En el inicio de la "jornada por el deber patrio y antimperialista" que tuvo lugar en la barriada de Alturas de Belén, en el municipio habanero de Marianao, el espía-héroe cubano René González "resaltó la importancia de tomar conciencia sobre la historia cubana y, en particular, del diferendo entre la Isla y EEUU, que data del siglo XIX". Según el diario Granma, González expresó: "Ese es el principal reto que supone el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Si no olvidamos el pasado, seremos capaces de sobrepasar lo que se avecina con éxito".
¿A qué preocupante acontecer futuro se refirió cuando alertó sobre "lo que se avecina"? Es muy posible que al intercambio de deudas entre Cuba y EEUU, mediante el cual este último país cobraría con inversiones en la industria, agricultura, turismo, construcción y comunicaciones de la Isla, mientras que Cuba sería resarcida con un por ciento de las utilidades, adquisición de tecnología de avanzada, más y mejores empleos, incremento de la productividad y crecimiento real del PIB.
Cualquiera pensaría: ¿qué tiene todo esto de malo? Para algunas personas, nada. Para otras, demasiado; el supuesto peligro del regreso de las formas de producción capitalistas con las libertades económicas que conllevan y la consiguiente independencia de papá Estado, el desarrollo del emprendimiento y el respeto al individuo y sus intereses, el libre intercambio de ideas y la conclusión filosófica de que el mercado es más eficiente distribuidor de los recursos que la burocracia gubernamental con su planificación y centralismo.
Esa burocracia ve un peligro para sus intereses hegemónicos con la entrada en escena de los capitalistas norteamericanos. Pero no solo se van a producir cambios económicos, ahora más que nunca antes, Cuba es una fruta madura que caerá sin remedio en la órbita geopolítica de EEUU con todos los riesgos que eso implica.
La sociedad cubana padece una escasez crónica de liderazgo, la perpetuación de una dictadura de modelo estalinista castró toda forma de pensamiento o acción no oficial, y hoy los cubanos, la mayoría nacidos después de 1959, solo saben repetir consignas revolucionarias vacías de significado, se resignan a sobrevivir en un precario equilibrio entre la miseria y el acto delictivo, o simplemente se van.
Ante tal situación social, donde prima la amoralidad, la venta a retazos del país vendrá a ser un elemento más que conspire en contra de la existencia de Cuba como nación independiente, y lo peor es que al parecer los gobernantes lo saben, de ahí la advertencia de René González, fruto tal vez de una indiscreción involuntaria.
Mientras por una parte los gobernantes emiten un discurso patriotero y engañoso, por otra tienen planes de lograr el levantamiento del embargo y convertir a Cuba en una especie de protectorado norteamericano donde ellos serían los administradores.
Arreglados estamos los cubanos con un Gobierno que prefiere entregarse al capital extranjero antes que "cambiar todo lo que debe ser cambiado", esto es, la prohibición de que los cubanos puedan enriquecerse legítimamente, así como las prohibiciones de elegir gobernante, reunirse, asociarse y expresarse con libertad.
El levantamiento del embargo económico y financiero de EEUU contra Cuba traerá consigo convertir el país en algo mucho peor de lo que era antes de 1959. Simplemente una propiedad de EEUU en contubernio con los generales nativos.
Es dudoso que los vecinos de Pogolotti o de cualquier barriada de Cuba sean capaces de sobrepasar con éxito lo que se avecina, porque es una conspiración que hace mucho tiempo se viene fraguando a espaldas del pueblo, que al parecer prefiere mantenerse ajeno a la construcción de su destino y deja en manos del PCC y un grupo de ancianos y jóvenes oportunistas decidir lo que será o no será la Cuba del mañana.
La mayoría de los cubanos ni siquiera está consciente de lo que se avecina o siquiera si algo se avecina, por lo que las palabras de René González habrán sonado como música instrumental a los oídos de los presentes. Si no tiene letra, ¿cómo se canta eso?
La ignorancia disfrazada de ideología es lo que sostiene al Gobierno. Los cubanos del barrio de Atarés no conocen de política ni de economía, de izquierdas o derechas, socialismo de mercado o capitalismo monopolista de Estado. Los cubanos no están entrenados para pensar en esos términos ni les interesa, porque viven demasiado ocupados en lo que comerán sus hijos por la noche o en los zapatos para empezar el curso escolar. La historia cubana es una asignatura que hace mucho tiempo dejó de interesarles, de tanto que la han cambiado.