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Internet

'Ni bancos ni buena conexión ni un carajo'

Los habaneros quieren navegar de cualquier modo. Más sobre internet: Puntos de WiFi públicos (Mapa) / La incapacidad de ETECSA

La Habana

Como en medio de una feria la gente va a conectarse al parque Fe del Valle.

"Teclado y mouse a 27", avisa un negociante, y para dar credibilidad a su venta cuenta cómo ese que tiene en la mano ya lo tiene vendido porque "son buenísimos".

"Manos libres, mami, para que oigas mejor", se oye decir a otro y, cuando la "mami" le pregunta por el precio, él se acerca como si a la misma vez la quisiera seducir, y le responde:  "A siete".

"Tarjeta de una hora a tres", dice otro y no se detiene mucho. "Porque a nosotros nos tienen marcados", explica, pero la gente ya sabe a quién preguntarle si se les acaba la hora que compraron a 2 CUC en cualquier telepunto de ETECSA.

"Conectify, conectify", es el pregón más reciente. "A dos pesos la hora, conectify."

"Esta es la competencia de los vendedores de tarjetas, que eran a su vez la competencia de la ineptitud de ETECSA", comenta Karolina, que no es primera vez que se ve obligada a conectarse de ese modo porque "en los telepuntos se pierde el día entero".

Conectify permite que desde una laptop sea amplificada una red WiFi que a su vez distribuye la señal WiFi de ETECSA a través de los usuarios que crea cada tarjeta de internet que vende la empresa. Eso implica que las siete u ocho personas que se conecten tienen que estar a menos de un metro de distancia del proveedor.

"Por ejemplo, en el parque Fe del Valle hay uno que se llama K-star", cuenta Karolina.  "Ese tipo está quintuplicando como mínimo su inversión, pero lo más jodido es que la conexión es peor de lo que ya está porque con la escondedera hay que alejarse demasiado de la antena WiFi."

Y si alguien protesta el propio K-star dice: "No, ya eso es problema del Gobierno. La conexión de ETECSA es muy mala".

K-star, como los demás, brindan otros servicios. Pasar Imo por bluetooth e instalarlo, o cualquier otra aplicación por sencilla que sea, cuesta un dólar o más.

"Oye, y con el calor que hace los ves todos los días por la tarde aglomerados. Unos hablando por Imo con la familia; el tipo de la laptop cogiéndole y trasteándole los dispositivos a todo el que quiere conectarse a través de él; el intermediario que pregona el servicio toreando a la gente para que se pegue más; el vendedor de cualquier cosa que no está conectado, peligrosamente pegado a las carteras de la gente…", enumera Luis, trabajador de la Feria de Flogar.

Y agrega: "Aquí es a dos, pero en el Vedado era hasta hace unos días a 1 CUC la hora. Pero claro, la policía abre más fuego aquí que en el Vedado. Y ese intermediario que aparentemente no pinta nada es la conexión con la policía también. A mí no hay quien me meta un cuento porque yo los veo todos los días y estos tipos son de todo".

"Si no los cogen con la mano en la masa, no hay manera de detenerlos", apunta un informático de ETECSA, que prefiere no ser identificado. "Y por mí, qué bien, ¿no?"

Además aconseja: "Si quieres mandar algo conflictivo, no entres por tu usuario de Nauta. No tenemos cómo rastrear cada tarjeta que vendemos. Esa es una ventanilla a la libertad que significa internet".

"Aquí no hay ni baños ni comida, el vendedor de mani pasa muy poco, y si no traes agua de tu casa ni sueñes en comprarla en el 'Rapidito' de la esquina, porque casi nunca hay", Karolina termina de contar su experiencia.

"Qué bucólico, ¿verdad? La gente tirada en las esquinas, sobre la acera o sobre la hierba, tratando de coger internet", se ríe Yahima Rodríguez, profesora de Español, ahora enfermera. "Y el periódico con un artículo a doble página diciendo lo linda que se ve la juventud así. Serán cínicos. Ni bancos ni buena conexión ni un carajo."

