Manifestantes antigubernamentales de Hong Kong paralizaron este miércoles áreas del centro financiero asiático por tercer día consecutivo, con vías de comunicación, escuelas y empresas cerradas, mientras la Policía advertía de un aumento de la violencia a niveles fatídicos.
Alrededor de 1.000 manifestantes bloquearon las carreteras en el corazón del principal distrito comercial de la ciudad al mediodía. Con máscaras prohibidas por las autoridades y vestidos con ropa de oficina, marcharon y lanzaron ladrillos en calles flanqueadas por algunas de las tiendas de lujo más emblemáticas, reportó Reuters.
Los enfrentamientos entre manifestantes y Policía se repitieron con más gas lacrimógeno, más calles cortadas, más barricadas en las universidades y más caos en una ciudad donde la situación se ha recrudecido tras la violenta huelga del lunes pasado, que dejó 128 heridos, dos de ellos graves.
Esa jornada, un policía disparó a bocajarro a un manifestante en el abdomen y otro agente atropelló con su moto a varios jóvenes.
El operador del metro local, MTR, se vio obligado a cortar parcial o totalmente varias líneas durante la mañana debido a los sabotajes de los manifestantes, y pasado el mediodía el Departamento de Transporte indicó que hasta 108 líneas de autobús se habían visto afectadas por los cortes de calles.
Asimismo, la prensa local informó que unas 250 sucursales bancarias cerraron sus puertas después de que un grupo de manifestantes reventasen los cristales de una céntrica oficina del banco estatal chino Banco de Comunicaciones y destrozasen también el mobiliario del interior.
La tensión llegó incluso al Consejo Legislativo, el Parlamento local, donde se suspendió una sesión después de que el presidente de la Cámara expulsase a un diputado opositor y de que los legisladores prodemócratas rodeasen al secretario de Seguridad de la ciudad, John Lee, y le gritasen que tenía "las manos manchadas de sangre".
"Es ahora el 4 de junio de 1989", escribieron en las ventanas de la tienda de moda Georgio Armani, una referencia a la represión de las tropas chinas contra los manifestantes prodemocracia en la Plaza de Tiananmén, de Pekín, que dejó una cantidad indeterminada de muertos cuando el Ejército chino ametralló a miles que acampaban en esa área pública de la capital.
Decenas de policías antidisturbios trataron de dispersar a las multitudes cerca de la Bolsa de valores, luchando con algunas personas sobre el suelo y golpeando a otros con porras.
Los manifestantes y la Policía se enfrentaron el martes por la noche en los campus de las universidades solo unas horas después que un oficial de la policia hongkonesa dijera que la ciudad había sido empujada al "borde de un colapso total".
Los manifestantes están indignados por la brutalidad con la que a su juicio ha actuado la Policía y la injerencia de Pekín en las libertades garantizadas por la fórmula "un país, dos sistemas" que se puso en marcha cuando el territorio volvió a China en 1997.
China niega haber interferido en la excolonia y ha culpado a los países occidentales, entre ellos Reino Unido y Estados Unidos, de avivar las turbulencias.
La Oficina de Educación de Hong Kong dijo que todas las escuelas cerrarían el jueves. Varias universidades dijeron que introducirían el aprendizaje online y otros métodos de evaluación durante las semanas restantes del curso escolar.
Pekín pide "mano dura" contra los "enemigos del pueblo"
El portavoz de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao del Consejo de Estado (el Ejecutivo chino) Yang Guang, exigió que no se permita que la violencia "siembre el caos" en Hong Kong, y que "no triunfen las conspiraciones antichinas" de los manifestantes.
En un comunicado emitido el martes, el portavoz gubernamental mostró "fuerte indignación" al condenar el suceso "inhumano" en el que un manifestante prendió fuego a un hombre de 57 años que había cuestionado a varios jóvenes su actitud durante las protestas, reportó EFE.
Asimismo, durante la rueda de prensa ofrecida por el Ministerio de Exteriores, el portavoz de esta institución, Geng Shuang,aseguró que los violentos son "enemigos de la gente" y que la cuestión hongkonesa no versa sobre derechos humanos o democracia, sino de "parar la violencia y el caos" y de "respetar el Estado de derecho".
Las manifestaciones en Hong Kong comenzaron en junio a raíz de un polémico proyecto de ley de extradición, ya retirado por el Gobierno, pero han mutado hasta convertirse en un movimiento que busca una mejora de los mecanismos democráticos de Hong Kong y una oposición a la cada vez mayor injerencia de Pekín.
No obstante, algunos manifestantes han optado por tácticas más radicales que la protesta pacífica y los enfrentamientos violentos con la Policía se han convertido en habituales.
Según el diario local South China Morning Post, en la ciudad se desplegará una "unidad de élite de la Policía formada por 80 agentes antidisturbios especialistas en controlar las revueltas en las cárceles chinas". Es el equipo de respuesta que enviarán para "proteger los lugares clave".