Más de 230 escritores peruanos, entre ellos el Nobel Mario Vargas Llosa, y 150 historiadores rechazaron el indulto al expresidente Alberto Fujimori, otorgado por el presidente Pedro Pablo Kuczynski, informa el diario La República.
Los escritores firmaron un manifiesto en el que critican "la conducta ilegal e irresponsable del presidente Kuczynski quien, la noche del 24 de diciembre, aprovechando la celebración de las fiestas navideñas, indultó y otorgó el derecho de gracia a un criminal de lesa humanidad como el expresidente Fujimori", según informa la AFP.
Titulado "Por la Dignidad del Perú y contra el indulto", el texto recuerda que "Fujimori fue condenado por violación de derechos humanos y corrupción. Fue responsable de un golpe de Estado así como del desmantelamiento de nuestra institucionalidad".
Los escritores firmantes, entre otros Alfredo Bryce Echenique, Aida Alonso, Alonso Cueto, Fernando Ampuerosos, sostienen que el indulto del presidente demuestra "el poco aprecio por la dignidad, la igualdad ante la ley y el derecho a la memoria", y remarcan que "no es un secreto para nadie que Fujimori no sufre de ninguna enfermedad degenerativa ni terminal".
Los autores también rechazan "el abuso del lenguaje de la reconciliación y el perdón que busca legitimar esta medida espuria, y colocar como violentos e intolerantes a quienes defienden la verdad y la memoria", y se unen "a las protestas ciudadanas, así como a las misivas publicadas por otros colectivos y gremios".
Los firmantes, entre los que también están Alfredo Bryce Echenique, Fernando Iwasaki, Alonso Cueto y Alfredo Pita, entre otros reconocidos escritores peruanos, consideraron que "el gesto del presidente Kuczynski cubre de infamia y vergüenza" a su país.
Remarcaron que en su país "a nadie se le escapa que estas medidas, en beneficio del expresidente, no son actos de compasión sino del más crudo y cínico cálculo político".
"El intento de acallar vía decreto y chequera al ristre a las víctimas del exdictador ahora libre (como si la dignidad y el dolor tuvieran un precio) quedarán como pruebas del pacto de impunidad que se ha establecido entre el gobierno y el fujimorismo desde el 24 de diciembre", indican los más de 200 firmantes.
Los firmantes del pronunciamiento afirman que "por todo lo expresado, la permanencia de Pedro Pablo Kuczynski como Presidente de la República es incompatible con el Estado de Derecho y los valores democráticos".
Sostienen, finalmente, que apuestan "por una reorientación" de la política de su país "hacia una que priorice a la persona como centro del desarrollo, el bienestar y la justicia social" y reiteraron que se unen "a las protestas ciudadanas, así como a las misivas publicadas por otros colectivos y gremios".
El documento, precisa EFE, fue suscrito por un total de 239 escritores, entre los que también están José Carlos Aguero, Carmen Ollé, Claudia Salazar, Daniel Titinger, Diego Trelles Paz, Fernando Ampuero, Gabriela Wiener, Jeremías Gamboa, Jorge Eduardo Benavides y Julio Villanueva Chang.
Además, Karina Pacheco Medrano, Katya Adaui, Enrique Planas Luis Jochamowitz, Marco Avilés, Raúl Tola, Renato Cisneros, Santiago Roncagliolo, Sergio Galarza, Victoria Guerrero, Guillermo Niño de Guzmán, Giovanna Pollarolo, Raúl Riebenbauer y William Rowe.
Los historiadores, por su parte, este sábado se sumaron a la crítica al indulto, después de la iniciativa de los escritores.
En otro escrito, los historiadores protestas contra el indulto y contra "el olvido".
"Para este grupo de profesionales, el indulto a Alberto Fujimori representa un atentado contra la dignidad de los peruanos, la memoria de los ultrajantes actos cometidos contra los derechos humanos y la democracia durante la década de los 90. Así como sostiene que es producto de un pacto infame para sostener un débil Gobierno", detalla el diario La República.
Asimismo, los historiadores hablan de la verdadera reconciliación nacionalidad que dicen "no puede lograrse sin el arrepentimiento sincero de los perpetradores, el ejercicio recto de la justicia, la reparación de quienes fueron vulnerados y, sobre todo, sin el esclarecimiento de los hechos".
"Este indulto nos aleja de esta reconciliación porque no reconoce las voces de las víctimas", aseveran.
El documento fue firmado, entre otros, por Valeria Neves Carrillo, Charles F. Walker, Jorge Moreno Matos, Gisela Adriana Hurtado Regalado, José Carlos de la Puente, Adriana Arista Zerga, Jorge Bayona, Cecilia Méndez Gastelumendi, Abraham Samuel Abad Carrasco, Cayetana Adrianzén Ponce, entre otros.
Kuczynski otorgó el 24 de diciembre el indulto humanitario a Fujimori, quien actualmente permanece en una clínica de Lima, sustentado por razones humanitarias, al considerarse que padece una serie de enfermedades y su salud podía agravarse en prisión.
La decisión, que ha generado multitudinarias protestas de rechazo ciudadano, se tomó solo tres días después de que una facción parlamentaria del fujimorismo evitó que se aprobara en el Congreso un pedido de destitución de Kuczynski por sus vínculos con la constructora brasileña Odebrecht.
La decisión de Kuczynski sacó esta semana a las calles a miles de peruanos en contra y provocó la renuncia del ministro de Cultura.
Un sondeo publicado este sábado señala que el 56% de los peruanos aprueba la medida de gracia.
El Gobierno de Kuczynski admitió durante la semana que el indulto otorgado a Fujimori, de 79 años, fue uno de los más rápidos otorgados en la historia del país y que solo demoró 13 días, cuando en promedio una medida de ese tipo dura más de 100 días.
Fujimori fue extraditado de Chile en 2007 y en 2009 fue condenado a 25 años de prisión por el asesinato de 25 peruanos, entre ellos un niño de ocho años, ejecutados por un escuadrón militar clandestino que actuaba bajo el conocimiento del exmandatario, según los jueces. El expresidente tenía otras tres condenas por corrupción, recuerda la agencia AP.
Kuczynski también liberó a Fujimori de un próximo juicio por el asesinato de otros seis peruanos ejecutados por el mismo grupo de militares asesinos durante su gobierno (1990-2000).
Fujimori, llegó al poder en 1990 venciendo en las elecciones a Mario Vargas Llosa. En 1992 disolvió el Parlamento y gobernó con mano dura junto a su jefe de espías Vladimiro Montesinos. En el año 2000 huyó a Japón acosado por los escándalos de corrupción de su gestión y fue destituido por el Congreso por "incapacidad moral".