no tienen ni una cabaña donde residir; cuando sabemos que hay cientos de miles de familias obreras y campesinas que tienen serios problemas de vivienda”.
El país no disponía de recursos para resolver los serios problemas de vivienda de cientos de miles de familias obreras y campesinas (aún no resueltos en la mayoría de los casos, 36 años después), pero sí para desarrollar un plan de inversiones que permitiría al Gobierno la explotación del turismo internacional.
En una reunión privada con altos funcionarios encargados del turismo por aquella fecha, Fidel expresó que el turismo tenía que convertirse en la primera fuente de ingresos al país, que había que priorizar las inversiones en hoteles, en las playas, y que sus esperanzas se cifraban en el turismo de EEUU. Quien me ha relatado esa reunión asistió a ella en calidad de funcionario, y por razones obvias pidió el anonimato.
Ya en 1980, por primera vez, Cuba había recibido más de un millón de turistas extranjeros, 2,6 veces más que en 1975. De manera que era necesario liberar las capacidades ocupadas por el turismo nacional para destinarla a los turistas extranjeros.
Sin embargo, las prioridades establecidas ante aquellos funcionarios en privado no fueron mencionadas por Fidel Castro en su discurso del 19 de julio de 1981. Su argumento para justificar el Plan fue que "no alcanzarían todas las playas para que 10 millones de ciudadanos, nada menos que en el breve período de julio y agosto, que coinciden con las vacaciones, se vayan para la playa. Cualquiera comprende que esa no puede ser la solución masiva del problema. ¿Cómo podemos encontrarla? Precisamente si desarrollamos el campismo y el excursionismo, porque entonces nos las arreglamos con una hamaca, con una mochila, con un nylon, con una casa de campaña".
El plan Campismo Popular, en el cual "sin publicidad alguna, hemos estado trabajando", según las palabras pronunciadas por Fidel Castro aquel lejano 19 de julio, se convirtió en uno de los más publicitados de la administración revolucionaria.
Mediante él se exhortó a los cubanos a pasar las vacaciones en tiendas de campaña y rústicas cabañas, con paseos al aire libre, ríos, arroyos y playas de baja calidad; con comida similar a la de los “comedores obreros”, en bandejas de aluminio, ron barato y música, en vez de ir a hoteles e instalaciones turísticas.
Y esto, además, debía verse como un privilegio. En 2006, al celebrar el vigésimo quinto aniversario del plan, Fidel señaló, ante fundadores y directivos del Campismo Popular, dirigentes de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), estudiantes universitarios y trabajadores sociales, que "en Europa o cualquier otro lugar del mundo esta forma de recreación cuesta millones de dólares. En tanto aquí, de una manera bien organizada, se concibe como un sano modo de disfrutar el tiempo libre".
Pero como no siempre las personas son capaces de apreciar privilegios como el que representaba el campismo popular, a los cubanos se les prohibió la entrada a los hoteles.
Así el Campismo Popular (junto a la inconstitucional prohibición a los cubanos de hospedarse en hoteles, incluso si tenían el dinero para hacerlo o alguien pagaba por ellos) cumplió el "revolucionario" papel de liberar las instalaciones turísticas para el turismo extranjero.
Más que instalaciones en playas y ríos para la juventud
Ya que el Plan Campismo Popular fue creado fundamentalmente para los jóvenes, que disfrutarían de instalaciones en playas y ríos, ¿quién mejor que la UJC para administrarlas?
Fidel Castro lo exponía así en 1981: "hemos estado trabajando con los compañeros de la Juventud Comunista para organizar, en las montañas y bosques de Pinar del Río, los primeros campamentos juveniles y de trabajadores…".
Y mientras disfrutaban de esta forma de recreación, los jóvenes permanecían todo ese tiempo bajo la influencia ideológica de la organización juvenil del PCC.
En las bases de campismo abundaban los retratos de Fidel Castro y alegorías a su iniciativa, que funcionaba bajo el presupuesto del Consejo de Estado. En las actividades culturales eran comunes las frases ensalzando la generosidad y visión del Comandante en Jefe.
El Campismo Popular sirvió también para promocionar los logros "revolucionarios". Se insertó en la línea tradicional de presentar a Cuba como la panacea a un mundo de crisis y guerras.
De esta forma, el Plan cumplió un papel doblemente "revolucionario". Por un lado, se convirtió en la alternativa forzada (aunque presentada como privilegio) para los cubanos expulsados de hoteles e instalaciones turísticas. Por el otro, propició un entorno de libertad y contacto con la naturaleza para el adoctrinamiento de la juventud. Un claro ejemplo de cómo unir lo útil y lo ¿agradable?
El Plan Campismo Popular, tres décadas después
Pese al estado deprimente de muchas cabañas (goteras, paredes mohosas, falta de agua en las llaves), la mala calidad de la comida y los mosquitos, muchos recuerdan con satisfacción y nostalgia sus estancias en los campismos, durante los años 80 y 90.
Incluso la posibilidad de pasar un fin de semana en una base como La India, que tenía los baños fuera de las cabañas y además eran colectivos, era visto como una oportunidad que no debía perderse.
Pero 30 años después del surgimiento de los campismos, y rendido ante la evidencia de que la afluencia de turismo no es igual todo el año, lo que dejaba los hoteles casi vacíos durante meses, el Gobierno cubano decidió permitir a sus ciudadanos alojarse en las instalaciones destinadas solo a los extranjeros por años.
Desde 2008, la prohibición (nunca convertida en ley escrita) a los cubanos de hospedarse, e incluso entrar, en los hoteles, se eliminó. Además, las medidas económicas con las que "sin prisa, pero sin pausa" el Gobierno pretende impulsar la economía del país ha hecho aparecer un grupo de cubanos con dinero suficiente para costear estos lujos. Dinero que el Gobierno no puede dejar escapar.
Sin embargo, hospedarse en hoteles no es una opción para la inmensa mayoría de los cubanos, con sueldos que oscilan entre los 25 y 50 CUC mensuales. El costo de los llamados "todo incluido" es de más de 100 CUC por persona, el fin de semana.
Todavía, para muchos cubanos, conseguir reservación en un campismo, durante las vacaciones veraniegas es una suerte. Aunque la calidad de alojamiento y comida es muy baja, las opciones recreativas son cada vez más reducidas, y hay que llegar a la base por los propios medios casi siempre, las capacidades suelen agotarse a velocidad relámpago.
Es necesario reservar varios meses antes del verano o pagar la reservación a sobreprecio (lo que tampoco es posible para muchos cubanos de a pie). O ganársela como trabajador destacado.
Por todo esto, los campismos seguirán cumpliendo su rol "revolucionario". No solo continuarán siendo la opción para una masa de cubanos pobres, también cumplirán su papel en el adoctrinamiento de los jóvenes.
En la Mesa Redonda del pasado 4 de julio, dedicada a la recreación de verano, el director comercial de Campismo Popular, Jaciel Barroso Bacallao, se refirió a las opciones recreativas de este año para los campistas, que incluyen rutas seguidas por Ernesto Guevara y el sitio donde se creó la columna Ciro Redondo.