Back to top
Aduana

Los agentes de la intimidación

La prensa oficialista publica noticias sobre una operación de contrabando desmontada en la Aduana. La noticia sirve como advertencia, ¿pero contra quiénes?

La Habana

El pasado 11 de noviembre Juventud Rebelde publicó una noticia titulada "Frustra Aduana del Puerto de la Habana intento de evadir el control". La noticia declara que alguien a quien no identifica quiso entrar en Cuba piezas de motocicletas, incluidos motores, habiendo declarado inicialmente que se trataba de plantas eléctricas.

Del mismo modo, dice la noticia, la persona reconoció sus intenciones de entrar esos equipos de manera encubierta. Por último, el texto reproduce el artículo del Código Penal que sanciona "al que introduzca o intente introducir en el país objetos o mercancías sin cumplir las disposiciones legales".

Una de las cosas que más llama la atención del texto es el tema. Nuestra prensa no suele reflejar los hechos delictivos ni criminales, nunca hemos sabido los cubanos los índices de homicidio, agresiones violentas o robos, que sufre nuestro país. Tampoco los delitos asociados a la corrupción o el contrabando como en el caso descrito.

La publicación de noticias de este tipo tienen siempre tres intenciones marcadas. Primero, envilecer al que ha cometido el delito. Entonces se le pone su nombre con apellidos. A inicios de noviembre, la prensa oficial anunció las penas dictadas contra los autores del fraude masivo con los exámenes de ingreso a la Universidad a finales del curso escolar pasado. Los autores del fraude lucraron con exámenes de carácter nacional y obligaron a repetir la convocatoria. Al informar de las sanciones, los nombres y apellidos de los culpables aparecieron en letras mayúsculas realzadas en negro. Pero no es esa la intención en la noticia que nos ocupa. En su redacción, el nombre del sujeto que intentaba entrar de manera ilícita las piezas de motocicleta no se menciona.

La segunda razón por la que puede aparecer una información así es por la magnitud del crimen cometido. Son crímenes extraordinarios y la información asociada a ellos se propaga con gran velocidad al margen de los medios estatales. En ocasiones, sin embargo, nuestra prensa puede reflejarlos.

Así pasó en marzo de este año cuando un joven asesinó a un hombre, su hijo y la mujer que lo cuidaba. Los asesinó golpeándolos mientras dormían y luego huyó. Las fotos del criminal y de las víctimas se propagaron por medio de memorias flash y la prensa dio alguna noticia al respecto. Tampoco es esta la razón en este caso, pues el contenido del texto y la foto publicada por Juventud Rebelde reflejan un delito de poca gravedad.

Queda una tercera razón para la publicación de la noticia y es la intimidación. Las restricciones aduanales para la importación de productos sin carácter comercial, emitidas en julio pasado y que disminuyen las posibilidades de importación de bienes por particulares, son de extraordinaria impopularidad.

Como mismo la prohibición desde inicios de este año de las mesas que vendían al menudeo ha forzado una red clandestina de comercio, las medidas para disminuir la importación han acentuado el incremento de los delitos de contrabando y soborno. Ambos, la prohibición de venta al menudeo y ahora la dificultad para importar, son una importante fuente de recursos financieros para el cubano corriente. Cubanos simples que buscan, ahora por medios ilegales, mantener los ingresos que hasta meses atrás obtenían de manera legítima. A estos son a los que busca desestimular la noticia de Juventud Rebelde.

No está dirigida esta noticia contra los grandes contrabandistas cubanos que se asocian con las autoridades necesarias para sacar o entrar al país grandes volúmenes de mercancías. De esos que desde hace años venimos recibiendo fuertes evidencias de que se han entremezclado con las autoridades políticas y los clanes familiares agrupados tras décadas de detentar el poder. Y que son los mismos que administran sin rendir cuentas las fabulosas inversiones brasileñas en el puerto del Mariel y los recursos interminables robados a los médicos cubanos contratados en el exterior.

Tampoco está dirigida la noticia contra el contrabando organizado por el Estado cubano, como el que enterró en miles de sacos de azúcar un importante alijo de armas dirigido al gobierno criminal de Corea del Norte y que, para hacerlo llegar allí, intentó violar las normas panameñas que rigen el tráfico marítimo del Canal de Panamá, la legislación internacional para el transporte de mercancías, y las disposiciones de la ONU contra el comercio de armas desde y hacia Corea del Norte.

La noticia está dirigida contra el cubano simple que ha buscado, en las últimas décadas, un modo de ganarse la vida en la importación de objetos deficitarios. Es un comercio de poquitos que consigue suplir de grandes carencias a las incipientes iniciativas privadas y a la vida doméstica, pero que también amenaza los ingresos del monopolio comercial estatal. Contra ese cubano, contra sus posibilidades de ganarse la vida dignamente, ha estado dirigida la política del castrismo y la prensa cubana es una parte fundamental de su lógica intimidatoria.

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.