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Sociedad

La prensa oficial se acuerda de la Piscina Gigante de Alamar

La obra, que implicó una inversión millonaria, lleva décadas abandonada. Un cartel en sus paredes dice 'en rehabilitación', pero nadie sabe a qué se refiere.

La Habana

Bajo el título "Abandono imperdonable", el pasado lunes 16 de enero el periódico Trabajadores publicó dos fotos de las ruinas de la Piscina Gigante de Alamar, aquella que en el momento de su inauguración se presentó, según dicen, como la más grande de Latinoamérica.

"Fue por los años 80 cuando a Fidel se le ocurrió construir la piscina", recuerda Alina, vecina de Alamar. "Me imagino que le dio por eso, por aquello de que para él en Cuba siempre teníamos que ser los más, así que teníamos que hacernos con la piscina más grande, era tarea obligatoria", ironiza.

Destinada al disfrute de los alamareños, la piscina era realmente una obra impresionante. Muchos recuerdan todavía las inmensas tuberías que trasladaban el agua de mar desde y hacia la costa cercana cada noche.

"También tenía unos molinos de viento que se supone que eran parte del mecanismo para vaciar y llenar la piscina", dice Celia, otra alamareña. "Yo no sé si en realidad funcionaban, pero eran muy bonitos".

La piscina era todo un complejo recreativo con su propio parqueo, cafeterías, restaurante, plazoleta para actividades culturales, además de las duchas, taquillas y las pocetas con cloro para evitar que los pies de los bañistas contaminaran el agua.

A pesar del interés por construirla, el entusiasmo por mantenerla no prendió. Pocos años disfrutaron los alamareños del proyecto de Fidel Castro. Primero dejaron de funcionar los molinos, luego algo pasó con el mecanismo de entrada y salida del agua. Nadie sabe con seguridad por qué fue muriendo la piscina, pero ya a mediados de los años 90 no funcionaba.

"En los 90 se empleaba el local como discoteca al aire libre", dice Alina. "Aunque el restaurante nunca funcionó, el bar sí y los jóvenes íbamos a bailar y a tomarnos unos tragos. En esa época era casi el único lugar donde se podía ir en Alamar".

La discoteca tampoco duró. Por su cercanía a la costa, la piscina era propensa a recibir el impacto de las penetraciones del mar y, luego de una particularmente violenta que tumbó el muro que lo cercaba, el centro recreativo cerró definitivamente.

"Recuerdo que la gente bajaba hasta la costa en grupos para ver aquello", dice Idalmis, quien era adolescente en ese momento. "Para mí y para mis amigos fue un desastre, porque era el único lugar para salir y divertirse en Alamar".

Ahora, luego de más de una década, Trabajadores ha recordado que la piscina gigante existió. Incluso proponen recuperarla para conciertos o pista de baile sin mencionar a quién hay que adjudicarle el abandono. La responsabilidad de haber tirado por la borda una inversión millonaria que beneficiaba a una población de miles de habitantes se diluye.

En una de las paredes que aún subsisten, un cartel pintado dice: "Piscina Gigante de Alamar, obra en rehabilitación". Pero nadie sabe a qué rehabilitación se refiere. En el Poder Popular dicen que si hay algún plan, ellos no saben nada. El cartel ha hecho rodar rumores, pero los alamareños no pueden determinar de dónde salen.

"Ojalá sea verdad", dicen algunos como Idalmis.

Otros, como Alina, no creen ni en los rumores sin confirmar y ni en la utilidad de un rescate.

"A estas alturas, ¿para qué?", se pregunta. "Si no hubo voluntad de salvarla cuando era piscina, ni siquiera cuando era discoteca, ahora que es una ruina con árboles creciendo en el medio y todo, no creo que valga la pena la inversión. Mejor que el Poder Popular se gaste el dinero arreglando las escuelas y los círculos infantiles de Alamar, que se están cayendo en pedazos".

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