El Gobierno de Irán impuso el lunes fuertes restricciones a internet, mientras la red móvil está fuera de servicio en varios puntos del país y las conexiones fijas funcionan muy ralentizadas, en un aparente intento por controlar las protestas populares, que se extienden pese a decenas de muertos, miles de detenidos y las draconianas sentencias capitales impuestas a al menos seis de los encarcelados.
"Los datos del tráfico de la red muestran una grave interrupción del servicio de internet en Irán, con el internet móvil cortado para muchos usuarios", indicó NetBlocks, la plataforma que supervisa la conectividad de los usuarios y monitorea la libertad en la red.
A ello se sumó una fuerte ralentización del internet fijo, que funciona con una lentitud extrema, reportó EFE.
Los cortes de internet no son nuevos en Irán, ya que comenzaron a aplicarse desde el principio de las protestas, en septiembre último, pero en las últimas semanas la conexión había mejorado, si bien las aplicaciones de Whatsapp, Instagram y Twitter seguían bloqueadas.
Irán vive su mayor ola de protestas en los últimos 50 años desde la muerte el 16 de septiembre de Masha Amini, joven que fuera detenida tres días antes por la Policía de la moral por llevar mal puesto el velo islámico.
Los manifestantes, sobre todo jóvenes y mujeres, pedían al principio más libertades, pero ya exigen el fin de la República Islámica y se han enfrentado a clérigos y a las fuerzas de seguridad en choques callejeros, que el régimen ha querido ahogar con el uso de paramilitares y munición real contra los civiles desarmados.
Las protestas se intensificaron la semana pasada, tras un llamamiento de activistas a conmemorar las movilizaciones de 2019, en las que murieron 300 personas, según Amnistía Internacional.
Al menos 15 personas han muerto en los choques de la semana pasada, según datos de Irán, que algunas ONG elevan a más de 30.
En total, más de 342 personas habrían muerto en esas protestas, según la ONG Iran Human Rights, con sede en Oslo, mientras que seis personas han sido condenadas a muerte por su participación en las movilizaciones.
El domingo un tribunal de Teherán impuso esa sentencia a un preso acusado de participar en las protestas, en la sexta sentencia a la horca emitida en una semana, reportó Europa Press.
El acusado, a quien no se identificó, fue condenado a la pena máxima por herir a un basiji o miliciano islámico con un arma blanca, bloquear una calle de la capital, parar coches y provocar inseguridad, informó la agencia de noticias Mizan, del Poder Judicial.
Esos delitos conllevaron el cargo de "guerra contra Dios", término usado en la justicia iraní para describir grandes crímenes contra el Estado o el Islam. La pena puede ser apelada ante el Tribunal Supremo del país persa.
Las autoridades judiciales han acusado a más de 2.000 personas de diversos delitos por su participación en las movilizaciones, en las que se pide el fin de la República Islámica, muchas de las cuales se enfrentan a penas de muerte.