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¿Derechos Humanos o fundamentalismo? (III)

La oposición armada

Los grupos rebeldes se matan entre sí por implantar su propia definición de Alá y el Corán.

Miami

La comunidad internacional ha actuado sin conocimiento de cuál es la realidad en el terreno de los rebeldes, de cuáles son los grupos y a qué responden en términos de conexión exterior y de enfoque político.

En la guerra civil de Siria concurren agrupaciones rebeldes de un amplio espectro ideológico y geográfico. Algunos son realmente nacionalistas que luchan por liberar a Siria de un régimen brutalmente represivo. Otros ven el conflicto como un trampolín para desencadenar una guerra santa (Yihad) internacional. Existen grupos rebeldes armados cuya única aspiración es luchar por su clan o por su porción territorial.

Todos los medios de prensa, televisión y electrónicos de los países islamistas del Medio Oriente continúan urgiendo al pueblo a que se lance a manifestaciones callejeras con el lema de "revolución para Siria". En muchos Estados del Medio Oriente, incluyendo Arabia Saudita y Egipto, los clérigos en su llamada a la oración están urgiendo a los sunitas para que se unan a la "guerra santa" contra el gobierno sirio.

La lucha tiene como escenario a las fuerzas del ejército leales a Bashar, las unidades del ejército enfrentadas a él, diversos grupos islamistas y tropas armadas kurdas. En medio del fuego, los civiles pagan el precio.

Tanto las unidades leales a Bashar como las fuerza anti-gubernamentales han desencadenado, cada uno por su cuenta, ataques contra la población civil, con el rosario de muertes, violaciones, torturas y todo tipo de los calificados como "crímenes contra la humanidad". Tanto las tropas pro-gubernamentales como la amalgama de rebeldes bombardean indiscriminadamente los barrios de las ciudades y las pequeñas aldeas.

¿Intelectuales pro-occidentales?

Entre las fuerzas armadas opositoras al régimen de Bashar se destaca el Ejército Sirio Libre (ESL), el Frente de Liberación Islámica de Siria (FLIS), el Frente Islámico Sirio (FIS) y el terrorista Estado Islámico de Iraq y Siria (EIIS).

Existe además, en el exilio europeo y norteamericano, la organización opositora Consejo Nacional Sirio, la cual goza de reconocimiento internacional. Este movimiento aspira a implementar en el país un gobierno islámico sunita centralizado. Todo ello choca con la realidad de una población que sólo responde a la tradición tribal y a la familia extendida.

El Consejo Nacional Sirio, representado en el exterior por Burhan Galiun ha recabado el reconocimiento de Europa y Estados Unidos. En especial se manifiesta como un grupo de intelectuales pro-occidentales y seculares. Se ha proyectado en la prensa euro-americana al Consejo Nacional Sirio y al Ejército Libre Sirio como pro-democráticos; pero tal noción es engañosa, puesto que el Consejo Nacional Sirio es una rama de la Hermandad Musulmana.

La encarnación dentro de Siria del Consejo Nacional es la verdadera cabeza del movimiento, Alí Sadr Al-Bayanuni, el cual en repetidas ocasiones ha definido al Consejo como una organización islamista cuyo núcleo central está integrado por fanáticos ortodoxos que tienen como inspiración y líder espiritual al fundamentalista Yussuf Al Qaradawi.

El Ejército asociado al Consejo es una coalición de combatientes tribales, que no puede calificarse como una fuerza militar a considerar, a pesar de la propaganda que manufacturan los turcos y los Estados del Golfo en sus programaciones televisivas. Más aún, Qatar es quien provee los fondos, el flujo de armas y su logística a través de su Legión Extranjera yihadista. (Defense & Foreign Affairs Strategic Policy, 1-2012).

Objetivo: la Sharia

El Ejército Sirio Libre, creado por el coronel Riyad Al-Assad en julio de 2011 y bajo la actual dirigencia del general Salim Idriss, con el apoyo de Europa y Estados Unidos, es una fuerza de unos 80.000 soldados con entrenamiento militar, y se halla activa en todas las provincias. Sin embargo, no está cohesionada y existe una gran desorganización en los mandos.

El jefe del Ejército Sirio Libre, general Salim Idriss, ha mostrado su rechazo público a la decisión del presidente Barack Obama de suprimir los ataques militares y optar por un arreglo diplomático para negociar el arsenal de armas químicas de Bashar Al-Assad.

Pese a las negociaciones sobre las armas químicas, Estados Unidos no ha detenido el suministro a los rebeldes del general Salim Idriss, a través de Qatar, de armamento ligero, incluyendo los anti-tanques personales. También Jordania ha servido de puente para aprovisionar a los rebeldes, aunque tratando de evitar que el armamento caiga en manos de los grupos ligados a al-Qaida.

