El presidente de EEUU, Donald Trump, nominó hoy a Brett Kavanaugh, un firme conservador que cuenta con el visto bueno del aparato tradicional del Partido Republicano, para ocupar un cargo vitalicio en el Tribunal Supremo, con el objetivo de inclinar la máxima corte a la derecha durante décadas, reportó EFE.
Después de más de una semana de intriga que se mantuvo hasta el último momento, Trump anunció desde la Casa Blanca a su nominado para reemplazar en el Supremo al juez conservador moderado Anthony Kennedy, quien anunció a finales de junio su jubilación.
"El juez Kavanaugh tiene credenciales impecables", dijo Trump al hacer el anuncio desde la Casa Blanca, en horario de máxima audiencia.
"Es un jurista brillante con un estilo de escritura claro y eficaz, considerado universalmente como una de las mentes legales mejores y más agudas de nuestro tiempo", agregó.
Kavanaugh, de 53 años, tiene un perfil más conservador que Kennedy y, si es confirmado por el Senado, su llegada al Supremo consolidaría la tendencia derechista de la mayoría de jueces del tribunal —cinco—, frente a los cuatro de orientación progresista.
El magistrado trabajó para el abogado independiente Kenneth Starr en la investigación que eventualmente llevó al juicio político del presidente Bill Clinton entre 1998 y 1999.
En 2000, Kavanaugh fue uno de los miembros del equipo de abogados que intentó evitar que el niño Elián González fuera devuelto a Cuba. Hizo el trabajo pro bono, sin remuneración.
Este es el segundo juez nominado para el Supremo por Trump, y al igual que Neil Gorsuch, el magistrado que eligió el año pasado, el presidente seleccionó a su candidato de una lista de 25 juristas que cuentan con el visto bueno de la derecha cristiana y supuestamente se oponen al aborto y defienden el derecho a portar armas.
No obstante, en un momento de temores en la izquierda y expectativas en la derecha sobre la posibilidad de que el Supremo invalide en algún momento el fallo de 1973 que legalizó el aborto a nivel nacional, Trump insinuó que no había elegido a su candidato pensando en ese tema.
"Siguiendo con el legado del presidente (republicano Ronald) Reagan, yo no pregunto a un nominado sus opiniones personales. No importan las opiniones políticas de un juez, sino si pueden dejar esas opiniones de lado para hacer lo que exigen la ley y la Constitución. Y he encontrado a esa persona", afirmó al mandatario.
El elegido por Trump, que ahora ejerce como juez del Tribunal de Apelaciones federal del Circuito para el Distrito de Columbia, en la capital estadounidense, es muy cercano a la dinastía política republicana más famosa de EEUU, la de los Bush.
El expresidente George W. Bush (2001-2009), que ha dejado claras en varias ocasiones sus diferencias políticas con Trump, elogió en un comunicado la "excelente decisión" del mandatario, y se deshizo en alabanzas hacia el juez que trabajó para él como consejero de la Casa Blanca y secretario de personal.
Kavanaugh también es muy respetado en los círculos legales conservadores, aunque no tiene la simpatía del ala más dura de los republicanos, donde voces como la del senador Ted Cruz auguraron recientemente que el juez decepcionaría a las bases derechistas.
En esas filas se critican sus opiniones supuestamente ambiguas sobre el uso de métodos anticonceptivos y la argumentación de su dictamen en 2011 sobre la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama, que supuestamente allanó el camino para que el Supremo decretara la constitucionalidad de esa norma.
Pero Kavanaugh también ha generado miedos entre los progresistas, alarmados ante el probable giro a la derecha del tribunal, y el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, prometió hoy que se opondrá a su nominación "con todo" su "ser".
A Trump le bastará una mayoría simple para confirmar a Kavanaugh, pero los republicanos solo controlan 51 de los 100 escaños del Senado, y uno de ellos no cuenta porque pertenece a John McCain, que se encuentra en tratamiento por su cáncer cerebral.
Si los demócratas votaran en bloque —algo que no está claro, dado que tres de ellos afrontan duras campañas de reelección en estados conservadores en las elecciones legislativas de noviembre—, solo necesitarían convencer a un republicano de votar en contra del candidato de Trump para hundirlo.
Ajeno a los vaivenes políticos y a las decenas de personas que se manifestaron ante el Supremo contra su nominación, Kavanaugh dio un discurso centrado en sus valores familiares y su opinión de que un juez "debe interpretar la ley, no fabricar la ley".
"Si me confirma el Senado, mantendré la mente abierta en todos los casos y siempre buscaré preservar la Constitución de EEUU", garantizó el magistrado.