Pese a la demoledora derrota sufrida ante la oposición prodemocracia en las elecciones locales del 25 de noviembre, la jefa de Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, no ofreció concesiones a los manifestantes antigubernamentales, informa Reuters.
En su discurso semanal en la sede del Gobierno, un día después de las elecciones en las que la oposición obtuvo casi el 90% de los 452 escaños, Lam reconoció que los votantes en la ciudad quisieron expresar sus puntos de vista sobre muchos asuntos, incluidas las "deficiencias del Gobierno".
"Todos quieren volver a su vida normal y eso requiere los esfuerzos concertados de cada uno de nosotros", expresó.
"Como he dicho en repetidas oportunidades, recurrir a la violencia no nos permitirá avanzar. Así que, por favor, por favor, ayúdennos a mantener la calma y la paz relativas (…) y construir una buena base para que Hong Kong avance", agregó.
Aunque la mayor parte de la ciudad permanecía en calma, un grupo de manifestantes seguía atrincherado en la Universidad Politécnica, rodeado por la Policía, tras los enfrentamientos que hubo en el campus en los días previos a los comicios.
China, que ha culpado a fuerzas extranjeras de fomentar la agitación, no ha comentado los resultados electorales, considerados como un barómetro de la oposición a la política respaldada por Pekín, tras meses de disturbios.
Los controlados medios de prensa chinos no ofrecieron detalles sobre cómo votaron los hongkoneses.
El alto diplomático Yang Jiechi condenó el martes la aprobación en Estados Unidos de la Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong, en apoyo de los manifestantes, según la agencia estatal de noticias Xinhua.
Un día antes, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino citó al embajador norteamericano, Terry Branstad, para protestar contra la legislación, argumentando que equivalía a una injerencia en el país asiático.