El ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang, fue destituido, según informaron el martes los medios estatales del gigante asiático, noticia que acabó con la incertidumbre en torno a la suerte del funcionario, después de un mes sin aparecer en público.
Qin Gang, en el puesto desde diciembre de 2022, "fue separado del cargo de ministro de Exteriores" y reemplazado por su predecesor, Wang Yi, reportó la agencia oficial de noticias china Xinhua.
La nota oficial, firmada por el presidente Xi Jinping, no ofreció las razones para el cese de Qin.
Pekín había mantenido un hermético silencio durante semanas sobre el paradero de Qin, desatando una tormenta de especulaciones sobre si había sido destituido o estaba siendo objeto de una investigación oficial, o incluso si sufría problemas de salud.
En redes sociales, sin embargo, una de las teorías más virales sobre la desaparición del funcionario es su supuesta relación extramatrimonial con la periodista del canal Phoenix TV, Fu Xiaotian.
No obstante esas versiones, el cese del canciller supone, según los expertos, un revés para el mandatario, quien catapultó al ministro saliente a su poderoso cargo hace menos de un año por delante de otros diplomáticos de mayor edad y trayectoria.
"Si la gente quería ver en una pantalla grande la opacidad del sistema chino y cómo eso puede afectar, aunque solo sea temporalmente, la ejecución de las políticas, entonces aquí tienen un ejemplo claro de ello", comentó al diario The New York Times Richard McGregor, investigador principal del Instituto Lowy en Sydney, quien estudia la política exterior china.
"No es un episodio decisivo para Xi, pero sus críticos disfrutarán con ello, aunque no se atrevan a decirlo en público", estimó.
"Si hay algo de sustancia en los rumores, es un recordatorio de que en el sistema del partido tu vida privada puede estar tan sujeta a regulación como tus deberes públicos. Aunque, en este caso, la conducta de un canciller tiene implicaciones para la seguridad nacional", apuntó McGregor.
Hace unas semanas, el Gobierno chino alegó "motivos de salud" para justificar que Qin Gang no acudiera a un foro internacional. Desde ese momento no hubo más noticias sobre el funcionario de 57 años, exembajador en Estados Unidos y conocido por su discurso afilado y sus respuestas de "guerrero lobo", como se denomina en China a los diplomáticos de perfil más duro.
La última vez que se lo pudo ver en un acto de servicio fue el 25 de junio pasado, cuando se reunió con los ministros de Exteriores de Vietnam, de Sri Lanka y con el viceministro de Exteriores ruso.
Una semana antes, el 18 de junio, el excanciller había sostenido una entrevista con el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, el primer funcionario con ese cargo de Washington en viajar a China en cinco años.
En ausencia de Qin se aprobó también una norma clave en la futura proyección internacional de China: la nueva Ley de Relaciones Exteriores. La norma, en vigor desde el 1 de julio, certifica la centralidad del Partido Comunista en la elaboración de la política internacional y ha sido concebida para dotar a Pekín de mecanismos con los que defenderse de sanciones y otras medidas de Washington.
Con más de tres décadas al servicio de la Cancillería china, Qin había llegado al cargo en diciembre de 2022, en un momento de incendios globales, con el telón de fondo de la invasión rusa de Ucrania y la pugna con Estados Unidos al alza.
Cuando contaba poco más de un mes en el puesto, estalló la crisis del presunto globo espía derribado por Estados Unidos, que arrastró las relaciones con Washington a una espiral descendente.
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