La Administración del presidente Barack Obama ordenó dejar de investigar los nexos entre Hezbollah, Irán y Venezuela para no entorpecer el acuerdo que internacionalmente se negociaba con Teherán sobre la capacidad nuclear iraní, finalmente alcanzado en julio de 2015.
Según recoge el diario español ABC, uno de los expertos que asesoró a los equipos a cargo de las investigaciones, Davis Asher, acaba de denunciar el "desmantelamiento sistemático" del caso ante el Congreso estadounidense.
"La cúpula dirigente que presidía, dirigía y supervisaba varias secciones dentro de los departamentos de Justicia, de Interior y de Estado, así como porciones de la comunidad de inteligencia estadounidense, desmanteló sistemáticamente cualquier acción de los interesados que amenazara con hacer descarrilar la agenda política de la Administración focalizada en Irán", dijo Asher en el Capitolio.
El experto, que trabajó para el general John Allen, uno de los mandos militares promovidos por Obama para diversas altas responsabilidades, añadió que "altos oficiales de seguridad que trabajaban casos vinculados con Hezbollah, Irán y Venezuela fueron reasignados, dejando unidades de investigación claves (…) Diversos altos cargos policiales se jubilaron".
"Francamente, fue una mezcla de tragedia y farsa" que llevó a "una seria denegación de justicia", lamentó Asher.
Movimientos financieros
ABC recuerda que muchos de esas investigaciones se habían centrado en los aspectos financieros, los cuales mostraban "una conexión entre el régimen de Hugo Chávez y el de los ayatolás, con el fin de ayudar a los iraníes a saltar el cerco de las sanciones internacionales impuestas a Teherán por estar desarrollando un programa nuclear con posible orientación armamentista".
Así había revelado una de las personas que aportó documentos clave y que se reunió varias veces con investigadores de diferentes departamentos de la Administración Obama.
Colaborador de las agencias de EEUU
Otros documentos apuntaban a canales utilizados por ese grupo extremista chií, de origen libanés pero que actúa como brazo terrorista iraní, para lavar el dinero obtenido en la participación del narcotráfico auspiciado por el Gobierno chavista, añade ABC.
"Todo esa investigación se paró luego", afirma al diario español esta persona, que prefiere guardar el anonimato, y que avala la declaración de Asher hecha en junio en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes
"Obama no solo priorizó el acuerdo con Irán, sino que también quiso proteger su otro gran proyecto: la apertura con Cuba. Fue blando con Maduro para no molestar a los cubanos", dice la misma fuente.
Con la llegada de la Administración Trump las investigaciones sobre las tramas financieras de altos dirigentes chavistas se reactivaron a comienzos de año. En febrero se anunciaron sanciones contra el vicepresidente venezolano, Tareck el Aissami, a quien Washington considera patrón de Hezbollah en Venezuela.
Conexión con carteles
En su testimonio ante el Congreso en junio, Asher mencionó algunas operaciones de la DEA, la agencia antinarcóticos estadounidense, dirigidas a investigar la relación de Hezbollah con grupos de narcotráfico, como los carteles colombianos (Operación Titán) o el Cartel de los Soles venezolano (Operación Perseo).
En una comparecencia en mayo ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, otro experto, Emanuele Ottolenghi, aseveró que la implicación de Hezbollah en el narcotráfico en Latinoamérica "es significativo y está en expansión".
Según Ottolenghi, "las pruebas muestran que Hezbollah tiene conexiones a lo largo de toda la cadena de suministro de narcóticos".
También se refirió a las acciones de lavado de dinero y de contrabando de algunos productos, como ocurre con el tabaco, que Hezbollah protagoniza en otras partes de Latinoamérica, singularmente en la Triple Frontera (área fronteriza entre Argentina, Brasil y Paraguay).
Antecedentes
En 2015 The New Yorker publicó un reportaje sobe los vínculos entre el Gobierno de Hugo Chávez y de Mahmud Ahmadinejad y de cómo el chavismo le abrió las puertas de América Latina a Irán, convirtiendo Venezuela en un punto para el tráfico de drogas y el lavado de dinero.
De acuerdo con el testimonio de antiguos oficiales venezolanos, Hugo Chávez fue el responsable de presentar a Ahmadinejad al resto de líderes de América Latina. Irán y Venezuela establecieron un vuelo semanal entre Caracas y Teherán, y los dos gobiernos acordaron un fondo millonario para inversiones en ambos países.
Oficiales estadounidenses dijeron, según la revista, que Chávez también concedió refugio seguro a agentes de la guardia revolucionaria de Irán y de Hezbollah.