Lee Harvey Oswald tenía lazos más cercanos con la inteligencia de Cuba en los meses previos al asesinato de John F. Kennedy que lo que se creía, según un nuevo libro de un exanalista de la CIA, informa Reuters.
La agencia mintió sobre su conocimiento de esos lazos a la Comisión Warren que investigó el crimen, según Brian Latell, encargado de inteligencia nacional de la CIA para América Latina entre 1990 y 1994 y autor del libro Castro's Secrets: Cuban Intelligence, the CIA, & the Assassination of John F. Kennedy, que saldrá a la venta este martes.
La Habana también ocultó lo que sabía de Oswald, escribe Latell, citando una grabación de la CIA de una conversación entre dos agentes del servicio secreto cubano que revelaron archivos desclasificados.
"Estoy convencido de que Oswald estaba comprometido con los cubanos", dijo Latell a Reuters.
Aunque tiene cuidado de no sugerir que Oswald mató a Kennedy por instrucciones de La Habana, Latell dice que nuevas evidencias confirman la creencia generalizada de que el motivo de Oswald para matar a Kennedy era un ferviente deseo de impresionar a Fidel Castro.
"Estoy convencido de que quería desertar a Cuba", dijo Latell. "Amaba a Cuba y Castro, y quiso unirse a la revolución".
El libro de Latell, una edición revisada de un trabajo anterior sobre la inteligencia cubana publicado el año pasado, se basa en nuevas piezas del rompecabezas reveladas por varias fuentes, incluyendo las memorias inéditas de Thomas Mann, el embajador de Estados Unidos en México en el momento del asesinato, así como una entrevista con un exagente de la inteligencia cubana y documentos gubernamentales desclasificados.
Se sabe que siete semanas antes del asesinato de Kennedy el 22 de noviembre de 1963, Oswald viajó a la Ciudad de México en autobús con la esperanza de obtener una visa de la embajada cubana allí para visitar La Habana.
El Gobierno cubano le negó la visa, pero el viaje y la conocida simpatía comunista de Oswald han generado muchas sospechas sobre la participación de La Habana en la muerte de Kennedy, aunque no se ha encontrado ninguna evidencia.
"Lo que él hizo durante la mayor parte del tiempo que pasó en la capital mexicana sigue siendo tal vez el misterio sin resolver más importante del asesinato de Kennedy", escribió Latell, que pasó gran parte de su carrera trabajando para la CIA.
Los funcionarios estadounidenses nunca admitieron todo lo que sabían, temiendo tal vez enfrentarse a la presión pública para tomar represalias contra La Habana si se daba a conocer una mayor evidencia de una relación con ese país, argumenta Latell.