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Corrupción

Productos caducados en CUC, otro negocio contra la salud y el bolsillo del cubano

'Los administradores saben que el producto está vencido', dice un empleado. Pero 'pocos clientes se fijan' y muchos empaquetados no incluyen la información.

La Habana

Mileydis compró en el mercado de Carlos III un paquetico de queso lasqueado. "Era de esos que vienen sellados de fábrica, con el mismo peso y es mismo precio, exactamente iguales", cuenta. "Era un queso gouda marca Polka y costaba 2 CUC".

Cuando abrió el paquete, Mileydis notó que el queso olía "raro" y cuando lo probó estaba amargo. "Enseguida llamé a mi amiga Kirenia, que había comprado uno igual, pero el de ella estaba bueno. Eso sí, ninguno de los dos tenía fecha de vencimiento en la etiqueta".

Nelson, quien ha trabajado durante años vendiendo alimentos en la cadena de tiendas Panamericanas, asegura que "la gente se fija mucho en los precios alterados porque cree que en ese aspecto es donde los dependientes tienen su ganancia mayor".

Sin embargo, "yo creo que se gana más especulando con la fecha de vencimiento de los productos", advierte.

Según Nelson, está establecido que los productos tengan varias rebajas a medida que se acerca su fecha de caducidad. "Pero eso casi nadie lo cumple", asevera. "La mayoría de los productos se vienen a rebajar cuando quedan un par de meses para que venzan, y algunos ni así".

"He visto productos que se venden ya cumplida su fecha de caducidad, aunque últimamente hay más control con eso", agrega.

Miguel, también dependiente de un mercado en divisas, comenta: "Pocos clientes se fijan en la caducidad del producto, no hay cultura de eso. Es raro que alguien me pregunte y eso mismo debe pasar en todas las tiendas".

"Como el cliente no está al tanto, ahí aprovecha el vendedor para inventar con el precio del producto", coincide.

No solo los alimentos son usados para este tipo de especulación. Maritza, costurera, cuenta que en las tiendas venden "montones" de ropa con la tela "podrida".

"Mi esposo me compró una blusa que se rompió la primera vez que me la puse. Yo ya me había dado cuenta de que la tela estaba mala, pero no quise decírselo para que no se sintiera mal. Los hombres no saben mucho de calidad de las telas, pero esa blusa seguro llevaba milenios en un almacén húmedo".

La propia Mileydis dice no comprar nunca zapatos en tiendas. "Cuando lo he hecho, me han salido malísimos: lo mismo se descascaran que se despegan", asegura. "No sé si ahora pasa lo mismo, porque llevo años usando zapatos de feria o los que me manda mi familia de afuera".

Nelson no duda de que se vendan otros productos en mal estado en las tiendas en divisa, pero su preocupación mayor son los alimentos. "Un zapato en mal estado se lamenta sobre todo por la pérdida del dinero, pero la comida es otra cosa. Estamos hablando de un producto que puede afectar la salud y hasta la vida de las personas, no solo el bolsillo".

Por otra parte, tampoco hay cultura de la queja. Mileydis no regresó a la tienda con el queso en mal estado porque "total, en ningún establecimiento aceptan devoluciones".

"La única solución para este problema es que el cliente exija la fecha de caducidad al comprar en producto y, si no tiene, que no lo compre", opina Nelson. "Claro, también se puede devolver el producto en mal estado y quejarse, aunque no se acepten cambios ni reintegren el dinero".

Para Nelson, el problema va más allá de los dependientes y no se resolverá a menos que los compradores presionen al vendedor.

"Si la gente protestara, la administración estaría obligada a seguir la normas para evitar un 'explote'. Porque no hay que ser ingenuo: los administradores saben que el producto está caduco. Muchas veces son ellos mismos los que reportan el producto como rebajado cuando en realidad lo siguen vendiendo al mismo precio y, claro, se quedan con la diferencia", dice. "En la tienda todo el mundo gana, el que pierde siempre es el cliente".

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