La Policía de Hong Kong entró en el aeropuerto internacional, donde más de 5.000 manifestantes ocupan la terminal principal desde hace cuatro días y forzaron a cancelar cientos de vuelos.
Los manifestantes intentaron detener a los agentes antidisturbios, que respondieron con gas pimienta y golpes en los accesos y pasillos del aeropuerto, según se pudo apreciar en vídeos que circulan en redes sociales.
La suspensión de los vuelos en el aeropuerto —el octavo más bullicioso del mundo— por segundo día consecutivo y las veladas amenazas de China, que catalogó las protestas como "terrorismo", han enrarecido la situación en la ciudad, que vive ya su décima semana de manifestaciones continuadas.
En una comparecencia sin preguntas ante los medios, el portavoz del Ejecutivo chino para los Asuntos de Hong Kong y Macao, Yang Guang, dijo el lunes que "los manifestantes radicales usaron armas peligrosas contra el cuerpo policial, y esto constituye un serio delito penal y una señal de terrorismo".
"Las operaciones en las terminales del aeropuerto internacional de Hong Kong quedaron seriamente perturbadas debido a una concentración pública", indicaron las autoridades aeroportuarias en un comunicado. La ciudad amaneció con más de 300 vuelos cancelados, reportaron agencias de noticias.
La violencia registrada durante las protestas en Hong Kong llevará a la ciudad "por un camino sin retorno", advirtió este martes la jefa del Gobierno hongkonés, Carrie Lam, favorable a Pekín.
"La violencia, ya sea su uso o su justificación, llevará a Hong Kong por un camino sin retorno y hundirá a la sociedad de Hong Kong en una situación muy preocupante y peligrosa", aseguró en una conferencia de prensa.
"La situación en Hong Kong durante la semana pasada me hizo temer que hayamos llegado a esta peligrosa situación", añadió.
Lam se ha enfrentado a duras preguntas de la prensa, que la interrumpió en varias ocasiones mientras defendía la actuación de la Policía de la ciudad, durante un fin de semana en el que se registraron violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
Esta situación llega después de que Hong Kong registrara su décimo fin de semana consecutivo de protestas, que comenzaron con la oposición a una controvertida propuesta de ley de extradición, pero que han evolucionado hacia una serie de demandas de mejora de los mecanismos democráticos de la ciudad.
Sin embargo, la violencia entre la Policía y algunos manifestantes es cada vez mayor, en una espiral que ha ido en aumento con la sucesión de las marchas de protesta.
La jefa del Ejecutivo de Hong Kong ha defendido que la Policía se enfrentó a unas "circunstancias extremadamente difíciles" y se rigió por "unas rígidas y rigurosas directrices sobre el uso apropiado de la fuerza".
Lam evitó responder a la pregunta de si tenía capacidad para poner fin a la crisis accediendo a una de las reclamaciones clave de los manifestantes, retirar por completo un proyecto de ley (ahora suspendido) que permitiría las extradiciones a China.
También objetó cuando se le preguntó si, en ese terreno, tenía las manos atadas por Pekín, y dijo que la pregunta ya había sido respondida en el pasado.
"Vuelvo a pedirles que dejen de lado sus diferencias y se calmen", reclamó Lam. "Tómense un momento para pensar, miren nuestra ciudad, nuestro hogar. ¿Realmente quieren que lo lleven al abismo?", preguntó Lam, al borde de las lágrimas.
La movilización en Hong Kong, inédita desde que el territorio fue devuelto a China en 1997, alcanzó el lunes un nuevo hito con la anulación de todos los vuelos desde y hacia el aeropuerto internacional de la ciudad debido a una importante manifestación en la zona de llegadas.
Las escenas de largas filas y aglomeraciones continuaron este martes en el aeropuerto hongkonés, desde donde los manifestantes con sus acciones intentaron llamar la atención sobre lo que consideran brutalidad policial a la hora de dispersar las protestas en la ciudad.
La ONU pide una investigación sobre el uso de la fuerza
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expresó este martes su preocupación por la represión de las manifestaciones en Hong Kong y reclamó una "investigación imparcial" en la excolonia británica.
Bachelet "condena cualquier forma de violencia (...) y exige a las autoridades hongkonesas abrir una investigación rápida, independiente e imparcial" sobre el comportamiento de las fuerzas de seguridad, indicó su portavoz Rupert Colville durante una rueda de prensa en Ginebra.
La expresidenta de Chile recordó que el derecho a la libertad de expresión y a la concentración pacífica, así como el derecho a participar en los asuntos públicos, están reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la Ley Fundamental que rige Hong Kong.
Pero señaló que su oficina cuenta con "pruebas creíbles que muestran que agentes de las fuerzas del orden hicieron uso de sus armas de una manera prohibida por las normas internacionales".
La Alta Comisionada citó especialmente disparos de granadas lacrimógenas "en zonas pobladas y limitadas, directamente contra manifestantes (...) con el riesgo considerable de matar o de herir gravemente".
"La Oficina pide expresamente a las autoridades de Hong Kong investigar inmediatamente estos incidentes (...) y actuar con moderación para que los derechos de los que expresan sus opiniones pacíficamente sean respetados y protegidos", indicó el portavoz.