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Política

China cancela las conversaciones comerciales con EEUU y escalan las tensiones

Pekín reaccionó airado ante las sanciones financieras de EEUU a sus fuerzas armadas por adquirir armamento ruso.

Pekín

China canceló las próximas conversaciones comerciales con Estados Unidos y no enviará al viceprimer ministro Liu He a Washington la próxima semana, reportó el Wall Street Journal, que citó a fuentes de la Cancillería china.

El periódico sostuvo que una delegación de nivel medio iba a viajar a Washington antes de la visita de Liu, pero ahora esto no ocurrirá.

A principios de esta semana, China sumó aranceles a productos estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares después de que Washington determinara gravámenes a las importaciones desde el gigante asiático valuadas en 200.000 millones de dólares. La creciente disputa ha generado preocupación en los mercados.

Un funcionario de la Casa Blanca había dicho el viernes que Estados Unidos está evaluando la respuesta de China a los últimos aranceles impuestos por el Gobierno del presidente Donald Trump, pero todavía no tiene una fecha definida para nuevos gravámenes.

El mismo día, un nuevo frente de fricción entre Washington y Pekín se abrió cuando Estados Unidos anunció sanciones financieras a las fuerzas armadas chinas por adquirir armamento —aviones de combate y sistema de defensa aérea— ruso. La medida ha desatado la respuesta airada de los gobiernos chino y ruso, que prosiguen en una senda de acercamiento estratégico frente a EEUU.

Como era previsible, China ha reaccionado con furia. Tras el anuncio de EEUU, Pekín ha exigido a Washington que corrija su "error" de inmediato. De lo contrario —declaró el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Geng Shuang— Estados Unidos tendrá que "atenerse a las consecuencias".

Según ha apuntado el Gobierno estadounidense, las sanciones se toman contra un órgano del Ministerio de Defensa, el Departamento de Desarrollo de Equipos (EDD, por sus siglas en inglés) y sus principales directores, tras su compra de aviones de caza Sukhoi Su-35 en 2017 y sistemas de misiles tierra-aire S-400 este año.

Esta "transacción significativa", como la ha calificado el Departamento de Estado, viola una ley que entró en vigor el año pasado destinada a penalizar al Gobierno de Vladimir Putin por su presunta injerencia en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, por sus presuntas acciones dirigidas a subvertir la democracia en Europa y por su intervención militar en el este de Ucrania.

Dicha norma, llamada Ley para Contrarrestar a Adversarios de Estados Unidos mediante Sanciones (CAATSA, por sus siglas en inglés), extiende las represalias a cualquiera que haga negocios con contratistas militares rusos, que se podrán enfrentar a sanciones que incluyen, entre otras, la prohibición de entrar en Estados Unidos o la de operar en su sistema financiero.

En este caso, el EDD, responsable de equipar al Ejército Popular de Liberación chino, no podrá exportar productos a territorio estadounidense, las propiedades que pueda tener en ese país serán embargadas y tendrá vetado desarrollar transacciones financieras allí.

La medida, ha resumido en Washington un alto funcionario estadounidense que ha hablado a la prensa bajo la condición del anonimato, no se dirige contra China. "El objetivo final de estas sanciones es Rusia", ha sostenido, negando que la jugada tenga que ver con la reciente escalada de la guerra comercial que libran Estados Unidos y China.

El mismo paquete de sanciones, anunciado el jueves, afecta también a una lista de 33 personas y entidades con supuestos vínculos con el sector de Defensa ruso. Hasta 28 de ellos ya han sido acusados por el fiscal especial que investiga la intromisión rusa en las elecciones, Robert Mueller. La lista sancionados en virtud de la CAATSA contiene ya 72 nombres.

La reacción de Moscú se caracteriza no solo por la repulsa y la condena, sino también por la búsqueda de medidas prácticas de actuación contra el dólar, que a su vez no perjudiquen a la economía rusa.

Pekín y Moscú han estrechado significativamente su relación bilateral desde la llegada al poder de Xi Jinping hace seis años. A la simpatía personal entre el presidente chino y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se une la coincidencia de intereses estratégicos entre dos países que creen necesaria una reforma del orden mundial actual y que ven con desconfianza a Estados Unidos.

El acercamiento bilateral, que comenzó teniendo un carácter más económico, se ha ido expandiendo al área de la defensa. Además de las compras de armamento, China ha participado este mes como invitada en las mayores maniobras militares rusas desde los tiempos de la Guerra Fría.

Xi y Putin asistieron al inicio de esos ejercicios, en el comienzo de una visita del jefe de Estado chino a Vladivostok para participar en un foro económico, y subrayaron la importancia de la relación entre los dos países.

 

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