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Sociedad

Cómo nace un basurero en medio de la ciudad

Lo de la basura 'es algo que se nos va de las manos', reconoce el delegado del Poder Popular de Jaimanitas.

La Habana

Un joven avanza por una calle de Jaimanitas empujando un vagón lleno de escombros. Es ayudante de albañil en una construcción particular y no encuentra un sitio apropiado donde aliviar la carga. Ve un terreno baldío en la esquina de 236 y Tercera, junto al muro de una lujosa vivienda, y allí evacúa. Ha surgido así un basurero nuevo.

Primero brota como un montículo de escombros, que el joven engorda con varios viajes más de su vagón, hasta que concluye su jornada a las 6:00 pm. Luego las vecinas que limpian sus viviendas descubren que está más cerca la esquina, donde ya hay basura, que trasladarse cuadra y media hasta el contenedor de la Empresa de Servicios Comunales.

Por la noche, cuando pasa el camión colector y se detiene en la esquina de 236 y Tercera, los trabajadores protestan por el exceso de trabajo. Alegan que a ellos les pagan por subir al camión los contenedores de basura comprendidos en la hoja de ruta.

Alexis, un joven exrecluso castigado en ese empleo por un año, lleva un mes laborando en este camión y comenta: "Imagínate que paremos a recoger la basura que la gente arroje en cada esquina. Nunca cumpliríamos con el itinerario en el tiempo normado. Que eduquen a la gente. Para algo está el tambucho de basura".

Néstor, chofer del camión y 32 años de experiencia, es el jefe del equipo. Dice que no puede obligar a los tripulantes a recoger la basura fuera de lugar. "Antes nos llamaban 'los leones' porque le fajábamos a cualquier cosa, pero eso hoy ha cambiado. Tenemos una hoja de ruta, con sus puntos de recolección bien detallada. Si la brigada quiere recoger algo porque le interesa, yo paro fuera del itinerario, de lo contrario no puedo obligar a nadie que acopie todo lo que aparezca en el camino. Basureros fuera de sitio es lo que abunda. Tienen razón los muchachos cuando dicen que si paramos en todos los basureros clandestinos que encontramos, no llegaríamos nunca al final del trayecto".

Conversamos con el delegado del Poder Popular de Jaimanitas, Juan Montoya, siempre ocupado en la limpieza del pueblo. "Es algo que se nos va de las manos", reconoce, "es imposible controlar a la gente, por mucho que intentemos educarlas. Cada 15 días la Empresa de Comunales nos apoya con un camión y con hombres, y acometemos la labor de limpiar estos basureros fantasmas, pero a veces no hay petróleo, o no hay personal, o no hay camión, y el ciclo se alarga. Ahí es donde se crea el colapso".

Crece este nuevo basurero de la esquina de 236 y Tercera. Con los días ha crecido y se ha consolidado, no solo con los escombros de las construcciones particulares y la basura de las casas, ahora se le suman las podas de los jardines del fin de semana. Puede considerarse un basurero adulto. Los vecinos comienzan a quejarse por los focos de insectos, roedores y las molestias de los "buzos", que hurgan en sus entrañas buscando algo que les sirva para reciclar, que lo desparraman por toda el área y lo agrandan. Es casi imposible de expulsar de su territorio, porque tiene vida propia, sentido de identidad y pertenencia. Y si la Empresa de Servicios Comunales no apoya al delegado con el camión y los tripulantes, y la gente continúa sin educarse y echar la basura donde debe, la esquina de 236 y Tercera junto al muro de la vivienda lujosa le quedará chiquita al basurero y comenzará a extenderse, sabe Dios hasta dónde y hasta cuándo.

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