Los embarazos en Cuba quedan al azar. Las parejas que deciden planificar su familia se encuentran con que en la mayoría de los policlínicos, que es donde debieran estar las consultas, no se brindan este tipo de servicios.
"La gente busca en los hospitales al mejor equipo que pueden encontrar, el de sus amigos. Y si no los tienen, los hacen y se atienden por ahí", comenta Tania, doctora de un consultorio médico, mientras frota un dedo contra otro para hablar de dinero.
Yenia Rodríguez esta a punto de parir un segundo bebé. Ha salido seis veces embarazada y cuatro las ha interrumpido a voluntad.
"¿Tú sabes lo que es tener un hijo en Cuba?". Ella misma se responde: "Un tormento. La canastilla te la dan cuando ellos creen que no vas a perder el niño; a veces pares y aún no te han dado las dietas del embarazo, y consultar los médicos que necesitas es una carrera de resistencia".
Ivania tiene solo uno. Lo parió a los 30 años. "Esto es para cumplir con la humanidad, con mi mamá y con mi marido, porque si fuera por mí, ni el sol".
Nonarda ha parido tres veces y las tres veces sus hijos los ha criado prácticamente su madre. "Yo no quería, vinieron y ya. Pero aquí no combina tener hijos y querer ser una profesional. Yo admiro a quien puede, pero yo no puedo", dice.
Nelys cree todo lo contrario. "Yo tuve a mi hija y después hice maestría y todo. Claro, tenía al padre que me ayudaba. No obstante, no fue fácil".
"Nunca había tenido tanta conciencia del tiempo como cuando Sofía nació", comenta Adriana. "Todo tenía que ser a su hora para que me diera tiempo a estudiar. Ahora tengo una niña muy disciplinada y yo estoy neurótica".
Iris ha tenido seis y desde entonces su carrera de actriz ha quedado pospuesta para, quizás, otra vida.
Presión para los médicos, estrés para las mamás
Ni la economía, ni las estructuras sociales, ni la mentalidad de las personas ayuda a que las mujeres en Cuba tengan una maternidad sin estrés. El Gobierno suele hacer propaganda de su programa materno infantil, pero no basta con el empeño de los implicados para que funcione.
La doctora Tania, con 16 años de experiencia como médico general integral, explica las intensiones del programa materno-infantil: "Atiende a las embarazadas y a los niños menores de un año. El propósito es tener un control sobre ellos de una manera más rigurosa, un seguimiento estricto, y se realiza en dependencia del riesgo que tengan los pacientes. Si padecen de alguna patología o no, se alarga o se reduce el tiempo de consulta y seguimiento".
Como ningún doctor quiere tener en su área embarazos malogrados, normalmente se esfuerzan porque todo salga bien, aunque según Tania "a veces se escribe lo que debe ser y no lo que realmente fue, porque entonces viene las supervisiones y te empiezan a dar palos".
"Si la embarazada no fue porque no quiso ir a una de sus consultas, el responsable es el doctor. Si no hubo corriente y no se pudo hacer el ultrasonido, los responsables también somos nosotros. Y con las lactantes ocurre algo parecido", señala.
Los médicos de la familia son los encargados, no solo de hacerles el seguimiento médico, sino de avisar personalmente en su casa a cada una de las embarazadas que atienden.
"Es una historia compleja y desbalanceada donde me responsabilizan de algo sobre lo que no tengo control porque no cuentan con los niveles de ignorancia que tiene la población cubana. No basta con decir que somos el pueblo más culto de la tierra", se queja la doctora Tania.
El suplemento vitamineral para embarazadas es una prescripción médica para todas. Yenia cuenta como estuvo dos meses sin tomar las pastillas. Son gratis, pero "no había", dice. "Lees la cajita y dice que son para 'las deficiencias nutricionales específicas en el embarazo', pero yo me sigo preguntando si no es mejor tener comida".
Los ginecólogos van de consultorio en consultorio médico viendo a las embarazadas que deben o las que encuentran. La historia clínica de Elizabeth, residente en Alamar, la tiene la ginecóloga de su área, pero no coinciden en tiempo y espacio. A sus 28 semanas de gestación deberían haberle hecho tres cálculos de peso y no le han hecho ninguno.
Para las embarazadas de Guanabo, Alamar, Cojímar, El Bahía, Casablanca y el Camilo hay una sola consulta de genética. "Hay que marcar a las 4:00 de la mañana. Es verdad que nos atienden a todas, pero corres el riesgo de llegar a las 6:00 de la mañana e irte a las 6:00 de la tarde", asegura Yenia.
"Pero no es lo único, al clínico, que antes venía al consultorio, ahora hay que buscarlo al policlínico; y mi historia anda regada porque estuvimos cuatro meses sin médico de la familia. Creo que lo único que ha funcionado ha sido el nutricionista porque el dentista es otro fenómeno más", critica.
Luego de nueve meses de gestación, el parto es asistido por el médico de guardia que no tendrá conocimiento previo de la evolución del embarazo. El tarjetón, una especie de historia clínica que la embarazada debe llevar encima es la única conexión entre ella y el desconocido que le toque.
