Como hiciera Rusia, China instalará un observatorio astronómico en Cuba: ¿para observar las estrellas?

Después de que Rusia inaugurara en enero de 2022 un observatorio astronómico adjunto al Instituto de Geofísica y Astronomía (IGA) de La Habana, nuevos proyectos en esa dirección acaban de ser anunciados por la prensa de Moscú.

De acuerdo con el sitio oficial Sputnik, entidades de ambos países prevén la instalación de otros dos telescopios rusos en la Isla: uno de 25 centímetros y otro de un metro de diámetro, este último reflector, "que contribuirían a la observación de objetos más débiles" que planetas y estrellas, precisa la nota.

Según un amplio reporte desde La Habana, el observatorio del IGA será trasladado en el futuro al Valle de Picadura, ubicado al sur de Canasí, casi en los límites entre Mayabeque y Matanzas, zona "provista de condiciones de cielo oscuro y pocas precipitaciones, en comparación con otras regiones del país", comenta Antonio Alonso, ingeniero en Telecomunicaciones y especialista del instituto cubano.

El reporte no menciona que esa ubicación coloca al observatorio justo frente a la península de Florida, donde existen objetivos militares claves de EEUU, como el Comando Sur.

Los expertos cubanos califican estas instalaciones como "prioridades dentro de la colaboración bilateral" ruso-cubana, ahora que los lazos estratégicos se estrechan.

De acuerdo con Sputnik, desde la nueva ubicación del observatorio los expertos rusos valoran la posibilidad de hacer estudios de fuentes radioastronómicas y de otra índole, sin precisar cuáles.

Asimismo, agrega el reporte, el observatorio posee una estación para el registro de las condiciones meteorológicas y un sistema de recepción de satélites de posicionamiento global ruso GLONASS.

"Si tenemos en cuenta la distancia entre esta estación receptora y las ubicadas en Rusia, podemos concretar numerosos estudios, desde el aumento de la precisión de este sistema hasta la percepción sobre movimientos de la corteza terrestre", asegura Alonso.

El observatorio cuenta con un astrógrafo, tipo de telescopio utilizado para tomar fotos astronómicas, que es uno de los dispositivos aportados por Rusia mediante convenios firmados con los institutos de Astronomía Aplicada (IPA) y de Astronomía (INASAN), ambos de la Academia de Ciencias de Rusia, además de financiados por Moscú.

Ese telescopio permite la obtención de imágenes de gran campo que abarcan una numerosa cantidad de objetos, si bien el trabajo hasta la fecha radica fundamentalmente en la observación de estrellas variables de rotación rápida y de asteroides, asegura el reporte.

En sus declaraciones, Alonso reconoce que los astrónomos cubanos "mantienen continua comunicación con los expertos rusos, durante las visitas que ellos realizan" a la Isla, "para el impulso de proyectos conjuntos asociados a la investigación de los objetos astronómicos luminosos".

"La posibilidad de colaboración es amplia y diversa. Esto es la primera vez que se hace en Cuba. Transitamos de instrumentos bastante antiguos hasta esta posibilidad de incorporar tecnología moderna. El telescopio está equipado con un carrusel de filtros fotométrico que favorece la obtención de imágenes del fondo del cielo en distintos rangos de frecuencias luminosas", especifica.

De igual manera, subraya el ingeniero, el telescopio cuenta con una cámara CCD de 4096 x 4096 píxeles, acondicionada para la reducción del ruido térmico y el registro de imágenes muy débiles, y una montura automatizada que contribuye a su orientación precisa y al rastreo del movimiento sideral de las estrellas, como consecuencia de la rotación de la Tierra. Las fotografías obtenidas en este proceso poseen una alta calidad.

El reporte de Sputnik asegura que la colaboración internacional en el IGA se extiende además a la cooperación con el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para el estudio de la ionosfera, campo magnético, clima espacial y paleomagnetismo; intercambios con el Instituto de Hidráulica de Cantabria, en España, en el campo de las afectaciones como consecuencia del cambio climático; así como proyectos con los países de la Comunidad del Caribe (CARICOM); y con el Instituto del Ambiente de Estocolmo, en Suecia, para temas de agua y saneamiento, bioeconomía y economía circular.

Pero llama la atención un elemento presuntamente menor en el reporte: según el medio ruso, existe un memorándum de entendimiento con China, que está interesada en la instalación en Cuba de un telescopio propio, así como del sistema de posicionamiento por satélite BeiDou, que complementaría el trabajo del GLONASS ruso ya operativo en la Isla.

El BeiDou está operativo desde 2020 y otorga cobertura global a China con su propio sistema de navegación, el BDS, lo que le permite, al igual que Rusia con el GLONASS, o Europa, con el Galileo, obtener independencia del Sistema de Posicionamiento Global, o GPS, de EEUU.

Con 30 satélites en órbita y una inversión de 10.000 millones de dólares, el BDS promete una mejor y más precisa cobertura de navegación global que el GPS, según Pekín. Su diseño original estuvo a cargo del Ejército del gigante asiático. 

El proyecto de emplazar estas tecnologías chinas en Cuba se da a conocer poco después del intercambio de acusaciones entre Washington, Pekín y La Habana acerca de la existencia desde hace varios años de un centro de espionaje chino en una base militar al sur de la capital cubana y de planes para montar un centro de entrenamiento militar en la Isla.  

No obstante, el observatorio astronómico ruso que ya funciona en Cuba parece todo menos un centro de espionaje. Ello, si se obvia que a su inauguración en 2022 asistió, según la propia prensa oficial cubana, Vitaly Grechukha, quien estuvo registrado en la dirección de la sede central de la Inteligencia Militar (GRU) antes de ir a Cuba, donde trabaja en la Embajada de Rusia bajo la cobertura de secretario de la sede diplomática.

Grechukha, parte de una red de decenas de agentes del GRU y del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR) del Kremlin que operan desde Cuba un centro de espionaje que habría servido a Moscú para dar seguimiento a las operaciones de vigilancia sobre EEUU que hasta hace dos décadas hacía la base de espionaje de Lourdes, fue mencionado en un amplio reportaje sobre esa trama de espías denunciada por The Insider, revista especializada en periodismo de investigación, verificación de hechos y análisis político con sede en Riga, Letonia.

Además de operativos del GRU y el SVR, en La Habana estarían expertos rusos en ciencia de cohetes, tecnología informática y matemáticas, todos transferidos en secreto a Cuba para ¿usar tecnología de espionaje y ubicación de objetivos de interés militar en EEUU?

Si bien el centro de espionaje de Lourdes, que entre 1967 y 2001 estuvo ubicado en la zona donde hoy funciona la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), en las afuera de La Habana, dejó de estar operativo en su forma original, ¿qué mejor tapadera para ejecutar operaciones de espionaje que un observatorio astronómico?

The Insider recordó en su reporte que al menos desde 2014 existen rumores de que la estación de espionaje rusa en Cuba habría sido reactivada, ahora con menos visibilidad y un equipo de menores dimensiones.

Si a todo lo anterior se suma la entrada al escenario de un actor como China, el régimen de Cuba podría estar brindando su territorio para operaciones demasiado sensibles para el vecino del norte. Ello, mientras su sociedad civil permanece ajena a lo que se cuece entre bambalinas.