No solo los oficiales de bajo rango abandonan la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). La diáspora también ocurre en otros grados, entre ellos los tenientes que se marchan del país en busca de bienestar. Pero a decir verdad, la mayor desbandada se registra en las tropas profesionales más nuevas de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y el Ejército, integradas por oficiales de bajo rango, que acaban de embarcarse en su idilio de defender a Venezuela.
La presidenta de Control Ciudadano, Rocío San Miguel, adjudica el fenómeno al desmejoramiento de las condiciones sociales de los oficiales y al temor sobre los escenarios bélicos y políticos en Venezuela. "El problema está en que el Gobierno ha manipulado lo que es un derecho. Nadie está obligado a servir sin su deseo. Pero hay oficiales que han pedido la baja y se les niega porque tienen miedo de que salgan del país", comenta.
Explica que tanto las deserciones como las solicitudes de bajas tienen que ser adoptadas por una resolución del Ministerio de la Defensa, un instrumento que dejó de ser público con el chavismo en curso. "Son aspectos de orden público. La Fuerza Armada es un bien de la Nación y como tal, deberían rendirse cuenta sobre ello, sobre quiénes forman parte de ella", dice la experta militar al tiempo que denuncia la opacidad gubernamental. Señala que la última vez que se registró un fenómeno similar fue hace más de 10 años. Pero hoy la alta incidencia fragmenta a todos los componentes. Para San Miguel, se trata de un ápice del drama social, un espejo de la realidad del país.
Según la Memoria y cuenta 2015 del Ministerio de la Defensa, la última filtrada, ese año fueron aprobados cinco proyectos de bienestar social para cinco unidades militares de la Fuerza Armada. Con una inversión de 117 millones de bolívares, tal asignación pretendía mejorar la alimentación del personal de la Guardia del Pueblo, pero desde entonces los recursos eran insuficientes. Ese año el Ministerio de la Defensa destinó además 919 millones de bolívares para la alimentación de 7.902 cadetes de la Universidad Militar Bolivariana. Se trata del único dato grueso divulgado en ese documento en torno a la alimentación.
El informe de gestión además rinde cuenta sobre la adquisición de material de uso común para 10.950 aspirantes que ingresaron a los diferentes Institutos de Educación Militar y para 11.097 profesionales egresados. La Memoria y cuenta ventila una cifra concluyente y asegura que ese año fueron adquiridos insumos de reemplazo, como cobijas, uniformes y botas de campaña, para un total de 122.000 integrantes de la FANB. La data perfila el tamaño de un cuerpo que languidece.
Este texto forma parte de un Especial de Crónica Uno, que DIARIO DE CUBA publica en coordinación con ese medio venezolano.