El economista liberal Rodrigo Chaves obtuvo la presidencia de Costa Rica este domingo 3 de abril. Aunque su victoria simboliza un deseo de cambio en el país centroamericano, ya que el derrotado en esta segunda vuelta fue el ex presidente José María Figueres (1994-1998), hubo un ambiente de apatía en varias ciudades costarricenses.
Al escoger a Chaves, Costa Rica optó por lo desconocido. Este economista estuvo más de 25 años fuera del país, trabajando para el Banco Mundial, ejerció como ministro de Economía del actual Gobierno de Carlos Alvarado (2018-2022) durante medio año, y basó su discurso en cuestionar a la clase política tradicional.
Justamente Chaves pasó a la segunda ronda (dado que ninguno alcanzó el mínimo de 40% de los votos en la primera vuelta) junto al político tradicional Figueres, hijo de una figura relevante en la fundación de la democracia de Costa Rica. Esto le permitió al ahora presidente electo insistir en la necesidad de un cambio en el país centroamericano.
De acuerdo con las cifras oficiales del Tribunal Supremo Electoral, con el 98,1% de los votos escrutados, Chaves con el naciente partido Progreso Social Democrático obtuvo el 52,8%. En tanto, Figueres con su tradicional Partido Liberación Nacional alcanzó el 47,1%. Figueres reconoció de inmediato su derrota.
Las autoridades electorales registraron una abstención superior al 43% del electorado. De acuerdo con analistas, el ausentismo fue más marcado entre los jóvenes. Varios medios de comunicación reseñaron que "hubo más gente en las playas que en las urnas de votación" en la provincia Limón, por ejemplo. En San José, la capital, hubo más presencia de votantes. Sin embargo, el clima que prevaleció fue de apatía.
En la primera vuelta, celebrada el 6 de febrero, el mayor porcentaje se lo llevó la abstención, con el más alto nivel en la vida democrática de este, hasta ahora, estable país centroamericano. Encuestas previas reflejaron que 73% de los electores no se sentía identificados con ninguno de los candidatos de la segunda vuelta, y que muchos votantes acudirían a las urnas por resignación.
Rodrigo Chaves asumirá la presidencia de Costa Rica a partir del 8 de mayo, entonces iniciará un periodo de cuatro años de gobierno en los que se espera que "el cambio" se haga presente en la forma de gobernar frente a la actuación de los políticos tradicionales, tal como prometió en la campaña, así como que haga frente severamente a la corrupción.
"El virus del malestar nos lleva a hacer apuestas arriesgadas. Si pensamos que nada funciona, pensamos también que nada perdemos con hacer un cambio, aunque pueda representar una amenaza al sistema democrático", comentó a El País el politólogo y analista Eduardo Núñez. A su juicio, Costa Rica está entrando en ese sendero.
El nuevo presidente deberá construir consensos políticos. Su partido apenas tiene diez legisladores en una Asamblea Legislativa de 57 diputados.
Para Eliécer Feinzag, ex candidato presidencial y diputado por el Partido Liberal Progresista (PLP), el estrecho margen con que fue electo Chaves debe ser entendido como una señal para "dejar el tono confrontativo y a asumir un tono conciliador en procura del diálogo". Según Feinzag, el diálogo y la conciliación con otros factores políticos serán indispensables.
Sin embargo, ya Chaves ha deslizado que su política será de presión contra los diputados que "frenen" las reformas que llevará adelante su gobierno. Según el presidente electo, someterá a referendo, para que el pueblo decida, aquellas reformas de fondo que sean obstaculizadas por el Parlamento dominado por partidos tradicionales que estarán en oposición.
"El mayor desafío será la gobernabilidad", sintetizó el experto Daniel Zovatto, director para las Américas del Instituto IDEA Internacional dedicado a la promoción de la democracia, y quien fue observador de estas elecciones.
Zovatto resaltó a DIARIO DE CUBA el alto nivel profesional del ente electoral de Costa Rica, con lo cual no se colocó en duda ningún resultado de esta jornada.
Consultada por DIARIO DE CUBA, Mariateresa Garrido, profesora de la Universidad de La Paz, en San José, sostuvo que en este país centroamericano se potenció el deseo de cambio en la población tras el desencanto que se registró con el Gobierno de Carlos Alvarado, cuyo partido en años recientes simbolizó la posibilidad de transformaciones demandadas por la sociedad.
Esta recomposición política que vive Costa Rica tiene en el Partido Acción Ciudadana un caso emblemático, según la académica y estudiosa de Comunicación Política. Esta agrupación es la del actual presidente Carlos Alvarado, envuelto en un notable rechazo ciudadano. En estas elecciones de 2022 su partido, fundado en 2000, ni siquiera alcanzó el 1% de los votos, con lo cual quedará, no solo fuera del Poder Ejecutivo, sino que ni siquiera tendrá representación parlamentaria, luego de tener diez legisladores en los comicios de 2018.
La razón principal, a juicio de la socióloga Carolina Ovares, de la Universidad de Costa Rica, es que después de ocho años y dos periodos de gobierno, se ha desgastado y las promesas de cambio, tanto en la forma de hacer política como en un proyecto político de mejorar la vida de los costarricenses, no fueron suficientes para la ciudadanía. Tuvo, a fin de cuentas, un claro y sonoro voto castigo.
En medio de este clima de descontento con los factores políticos tradicionales y con el actual Gobierno de Alvarado, emergió la figura de Rodrigo Chaves, un desconocido en la vida política del país. A favor de él terminó imponiéndose sus credenciales académicas, por su larga trayectoria en el Banco Mundial, más que las denuncias de acosos sexual que le llevaron a interrumpir su relación de trabajo con el multilateral.
Durante la campaña electoral, especialmente de cara al balotaje, el ahora derrotado Figueres le advertía a los costarricenses que votar por Chaves era un "salto al vacío". El 8 de mayo comenzará su gobierno y se calibrará cuán lejos llegará la promesa de cambios radicales.
Pronto verán a los ticos junto a los Nicas y los aceres en la frontera perdiendo asilo para tener green card y coger beneficios este país se jode con estos gobernantes que tenemos.
En América Central, una Castro y un Chávez. ¿Que pasa, se están clonando? ¡Ay, qué pesadilla! A mudarse al planeta Marte.