Arabia Saudí permitió recientemente que hombres y mujeres accedan por la misma entrada a cafeterías y restaurantes, un viejo reclamo de una parte de la población femenina del país árabe y de organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos.
Sin embargo, más que un compromiso del príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán, con la población femenina de su país, las autoridades aprobaron la medida para encaminarse a una actualización de normas municipales que abrirá el camino a inversores, ciudadanos y emprendedores.
Aun así, el nuevo decreto no menciona la segregación en el interior de los locales ni elimina la restricción de las puertas segregadas en centros de trabajo y hospitales.
Aunque en los últimos años las autoridades saudíes se han hecho de la vista gorda y han permitido la apertura de establecimientos con menos segregación por el género de sus clientes, el país sigue siendo uno de los más segregados del mundo. Mientras solo los hombres podían acceder por la puerta principal de los edificios públicos, las mujeres tenían que usar una lateral o secundaria, no solo en las cafeterías, sino también en los bancos, los hospitales y las oficinas.
Según el diario español El País la decisión es fruto de las reformas económicas y sociales emprendidas por el príncipe heredero con el objetivo de modernizar el país y hacerlo más atractivo a los inversores, en un momento crítico para la imagen del régimen, que acaba de condenar a muerte a cinco hombres por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul en octubre de 2018, tras un proceso muy cuestionado.
"Me ha alegrado mucho, aunque sé que hay otras cosas más importantes. Es un cambio que indica una nueva mentalidad, una nueva sociedad, una nueva Arabia Saudí", dijo a El País Abeer, una joven de 25 años en Yedda, la segunda ciudad más importante del país.
Recientemente, el Reino del Desierto también "concedió" a las mujeres el derecho de conducir automóviles, permitió su "pleno acceso al mercado de trabajo", que antes tenían muy limitado, flexibilizó las normas del divorcio y la custodia de los hijos, y eliminó otras restricciones.
Además, desde hace cuatro meses, las mujeres mayores de edad pueden obtener el pasaporte y viajar al extranjero sin permiso del varón cabeza de familia.
Sin embargo, todavía necesitan contar con el permiso de su padre para casarse.
La nueva ordenanza que permite el acceso de hombres y mujeres por la misma puerta no es de obligatorio cumplimiento, por lo que los dueños de locales pueden mantener la doble entrada si lo desean. El régimen tampoco aclaró si la segregación al interior de los establecimientos debe mantenerse, pero lo habitual ha sido que la mayoría de las cafeterías y restaurantes cuenten con sala para hombres y sala para mujeres.
A pesar de que son medidas "limitadas" y "cosméticas", según la denuncia de activistas defensoras de los derechos de las mujeres, las redes sociales se han hecho eco de la oposición al cambio, sobre todo proveniente de sectores masculinos, religiosos y tradicionales.
"No nos ven como seres humanos, solo como esclavas. No sé qué les pasa", asegura Abeer, desde Yedda. "Muchos se han enfadado porque lo perciben como una amenaza; son personas que viven una vida muy tradicional y no quieren cambiar".
A pesar de que han celebrado los avances, una parte de las mujeres saudíes todavía cree que las medidas "no son suficientes".
"Seguimos presas de la inseguridad jurídica porque solo se hacen cambios superficiales y limitados que no van al centro del problema: la visión patriarcal de la mujer como un ser inferior al que hay que proteger que predomina en nuestra sociedad", lamenta Maha, una ejecutiva saudí en declaraciones al diario español.