Una cubana transexual pide una Ley de Identidad de Género en una entrevista con la prensa oficial

Aunque la inclusión de una Ley Integral contra la Violencia de Género en el cronograma de la Asamblea Nacional cubana de mayoría femenina luce lejana, más remota parece la posibilidad de que se apruebe en Cuba una Ley de Identidad de Género, que garantice el respeto y la protección contra toda forma de discriminación a las personas transgénero en la Isla.

Pese a que la Constitución refrendada en 2019 y el Código de Trabajo prohíben la discriminación por motivos de identidad de género, en la práctica estas disposiciones no son suficientes. Así lo expresa Mía Rochelle Ramos Peraza, una joven cubana transexual, en entrevista con el medio oficial Escambray.

Ramos Peraza afirma que cuenta con el apoyo de su familia, pero durante su vida como estudiante ha tenido que enfrentarse al hecho de que las personas no respeten su identidad de género.

"Con las amistades nunca he tenido problemas porque he sabido elegir bien a quienes me rodean. Mas, en la secundaria sí choqué con los criterios del director. Luego, empecé el técnico de nivel medio en Enfermería y allí no asimilaban que las mujeres transexuales existimos. No me querían decir Mía, sino mi nombre legal, me entregaron el uniforme de modelo masculino", explica.

Debido a las incomprensiones y manifestaciones de discriminación que sufría por parte de algunos docentes en la escuela donde estudia el técnico de nivel medio en Enfermería,  el Servicio de Orientación Jurídica del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) en la provincia de Sancti Spíritus dialogó "con quienes conducen los procesos" en el centro estudiantil.

La nota no aclara qué se acordó en esa reunión, pero fuera lo que fuera, no se ha cumplido "del todo", según Ramos Peraza.

"Muchos profesores, los de siempre, me llaman Mía, pero a los otros les cuesta. Cuando dicen el nombre del registro me ofrecen disculpas. Creo posible equivocarnos una o dos veces. Ya más es porque lo desean hacer. Si algo bueno me trajo la Covid, el tiempo que estuve fuera de la escuela, resultó el enriquecimiento de mi inteligencia personal. Tanto así que ya no me molesta que lo hagan porque estoy clara de la mujer que soy".

Pese a tener magníficas calificaciones en la secundaria que le permitieron matricular en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE), Ramos Peraza no empezó las clases en ese instituto porque hubiera tenido que vestirse de varón.

"Averiguamos y nos confirmaron que debía estar vestida de hombre, según consta en mi Carné de Identidad y lo que creen muchas otras personas que soy. Decidí entonces la otra opción. Ya había vivido mis tres últimos años como estudiante en un verdadero cautiverio. En ese momento, mi prioridad era mi proceso de transición", cuenta.

Ramos Peraza considera que ha sido afortunada con respecto a otras mujeres transgénero de la Isla, porque no todas pueden viajar a La Habana, que es donde único existe acceso al tratamiento hormonal. "De manera directa e indirecta, eso provoca que muchas consuman otros medicamentos".

Sin embargo, pese a sentirse privilegiada en ese aspecto, también ha sido víctima de los vacíos legales que afectan a las personas transgénero en la Isla.

"En cambio, sí he sentido en carne propia los vacíos jurídicos y administrativos que nos desprotegen e impiden que el proceso de transición logre su concreción en otros aspectos como el cambio de nombre en los documentos legales. De ahí que considero tan importante la existencia de una Ley integral de género (Ley de identidad de género) que, como el Código de las Familias, visibilizaría una realidad desde la inclusión".