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Especial: El hambre dispara contra la Fuerza Armada Nacional Bolivariana

Alimentos en manos del poder castrense

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana ostenta un papel protagónico no solo en Seguridad y Defensa, sino también en el área agroindustrial y de alimentos.

Caracas

La alimentación de Venezuela está en manos de la cúpula militar, un grupo estrecho de hombres que controla la Misión Alimentación, creada en 2003.

Con el fallecido presidente Hugo Chávez y con Nicolás Maduro, los militares han sido ministros, presidentes de organismos financieros y de empresas estatales. También se han encargado de la administración de los dólares oficiales y de la producción e importación de rubros básicos.

Desde la conformación de la Misión Alimentación, solo ese plan ha manejado por lo menos 60 millardos de dólares, de acuerdo con Transparencia Venezuela. 

A juzgar por el hambre que padecen miles de ciudadanos, la desnutrición y las muertes adjudicables a la crisis socioeconómica, los recursos no han sido orientados de la mejor manera. La coyuntura marca un punto de inflexión en las tropas profesionales e incide en la seguridad y defensa de la nación, consideran algunos expertos.

En 70,8% de los hogares escasea la comida para sus miembros y 80% está en inseguridad alimentaria, arroja la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela (Encovi). Las circunstancias obligan a las familias a recurrir a mecanismos inusitados para su alimentación, como la mendicidad y la basura, concluye el estudio elaborado por las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello.

La crisis económica, que ha empobrecido a 87% de los hogares, según la Encovi, desentona con el discurso del madurismo, cuyo liderazgo ha tomado el control casi absoluto de la cadena de importación y distribución de alimentos, primero con la Misión Alimentación y luego con la Misión Abastecimiento Soberano.

Un dato que despunta en este aspecto es el peso del Estado en la adquisición de artículos de primera necesidad en el exterior en 10 años. En 2007 el Gobierno controlaba 20% del total de importaciones, mientras que en 2017 —y en un contexto de menos compras externas— la participación subió a 73%, de acuerdo con información de Ecoanalítica.

En los últimos 10 años se ha disparado de manera vertiginosa la actividad del sector público, hasta el punto de monopolizar el suministro de 27 rubros entre los que se cuentan el papel higiénico y productos comestibles como aceite, arroz, fórmulas infantiles, lácteos, además de insumos médicos y de construcción.

A propósito de la distorsión del cuerpo castrense, el docente de la Universidad Simón Bolívar y experto militar, Hernán Castillo, señala que la percepción actual que tiene la población de la FANB es negativa. Y sentencia: "La mayoría de los venezolanos piensa que se ha desvirtuado su misión y que hay confabulación con grupos paramilitares".

A esa lógica ensombrecida, Castillo añade también la indisciplina y desjerarquización que afecta a la institución. El docente señala que, con los recursos asignados entre 1999 y 2017, el presupuesto de la FANB sobrepasa 11 % del Presupuesto Nacional.

El analista critica también el dominio cubano sobre el Estado Mayor de la Fuerza Armada. "La jerarquía es otorgada indiscriminadamente de acuerdo con los intereses de la revolución". Lejos de ser un cuadro de poder aislado, la cúpula de la FANB tiene sus manos puestas sobre todas las fuentes de riqueza de Venezuela. A decir verdad, han sido los propios militares —en especial el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López— los responsables de delimitar los parámetros para la ejecución presupuestaria de toda la Misión Abastecimiento, conformada por más de 15 organismos.

El cuadro de poder es totalizante. Entre 2013 y 2017 se han constituido 14 compañías militares en áreas claves, con lo cual el poderío económico de la FANB asciende a un total de 20 industrias. Una empresa estratégica dentro de ese abanico es la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg) con la cual los militares echaron mano al sector petrolero en 2016. Además cuenta con el Emiltra, una sociedad de transporte multimodal creada en 2013 para transportar los alimentos distribuidos por el Estado a través de sus diferentes programas sociales.

El conglomerado militar va desde la fabricación de municiones hasta el embotellamiento de agua, uniformes y cauchos. En 2017 el Ejecutivo destinó más de un billón de bolívares a 16 de las 20 compañías de la FANB, lo cual esboza el peso de esas empresas para el Estado.

El sector militar ostenta también un puesto estratégico en el área agroindustrial y de alimentos. Se trata de una función delegada a través de la Empresa Agropecuaria de la FANB (Agrofanb) una entidad con amplia participación en la cadena de producción y distribución, que en 2017 manejó 1,2 millardos de bolívares. Según el plan de siembra notificado por el Ejecutivo en junio de ese año, Agrofanb y la Corporación de Desarrollo Agrícola debían cultivar 720.000 hectáreas de arroz, maíz, café y sorgo, un plan ambicioso en torno al cual el Gobierno solo ha logrado cosechar la escasez de alimentos.

Hoy la institución tiene su propio centro de poder y se extiende por todas las ramas del sector público, con especial incidencia en las decisiones políticas del Ejecutivo, precisa Transparencia Venezuela en su informe "La Fuerza Armada tiene luz propia en la corrupción". A juicio de la organización, el panorama profundiza las tensiones políticas e incertidumbres jurídicas en el país.

A todo el poderío de la FANB se suma también el papel decisivo que tiene la institución sobre el control de la distribución de alimentos y otros productos de consumo básico a través del Comando para el Abastecimiento Soberano, que data de septiembre de 2016. Y que en la práctica no es más que un señorío legitimado en la Gaceta oficial N.°41.266 para supervisar la fabricación de los artículos básicos y coordinar los mercados municipales. El instrumento legal, de fecha 27 de octubre de 2017, incrementa de 18 a 27 el número de artículos controlados por altos funcionarios de la FANB, entre ellos harina de maíz, pollo, aceite, caraotas y lácteos, por mencionar algunos.

Entre los militares con mayor protagonismo en el ámbito económico destacan el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, que encabeza la Misión Abastecimiento, así como el general Rodolfo Marco Torres, que ha sido ministro de la Banca Pública y ministro de Finanzas así como presidente del Banco de Venezuela. Fue miembro del directorio del Banco Central de Venezuela y es director externo de Pdvsa. 

Además de Marco Torres, están Giuseppe Yoffreda, quien presidente la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex), instancia que controla gran parte de las adquisiciones de bienes en el exterior; y Luis Medina, actual titular de la cartera de Alimentación.

El dominio se extiende a otras áreas estratégicas. En el Ministerio de Energía Eléctrica está Luis Motta Domínguez y en el Ministerio de Transporte, Carlos Osorio. En Pdvsa se encuentra Manuel Quevedo. Y la CVG tiene como cabeza a Justo Noguera, también gobernador de Bolívar.


Este texto forma parte de un Especial de Crónica Uno, que DIARIO DE CUBA publica en coordinación con ese medio venezolano.

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