Las votaciones para elegir a un nuevo presidente en Costa Rica, que deberán dirimirse en una segunda vuelta, terminaron empañadas por una alta abstención, la dispersión del voto entre dos decenas de candidaturas y la desaparición, de facto, del actual partido en el poder por falta de respaldo popular.
Los dos candidatos más votados este domingo 6 de febrero fueron el ex presidente José María Figueres (27,2%) y el ex ministro de Economía Rodrigo Chaves (16,7%). Ambos irán a una segunda vuelta el venidero 3 de abril.
En estas elecciones del país centroamericano se registró el ausentismo electoral más alto en la historia democrática. Más del 40% de los electores no acudieron a votar y esto, según analistas consultados por DIARIO DE CUBA, es señal del clima de insatisfacción que priva entre los costarricenses, que tienen el sistema democrático más estable de toda Centroamérica.
A juicio de Mariateresa Garrido, profesora de la Universidad de La Paz, en San José, la capital de Costa Rica, hay un "descontento generalizado" que quedó patente con dos datos, el alto número de candidatos y la alta abstención.
"Hay un problema en la conexión de la población y los candidatos, junto a una dispersión de las propuestas de Gobierno", comentó al ser consultada por DIARIO DE CUBA.
El Partido Liberación Nacional, que avaló la candidatura de Figueres (presidente entre 1994-1998), es una de las agrupaciones políticas centroamericanas con mayor trayectoria, en tanto que el Partido Progreso Social Democrático, fue fundado por Chaves en 2018 y es la primera vez que concurre a las urnas.
En opinión de Garrido, se combinan apuestas por la tradición que encarna Figueres, junto a un deseo de cambio que se inclinó por Chaves.
La recomposición política que vive Costa Rica, tiene en el Partido Acción Ciudadana, un caso emblemático según la académica y estudiosa de comunicación política. Esta agrupación es la del actual presidente Carlos Alvarado, envuelto en un notable rechazo ciudadano. En estas elecciones de 2022 su partido, fundado en 2000, ni siquiera alcanzó el 1% de los votos, con lo cual quedará no solo fuera del Poder Ejecutivo, sino que ni siquiera tendrá representación parlamentaria, luego de tener diez legisladores en los comicios de 2018.
La razón principal, a juicio de la socióloga Carolina Ovares, de la Universidad de Costa Rica, es que después de ocho años y dos periodos de gobierno, se ha desgastado y las promesas de cambio, tanto en la forma de hacer política como en un proyecto político de mejorar la vida de las y los costarricenses, no fueron suficientes para la ciudadanía. Tuvo, a fin de cuentas, un claro y sonoro voto castigo.
"Hay un descontento generalizado con la gestión del presidente y en general con el actual partido de gobierno de Alvarado", precisa Garrido.
En tercer lugar, en estas votaciones, quedó el conservador Fabricio Alvarado, quien fue candidato en 2018 con el Partido Restauración Nacional y en esta ocasión se presentó con el Partido Nueva República.
Con un discurso evangelista y conservador, Fabricio Alvarado fue a la segunda vuelta presidencial en 2018. Muchos creían que estaría de nueva en la disputa de la presidencia en este 2022. Sin embargo, fue la figura triunfadora en regiones campesinas y poblaciones intermedias fuera de la capital de Costa Rica, como ha recordado la profesora Mariateresa Garrido.
Por otro lado, con cualquiera que se imponga en las urnas el 3 de abril, el nuevo presidente deberá construir una alianza en el seno del Parlamento con otras fuerzas políticas, dada la dispersión del voto. Este 6 de febrero se escogió una nueva Asamblea Legislativa.
Un total de 57 parlamentarios integrarán el nuevo parlamento, que iniciará funciones el 1 de mayo. El Partido Liberación Nacional (PLN) será el más representado con 19 diputados. Diez curules legislativos tendrá el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), en tanto que el Partido Progreso Social Democrático (PPSD), el cual por primera vez llega a la Asamblea, dispondrá de nueve bancadas.
Garrido observa con preocupación un clima de confrontación que podría caracterizar la campaña de dos meses para la segunda vuelta presidencial. En su opinión, se estará en una campaña del "voto en contra" más que de propuestas.
Asimismo, esta profesora recuerda que tanto Figueres como Chaves tienen acusaciones serias que demeritan sus respectivas trayectorias públicas. En el primer caso señalamientos de casos de corrupción en su presidencia entre 1994 y 1998, mientras que el segundo salió "por conducta impropia" del Banco Mundial, envuelto en un caso de acoso sexual.