El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se disculpó este miércoles por la decisión del Gobierno de Canadá de denegar en mayo de 1939 la entrada en el país de un barco cargado con miles de refugiados, entre ellos 900 judíos alemanes.
El barco St. Louis fue obligado a regresar a Europa. Antes, Cuba y EEUU también habían negado el descenso de los pasajeros de la embarcación en su territorio.
De los 900 judíos que viajaban en él, 254 se refugiaron en Bélgica, Francia y Holanda, y fueron posteriormente asesinados por los nazis en 1940.
En la Cámara de los Comunes del Parlamento canadiense, Trudeau pidió disculpas a los pasajeros del barco, sus familias y las comunidades judías de todo el mundo por la política antisemita de las autoridades de Canadá que provocó el rechazo del St. Louis.
Trudeau afirmó que espera que la disculpa, "que debería haberse realizado hace mucho" pueda servir para "sacar a la luz este doloroso capítulo de nuestra historia y garantizar que su lección sea olvidada".
"Antisemitismo, xenofobia y odio no tienen lugar en este país, o en ninguna parte del mundo. Los recientes ataques contra la comunidad judía demuestran el trabajo que todavía tenemos que hacer. Siempre debemos resistir contra actitudes xenofóbicas y antisemitas y el odio en todas sus formas", añadió Trudeau.
El primer ministro canadiense aseguró que, antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de 1939, el líder alemán Adolf Hitler contempló que el mundo era "indiferente al sufrimiento de los refugiados judíos".
Hitler "vio cómo rechazamos sus visados, ignoramos sus cartas y les negamos la entrada", explicó Trudeau.
"La memoria del St. Louis recuerda lo mucho que hemos cambiado desde 1939 y reaviva nuestro compromiso para luchar contra el antisemitismo", afirmó por su parte el ministro de Patrimonio y Multiculturalismo de Canadá, Pablo Rodríguez.