"No he tenido tarjetón ni un solo mes, sino unas cuantas hojitas blancas. Sin embargo, vas a La Cuevita (mercado ilegal) y te los encuentras a 5 CUC", afirma Elizabeth.
Yesenia ya parió, en el Hospital Materno Hijas de Galicia, situado en Luyanó. "Apenas podía dar de mamar y me encontré con que las enfermeras vendían la leche maternizada a 20 pesos la onza. ¿Qué tuve que hacer? Comprarla", relata.
Hay quien justifica a las enfermeras diciendo que allí se ve de todo. "Las que paren y no quieren lactar para que no se les caigan los senos; las que les duele que el bebé succione; las que se deprimen y no quieren saber que parieron; las adolescentes que no saben ni lo que quieren".
Dos libras de carne, una bolsa de leche
El Gobierno dice que durante el primer semestre del año el país tuvo un crecimiento económico del 4,7, pero las embarazadas no han visto aumentar las dos libras de carne de res, ni la bolsa de leche mensual, ni el "cuartico" de pollo de la dieta, que no incluye pescado ni cualquier otra proteína necesaria.
"Si vas a salir embarazada no cuentes con lo que te deben dar. Piensa mejor en lo que puedas comprar en la tienda", advierte Yesenia. "Parí y se quedaron debiéndome el primer pollo y como dos bolsas de leche que nunca llegaron a la bodega".
"Y la dieta de la bodega te la dan si tienes el acta del dentista", apunta Yenia como "una de las cosas más absurdas" que le han pasado.
En las tiendas en moneda nacional entran una vez al mes colchones de espuma a 40 pesos. La bolsa de la canastilla lleva 20 metros de tela antiséptica para que la madre mande a cortar, coser y bordar los pañales; un frasco de colonia, uno de aceite, dos biberones, una toalla, un jabón marca Nacar y un módulo de ropa.
"En la tienda te venden la canastilla cuando tienes más de 28 semanas. Y en esta me salvé porque te dan un bolsito de acrílico. Con la barriga anterior me vendieron las cosas en un saco de yute", comenta Yenia.
"El conflicto para nosotras las mujeres es grande", lamenta Adriana. "Durante el embarazo una se pone tierna y quiere comprar lo mejor para el bebé. Pero la práctica nos gana. Es escoger entre alimentarte bien y comprar un coche de 40 CUC en adelante; es pensar en los culeros desechables para lavar menos o en las toallitas húmedas".
"Los niños cubanos están criados con lo que dejaron los primitos, los sobrinitos o los vecinitos", dice Nely. "La cuna me la prestaron y resultó que a mitad de la historia la dueña salió embarazada de nuevo y tuve que devolvérsela y pasar a la niña a un catrecito hasta que pude encontrar otra cuna".
Nonarda confiesa que se ha visto aconsejando a sus amigas solteras que es mejor ni intentarlo.
'Él me ayuda cantidad'
Siglo XXI en curso y todavía la frase "él me ayuda cantidad" es un lema entre las mujeres cubanas. Se perciben las obligaciones de la paternidad como un esfuerzo extra que hay que agradecerle a los hombres.
"Sobre nosotros cae el monstruo de siete cabezas que es mantener una familia en Cuba", dice Alberto. "Cuando me enteré de los míos tuve ganas de correr, pero me contuve".
Pin se clasifica a sí mismo como "el mejor padre del mundo" porque no deja de pasar una mensualidad. Pero no ha vivido ninguno de los tres embarazos junto a las mujeres con que ha tenido hijos.
"Cada vez las mujeres acuden menos a la justicia para hacer valer los derechos de sus hijos con respecto a los deberes de los padres. Es que las pensiones, que se valoran según el salario de los hombres, siguen siendo una miseria", dice una abogada de bufete colectivo que no quiere ser identificada.
"No basta con un dinero mensual los hijos llevan atenciones que al ocurrir un divorcio, se fracturan con la misma facilidad con que se perdió el matrimonio", agrega.
Samanta es un ejemplo de eso. "Adel me da dinero para la bebé cuando no está celoso o bravo conmigo. Es como si todas las frustraciones que provoca el machismo las descargara en la familia", dice.
Otro problema es la emigración.
"Nosotros no queríamos tener hijos hasta que no lográramos irnos, pero salí embarazada, llegó la oportunidad y había dinero solo para uno", cuenta Elizabeth. "Yunier se fue para Ecuador y, aunque viene con bastante frecuencia, hay muchas cosas que está viviendo por correo electrónico", añade.
Entre otros hombres "la ayuda" se extiende hasta verse implicados directamente en la educación de sus hijos. Pero a veces la crítica de terceros se convierte en un catalizador de complejos.
Son muy pocos los que como Radamet, lava y plancha a la par de su pareja. "Si de todas formas van a hablar, qué más da que mientras ellos se entretienen metidos en lo que no les importa, yo vaya adelantando en la casa".