Back to top
Economía

La ONAT y los cuentapropistas

La Oficina Nacional de Administración Tributaria y la ineficiente infraestructura estatal, una pinza contra los emprendedores.

La Habana

A pesar de la propaganda oficialista, insistente en las facilidades que se han otorgado para el desarrollo del trabajo por cuenta propia, aún persisten barreras que apuntan en dirección contraria. Los altos impuestos, la falta del mercado mayorista y el desestimulo a la contratación de más de cinco trabajadores son algunas de ellas.

En días recientes salieron a la luz varias de las deficiencias que afronta la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), las cuales, de una manera u otra, repercuten desfavorablemente en el desempeño del cuentapropismo. Un grupo de estudiantes universitarios, de las especialidades de Derecho y Economía, visitaron a contribuyentes morosos y la oficina de la ONAT del capitalino municipio de Plaza de la Revolución. En esta última detectaron la desactualización de su base de datos estadísticos, algo para alarmar a cualquiera, si se toma en cuenta que allí casi todo el trabajo es automatizado.

Lo anterior ha ocasionado que todavía se considere como activos a cuentapropistas ya fallecidos; que se tenga en la relación de contribuyentes morosos a personas que han pagado sus impuestos, incluso con el correspondiente recibo bancario que lo acredita; que se mantengan las direcciones antiguas de trabajadores por cuenta propia que cambiaron de domicilio; y que aparezcan consignados como deudores muchos cuentapropistas que causaron baja hace varios años.

Tamaño descontrol incide sin duda en el resultado de la labor que la ONAT —y seguramente muchas de sus homólogas en el país, pues se da por descontado que las deficiencias no son privativas de la ONAT de Plaza— desarrolla en estos momentos: la fiscalización de las Declaraciones Juradas de ingresos personales correspondientes al año fiscal 2012.

Es decir, los inspectores fiscales comparan los ingresos declarados por cada cuentapropista con las presunciones hechas con anterioridad, y de esa forma identifican a los contribuyentes que han subdeclarado dichos ingresos, los califican como evasores del fisco, y les aplican las multas y sanciones correspondientes. Mas, ¿qué sucede si, como consecuencia del desorden, la ONAT confunde el nivel de ingresos que debe declarar el poderoso propietario de una paladar, con el modesto monto que se espera de un anciano desvalido vendedor ambulante de maní?

Más deficiencias, más problemas

Claro que las deficiencias técnicas de muchos de los empleados de la ONAT, y las inadecuadas condiciones que presentan varios de los locales de estas oficinas, son elementos que conspiran también contra la buena marcha del trabajo por cuenta propia.

Es muy común arribar a cualquier oficina de la ONAT, preguntar una duda tributaria, y apreciar que casi ninguno de los empleados es capaz de aclararla. Hasta los propios especialistas de la ONAT nacional reconocen las lagunas que exhiben sus colegas de las oficinas municipales, y por tanto se preparan cursos de superación para tratar de enmendar semejante situación.

En lo concerniente a los locales, bastaría con mencionar lo que sucede en el municipio Cerro. Allí la oficina de la ONAT se halla en los bajos de uno de los edificios de 20 plantas que bordean la populosa Esquina de Tejas. Se trata de un local pequeño y estrecho, en el que precariamente caben los buros, archivos y computadoras de sus empleados. Los cuentapropistas que acuden a esa oficina deben aguardar afuera, a menudo en largas colas a la intemperie, bajo el peligro de ser golpeado por algún objeto lanzado desde los pisos superiores. Desde la primera campaña de Declaración Jurada de ingresos personales, en 1996, los trabajadores de la ONAT del Cerro han gestionado ante el Gobierno y el Partido municipales la consecución de un local con mejores condiciones. Hasta el momento, todo ha sido en vano.

Por otra parte, desde hace tiempo se advertía que la inexistencia de un mercado mayorista, además del perjuicio que ocasiona a los cuentapropistas, iba a perjudicar a la población en general. Pues bien, el problema ha aflorado en los últimos días con el pan que se oferta de forma "liberada" en los establecimientos de la Cadena Cubana del Pan.

Hasta hace poco, en cualquiera de esas panaderías el pan estaba disponible las 24 horas del día. Sin embargo, de un tiempo acá, las colas son tortuosas, y la venta de pan es escasa. Los directivos de la Cadena Cubana del Pan opinan que están produciendo la misma cantidad de pan, pero que la demanda ha aumentado. Claro, los propietarios de cafeterías y paladares que ofertan alimentos con pan lo compran por sacos, ante las protestas de los ciudadanos que permanecen en las colas.

Se ha informado que la infraestructura productiva no permite aumentar los niveles de producción. Una variante sería la venta del pan en horarios diferenciados para los cuentapropistas y la población. Sin embargo, ¿es reorganizar y multiplicar las colas la solución de un asunto poco menos que estratégico en la denominada "actualización del modelo económico"?

 

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.