En La Rampa la gente se puede conectar donde quiera pero no se puede sentar frente a ninguna institución del Gobierno porque los custodios te sacan con el pretexto de que es "un centro de trabajo".

En ETECSA

Son las 8:30 de la mañana y ya hay una cola para entrar a ETECSA que asusta. La gente casi madruga para poder recargar la cuenta Nauta o para sentarse en la máquina a revisar el Nauta o para habilitar la cuenta Nauta en el teléfono o para cualquier otro de los servicios no relacionados con internet. Y eso puede costar horas del día.

Para Nauta hay dos colas. Una para quien necesite sentarse en la máquina directamente y otra para quien necesite primero recargar. Si quiere hacer las dos cosas, tiene que hacer las dos colas.

Los bonos de recargar Nauta, que se suponían un alivio, no hay manera de utilizarlas si no se accede a las máquinas de ETECSA.

Mientras, lo que se escucha decir ilustra más que cualquier artículo publicado en Granma o Juventud Rebelde.

"Niña, WhatsApp es una mierda. El mejor es Imo", le dice una muchacha a la otra porque quizás no sepa que ni WhatsApp ni Skype ni ninguna de las compañías que ofrecen servicios gratuitos en el mundo tienen contratos con Cuba.

"Tú sabes lo que es que con tanta gente que trabaja en ETECSA solo haya una muchacha para atendernos", dice otra persona de la cola. "Hay más gerentes que trabajadoras y todas con tacones."

Siempre hay más de una persona que no entiende por qué al mes de recargada la cuenta "si yo la he estado utilizando desde el teléfono, se me inhabilita y entonces tengo que venir a recargarla de nuevo".

Hay más que no entienden cómo "no hay WiFi alrededor de ETECSA y nos ahorramos la cola. Si de todas formas hay que pagarla, no?"

"Las muchachitas esa que nos atiende tiene tremenda paciencia porque mira que viene gente socotroca", comenta otro en la cola.

Algunos confiesan que han llegado muy tarde a "eso de la internet" y que ahora no entienden "ni jota".

En los hoteles

"Si el periódico publicó que aquí podían venir a conectarse, mintió", dice una funcionaria del Hotel Sevilla como respuesta a una usuaria que ha ido a protestar porque el guardia de seguridad estaba desalojando a los cubanos que se encontraban en el lobby.

"Lo peor es que miente para que tú y yo nos enfrentemos y que ellos sigan siendo los buenos", y explica cómo nunca en ningún hotel nadie se ha dignado a responder.

"La WiFi nuestra tiene alcance para solo 80 personas", explica, "y si no satisfacemos la demanda de los clientes que se hospedan aquí, entonces ellos nos devuelven las tarjetas, nos exigen que le devolvamos el dinero, que tiene que salir del hotel porque ETECSA no permite devoluciones. El hotel Parque Central puede darse el lujo de admitir a más usuarios de internet porque ellos son un centro de negocios".

En el hotel Parque Central la política para excluir es otra.

"Antes uno entraba y subía al segundo piso. Allí había hasta un salón con aire acondicionado para que nos conectáramos, pero después que abrieron las WiFi en los parques alguien pensó que era suficiente y chao. Ya no se puede", explica una desconocida que se conectaba habitualmente en este hotel, donde ahora se puede entrar siempre que se consuman las tarjetas al precio en que lo compran los huéspedes.

No obstante, la gente se pega a las paredes, coge la WiFi y se conecta.

"Y para que tú veas, los guardias de seguridad se portan bastante bien. Si no estás obstruyendo el paso ni se dan cuenta que estás ahí", dice la misma desconocida.

Así ocurre en todos los hoteles, salvo en el Capri, donde se ponen muy agresivos si los que intentan acceder a la WiFi del hotel se pegan a sus muros o siquiera se paran en la acera.

"A no ser que compres un café a 2,50 CUC o te tomes una cerveza medio caliente al mismo precio. Pero lo que la gente no sabe es que en la acera de enfrente hay mejor conexión",  confiesa Adriana, que ha probado en ambos lugares. "Dentro de la cafetería hay mucho aire acondicionado y todo, pero nada. La señal coge fuerza apenas se sale del lugar."

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