Los grupos armados islamistas del Frente de Liberación Islámica de Siria se identifican con la ideología fundamentalista de la Hermandad Musulmana y han proclamado que su objetivo es implantar, de manera ortodoxa, la Ley Islámica, es decir, la Sharia, para subordinar a las minorías y reprimir de manera draconiana la libertad individual.

El FLIS es una amalgama de grupos que se aliaron en septiembre de 2012 y que dice tener más de 40.000 combatientes. En realidad, el FLIS dispone de grandes unidades, incluyendo a la poderosa Brigada Tawhid, que opera en la provincia norteña de Alepo. En Damasco, opera también una coalición de grupos islamistas del FLIS conocida como Liwa al-Islam.

Como en los tiempos de Mahoma

También, en diciembre de 2012, alrededor de diez organizaciones islámicas salafitas se unieron para crear el Frente Islámico Sirio, el cual supuestamente cuenta con unos 30.000 combatientes, incluyendo árabes de otros países. El FIS se destaca por sus bombas humanas y por sus carros bombas que se lanzan en ataques suicidas contra el ejército de Bashar.

Entre sus fuerzas armadas se destaca la poderosa Brigada Ahrar Al-Sham, que opera del puerto de Latakia a las provincias centrales. En Homs, el Frente Islámico Sirio cuenta con la Brigada Al-Haqq.

Estos salafitas del FIS son musulmanes puritanos que buscan restaurar en todo el mundo islámico el modo de vida que existía cuando Mahoma predicaba. Su rechazo al mundo moderno y a la "influencia occidental" se manifiesta en sus respuestas inflexibles, tomadas de los textos canónicos de la Sharia. Pero no se detienen solo en sus vitriólicos y sectarios discursos contra la dictatorial regencia de la élite alawita, sino que salvajemente asesinan a todo civil alawita con que se tropiezan.

Si bien los yihadistas asociados con Al-Qaeda arribaron cuando la lucha ya estaba en su apogeo, en estos momentos conforman los grupos más poderosos en el campo de batalla. Los terroristas crearon en enero de 2012 la agrupación armada Jabhat Al-Nusra, compuesta de sirios que lucharon en Irán contra las fuerzas norteamericanas. Al-Nusra fue el pionero en el uso de las bombas humanas suicidas en Iraq contra objetivos civiles y militares.

Luego, en abril, Al-Qaeda creó una organización que se llamó Estado Islámico de Iraq y Siria (EIIS), que de inmediato absorbió a las unidades de Al-Nusra. Esta organización de Al-Qaeda se ha desbordado en casi todas las provincias sirias.

El ejército del llamado Estado Islámico de Iraq y Siria quiere usar esta lucha como plataforma para desestabilizar también a países islámicos vecinos como Jordania. Lo relevante es que controlan puntos claves de la infraestructura siria, como instalaciones petroleras, puentes, nudos de comunicación, represas.

Están también los temibles kurdos del norte sirio, que sistemáticamente reclutan a niños-soldados, y el Ejército de Ayuda, encabezado por Abu Omar, "El checheno", e integrado por militantes de la región del Cáucaso.

Los militantes de Hizbullah del Líbano, los shiítas iraquíes e iraníes y los talibanes paquistaníes se han sumado a las fuerzas rebeldes más fundamentalistas para combatir a Bashar y defender los "lugares sagrados" con el objetivo final de establecer un régimen tipo Talibán.

Todos estos grupos fundamentalistas han arremetido contra los civiles alawitas, han secuestrados a europeos, y atacan ferozmente a las unidades rebeldes que no conjugan con el fundamentalismo.

Todos contra todos

Por haberse transformado en una contienda religiosa es, en definitiva, una lucha sectaria de todos los bandos que se ha ido radicalizando ante la realidad de que, quien salga victorioso, va a aniquilar al perdedor. Para los fundamentalistas, entre ellos Al-Qaeda, combatir en nombre de Alá justifica las medidas más bárbaras, como comerse el corazón de los soldados de Bashar o degollarlos en nombre de Alá.

También el bandidaje se ha extendido. En la norteña Alepo, por ejemplo, los contrabandistas han creado su propia brigada Asifa Al-Shamal, con la cual controlan la frontera norte. Pero los combatientes de Al-Qaeda se están enfrentando a esta organización para dominar la frontera y así permitir el libre acceso de militantes fundamentalistas de otras regiones del Medio Oriente. También los fundamentalistas han barrido con otra brigada de mafiosos de Alepo, la Guraba Al-Sham.

La gran sorpresa, y la pregunta que en Occidente no tiene respuesta, es cómo, ante las narices de todos los servicios de inteligencia, el levantamiento inicial en Siria contra la crueldad de Bashar ha devenido un mosaico incontrolable de movimientos y tendencias tan detestables como las del propio régimen.

Así, la cuestión teológica ya ha suplantado a la lucha por los derechos políticos arrebatados por la dictadura. Los grupos rebeldes armados se matan entre sí por implantar su propia definición de Alá y el Corán.

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