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Venezuela

La MUD, entre la espada y la pared

Los resultados de las elecciones regionales evidencian los límites de la estrategia de la oposición para poner en jaque al chavismo.

Madrid

La victoria del chavismo en los comicios regionales de este domingo en Venezuela supone un varapalo para la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que, basándose en los sondeos previos a la elección y en la situación económica que atraviesa el país, confiaba en arrebatarle la mayoría de las gobernaciones al oficialismo.

Pese a haber registrado una ligera progresión respecto a las regionales anteriores, acumulando cinco estados en lugar de tres, el resultado evidencia los límites de la estrategia de la oposición para poner en jaque al chavismo.

Claro está, hay que tomar con cautela el conteo de las urnas. La MUD baraja la posibilidad de fraude electoral y, por lo tanto, no reconocerá el cómputo de votos hasta que no se realice una auditoría completa de todo el proceso.

Además, durante la organización de los comicios, la no tramitación de la sustitución de ciertos candidatos en las papeletas (reclamada por la oposición) y la reubicación de unos 200 centros de votación (que afectó aproximadamente a unos 700.000 electores) han vuelto a arrojar dudas sobre la imparcialidad del Consejo Nacional Electoral (CNE), que ya había sido criticado por avalar las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente este verano.

El objetivo de estas medidas habría sido obstaculizar la afluencia de las fuerzas de oposición a los comicios.

Ahora bien, otros factores podrían haberse revelado funestos para la oposición. La decisión de ciertas formaciones de no acudir a las elecciones, alegando que esto legitimaría la "dictadura" chavista, se habría traducido en una desafección de una franja de votantes opositores.

No menos relevantes serían ciertas fisuras en el seno de la MUD. En las primarias para elegir los candidatos a gobernadores la dificultad de alcanzar un consenso quedó en evidencia. No faltaron trifulcas y recriminaciones entre los partidos en liza, opacando el cierre de la elección de candidatos. "Sanar heridas" era uno de los retos de la alianza opositora durante la campaña para las regionales.

El chavismo, por su parte, muestra que no piensa ceder en lo inmediato su protagonismo en el escenario político venezolano. Para ello cuenta con el dominio de los aparatos del Estado y no menos con una base electoral (menguante pero sólida).

Lo que sí sigue siendo una constante de la política venezolana es la marcada polarización. Dada la actuación del CNE, una evaluación precisa de las fuerzas con las que cuenta cada una de las partes resulta difícil. En cambio, el potencial de movilización mostrado tanto por la oposición como por el oficialismo da a ver que dicha polarización reposa en una sociedad escindida.

Según Eugenio G. Martínez, de Prodavinci, la interpretación de los comicios de este domingo tendrían "un efecto en las negociaciones dirigidas a concretar una transición negociada que puede mostrar su punto culminante en la celebración de una elección presidencial competitiva en los próximos 12 meses". Esta era la apuesta de la MUD.

Sin embargo, con la derrota del domingo, la oposición se ve ante una disyuntiva delicada. Bien podría no aceptar los resultados de las elecciones. Una consecuencia probable sería la reanudación de las movilizaciones de la primavera pasada con su indudable saldo de muertos. Pero sin certeza de que el desenlace le sea favorable.

Además, a la decepción electoral podría sumarse el desgaste sufrido durante todo este año de durísimos enfrentamientos con el Gobierno y sin logros a la vista. Lo cual podría traducirse en una merma en la capacidad de convocatoria de la oposición y, por lo tanto, en la presión sobre el Gobierno.

Admitir el conteo supondría, por otra parte, darle la razón a los bandos de la oposición que se negaron a participar en el proceso electoral. Sería a la vez la única manera de entablar el ciclo de negociaciones con el Gobierno para buscar una salida a la crisis que atraviesa el país. Pero en posición de desventaja.

Tal como afirma Luis Vicente León, "la vía de negociación política entre Gobierno y oposición para rescatar equilibrios se rompe estrepitosamente". Ni la negociación ni la confrontación se presentan en estos momentos como perspectivas alentadoras para la MUD.

Es un escollo que amenazaría a corto plazo con poner a prueba los equilibrios de la alianza. Y en ello es fundamental "si sus dirigentes lograrán estar unidos o cada quien en su esquina", comentó a AFP Diego Moya Ocampos, del IHS Markit (Londres).

Paradójicamente, pese a la grave situación económica que atraviesa el país desde hace años, el Gobierno chavista sale reforzado de las elecciones y se encuentra en posición de fuerza frente a la oposición.

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