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Religión

El papa pide el regreso de un 'diálogo sereno' a Venezuela

Llama a hacer 'que nuestro mundo sea más humano, más digno de los niños de hoy y de mañana'.

Ciudad de Vaticano

El papa Francisco pidió este domingo el regreso en Venezuela de un "diálogo sereno" por "el bien de todo el querido pueblo" de ese país, en su tradicional mensaje Urbi et Orbi de Navidad, pronunciado en la Plaza San Pedro del Vaticano, reporta la AFP.

"Confiamos Venezuela al Niño Jesús para que se pueda retomar un diálogo sereno entre los diversos componentes sociales por el bien de todo el querido pueblo venezolano", dijo el papa.

Mencionó además el sufrimiento de los niños en "un mundo azotado por vientos de guerra" y pidió convertirlo en uno más digno para ellos.

Hizo una llamamiento "para hacer que nuestro mundo sea más humano, más digno de los niños de hoy y de mañana", reportó EFE.

Pidió reconocer en el Niño Dios, "los rostros de los niños, especialmente de aquellos para los que, como Jesús, no hay sitio en la posada".

Repasó lugares de la tierra donde sufren los niños, como en Medio Oriente, donde "siguen sufriendo por el aumento de las tensiones entre israelíes y palestinos".

"En este día de fiesta, invoquemos al Señor pidiendo la paz para Jerusalén y para toda la Tierra Santa; recemos para que entre las partes implicadas prevalezca la voluntad de reanudar el diálogo y se pueda finalmente alcanzar una solución negociada, que permita la coexistencia pacífica de dos Estados dentro de unas fronteras acordadas entre ellos y reconocidas a nivel internacional", abogó el papa argentino.

También recordó "los rostros de los niños sirios, marcados aún por la guerra que ha ensangrentado ese país en estos años" y rogó para que en "Siria pueda finalmente volver a encontrar el respeto por la dignidad de cada persona, mediante el compromiso unánime de reconstruir el tejido social con independencia de la etnia o religión a la que se pertenezca".

Mencionó además a los niños de Irak, "que todavía sigue herido y dividido por las hostilidades que lo han golpeado en los últimos 15 años", y los niños del Yemen, "donde existe un conflicto en gran parte olvidado, con graves consecuencias humanitarias para la población que padece el hambre y la propagación de enfermedades".

"Vemos a Jesús en los niños de África, especialmente en los que sufren en Sudán del Sur, en Somalia, en Burundi, en la República Democrática del Congo, en la República Centroafricana y en Nigeria", añadió.

También explicó que hay "zonas del mundo donde la paz y la seguridad se ven amenazadas por el peligro de las tensiones y de los nuevos conflictos" y entonces pidió que "se superen los antagonismos y aumente la confianza mutua por el bien de todo el mundo" en la península coreana.

Abogó para que "la comunidad internacional no deje de trabajar para que se tutele adecuadamente la dignidad de las minorías" que viven en Myanmar, adonde viajó hace algunas semanas.

Francisco recibió críticas durante ese viaje por no mencionar la persecución de los rohinyas cuando estuvo en Myanmar y hacerlo solo después de abandonar el país.

El papa habló además de "los niños cuyos padres no tienen trabajo y con gran esfuerzo intentan ofrecer a sus hijos un futuro seguro y pacífico" o aquellos "cuya infancia fue robada, obligados a trabajar desde una edad temprana o alistados como soldados mercenarios sin escrúpulos".

No olvidó a los "niños obligados a abandonar sus países, a viajar solos en condiciones inhumanas, siendo fácil presa para los traficantes de personas".

"Jesús conoce bien el dolor de no ser acogido y la dificultad de no tener un lugar donde reclinar la cabeza. Que nuestros corazones no estén cerrados como las casas de Belén", instó.

Pidió esfuerzos "para hacer que nuestro mundo sea más humano, más digno de los niños de hoy y de mañana".

Después Francisco impartió la bendición "Urbi et Orbi"(a la ciudad y al mundo) y pidió una Navidad "que renueve lo corazones y, suscite el deseo de construir un futuro más fraterno y solidario, y traiga a todos alegría y esperanza".

El domingo, en la Misa de Nochebuena, el papa se había referido también a los emigrantes y los comparó a María y José cuando buscaban un lugar donde quedarse en Belén. Afirmó que la fe exige dar la bienvenida a los extranjeros, informó Reuters.

"En los pasos de José y María se esconden tantos pasos. Vemos las huellas de familias enteras que hoy se ven obligadas a marchar. Vemos las huellas de millones de personas que no eligen irse, sino que son obligados a separarse de los suyos, que son expulsados de su tierra", dijo.

Llamó a una "nueva imaginación social (...) donde nadie tenga que sentir que en esta tierra no tiene lugar".

Criticó que los traficantes de personas ganen dinero con inmigrantes desesperados y los llamó "Herodes de turno" con sangre en sus manos, una referencia a la historia del rey bíblico que ordenó la matanza de todos los varones recién nacidos en Belén debido a que temía que Jesús lo sustituyera.

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