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Transporte

En ruinas y maloliente, el Paradero de la Víbora espera mejores tiempos

No es el único. En el de Párraga, desmantelado por el vecindario, se han instalado personas.

La Habana

Casi en ruinas y maloliente, utilizado como baño público por los choferes de la actual ruta P10, el emblemático Paradero de la Víbora es otro testimonio de la desastrosa estrategia de transporte urbano seguida en los últimos casi 60 años.

Estrategia que incluyó, por ejemplo, la desaparición de la Cooperativa de Ómnibus Aliados (COA), la más importante empresa de transporte por autobuses de la Isla antes de 1959.

Ubicado en Calzada de 10 de Octubre entre Patrocinio y O'Farril, el paradero podría ahora ser "rescatado" por la Empresa Provincial del Transporte de La Habana como piquera de un experimento: una nueva cooperativa de taxis estatales que prevé iniciar sus operaciones en mayo con una flota de autos Lada y Geely.

El Paradero de la Víbora, recuerda Eulalio Gómez, vecino de la barriada, "ya sirvió una temporada como base de taxis estatales, hasta que la flota de ese servicio mermó en los años 90", durante el llamado Período Especial, eufemismo que creó el Gobierno para nombrar la aguda crisis económica derivada de la desaparición del campo socialista.

Los autos que quedaron pasaron a ofrecer "servicio externo a hospitales y funerarias", añade.

"El desagüe del edificio sobre el antiguo coopelita —aledaño al paradero— terminó por convertir gran parte de sus áreas en un vertedero", señala Gómez.

"Ojalá y funcione la nueva cooperativa, que dé ganancias reales y que exista voluntad para restaurar lo que todos los choferes jubilados consideramos como un patrimonio habanero", dice por su parte Cándido, conductor retirado y actual custodio del antiguo paradero.

Muchas rutas que partían del Paradero de la Víbora están actualmente desaparecidas, como la 38, que hacía recorrido hasta Surgidero de Batabanó; la 59, hasta Melena del Sur; la 73, hasta Calabazar, y la 100, hasta Playa.

Rutas que aún prestan servicio fueron reubicadas en su momento en otros paraderos: la 15 y la 37 para el de Lawton, y la 201 en Palatino.

Paraderos menos antiguos también han sufrido la debacle de la errática política de transporte. Aunque no todos han soportado tantas "inclemencias revolucionarias" como los de la Víbora y Párraga.

"Creo que el Paradero de Párraga fue el último de todos en perder sus funciones, hace apenas 10 años, cuando se extinguieron las famosas rutas 2 y 4, últimas sobrevivientes de toda su flota", dice Luis Díaz.

"En los años 80 existió una ruta 72, que salía de ese paradero, pero desapareció en 1992 y ni recuerdo su recorrido".

Díaz menciona la famosa ruta 41, conocida como "La Roja", que "después salía de La Lisa, valía seis centavos el pasaje y no daba transferencia".

"Ahora este paradero es un solar yermo gigante y hasta vive gente en él", afirma.

Las personas que han ido ocupado áreas del abandonado paradero de Párraga, después de que los vecinos del barrio lo desmantelaran bloque a bloque, prefieren no hablar de cómo se han instalado.

"Sió, que traes mala suerte", dice Lourdes, quien fue recaudadora de esa misma terminal.

Los paraderos de Mantilla y Cerro Moderno, este último por las inmediaciones de la calle Primelles, han atravesado mejor suerte. El primero es una base de transporte escolar y de la Cooperativa 1 de taxis ruteros; mientras el segundo es una base y taller de reparaciones de ambulancias.

Del Paradero de Mantilla se recuerda su ruta 68, con un recorrido hasta el Túnel de Línea, y del Paradero Cerro Moderno la ruta 19, con recorrido hasta La Habana Vieja.

Los experimentos del Gobierno en el transporte urbano no han sido pocos y se han llevado por delante también otras terminales, como la de Arimao, la del Diezmero o la de Santo Suárez.

La recuperación de una parte del Paradero de la Víbora para albergar una cooperativa con flota de automóviles modernos llega en una circunstancia inoportuna y no pocos la miran con recelo.

"Si las Leyland 642 y las Pegaso desaparecieron por falta de piezas de repuesto, estos Ladas y Geely tendrán que funcionar con falta de gasolina especial. Qué paradero van a rescatar con estos truenos", cuestiona Pedro Lahera, exconductor de la desaparecida ruta 61, que cubría desde Alturas de la Lisa hasta el Parque de la Fraternidad.

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