Más presionados los artistas en sus declaraciones juradas de ingresos personales

El pasado 10 de enero comenzó en Cuba la Campaña de Declaración Jurada y Pago de Tributos correspondientes a los ingresos obtenidos en el año 2021 por parte de los trabajadores por cuenta propia, el personal que labora en sucursales extranjeras, los diseñadores y comunicadores sociales, así como también los artistas y otros profesionales del sector de la cultura.

Será sin dudas una campaña en la que la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) se esforzará para recaudar la mayor cantidad posible de impuestos si tenemos en cuenta que, al hacer la presentación del presupuesto del Estado para el actual 2022, la ministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños, tras  dar a conocer el déficit programado —más gastos que ingresos— ascendente a 75.827.800.000 pesos, apuntó. "Es necesario reducir ese déficit, porque es alto e impacta desfavorablemente en la inflación y en los equilibrios macroeconómicos".

Lo anterior significa que sobre todos los contribuyentes antes mencionados habrá presión gubernamental para que declaren más ingresos, y en consecuencia paguen más impuestos. En el caso del sector artístico sobresalen unas declaraciones emitidas al periódico oficialista Juventud Rebelde (30 de enero) por el Director de Recaudación de la ONAT.

En ellas se detallan los mecanismos hilvanados por la ONAT para controlar hasta el último centavo de los ingresos obtenidos por los artistas, comenzando por el anexo que deben tener sus Declaraciones Juradas, contentivo de todos los contratos firmados por ellos con las empresas, entidades y personas naturales receptoras de sus producciones y servicios.

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Otra complicación que afrontarán los artistas se relaciona con el total de gastos que podrán reflejar en sus Declaraciones Juradas. Como se sabe, un mayor nivel de gastos admitidos redundará en menores impuestos a pagar. Pues bien, este año se permitirá que los declarantes expongan el 100% de los gastos en que incurrieron, siempre y cuando tengan facturas o vales de compras que justifiquen al menos el 80% de dichos gastos. Y he ahí un problema debido a la gran cantidad de materias primas e insumos que en Cuba deben adquirirse en la bolsa negra (o como decimos vulgarmente, "por la izquierda"), sin la posibilidad de contar con facturas por la transacción realizada.

Y si el gasto del artista transcurrió mediante una compra realizada en el exterior, habrá que anexar una declaración jurada que explique al detalle esa operación. Porque siempre será necesario "convencer" a quien revise el modelo de la Declaración Jurada de Ingresos Personales, que ese gasto en el exterior sirvió para que el artista pudiera realizar su trabajo.

En el caso de los artistas que laboran en sus casas, la ONAT desea deslindar exhaustivamente los gastos implícitos en el trabajo del artista, de aquellos que tienen que ver con la vida cotidiana del creador. Aquí podríamos citar, entre otros, la electricidad, los combustibles y las recargas de los teléfonos celulares.

A todo lo expuesto hasta aquí se añade la zozobra del artista ante la posibilidad de que las autoridades tributarias lo declaren "subdeclarante". Es decir, que su Declaración Jurada no incluya todos los ingresos personales  estimados  por la ONAT. En ese caso estaría expuesto al pago de altas multas.  

Al ritmo que marchan los acontecimientos, es muy probable que todos los artistas deban incorporar en sus equipos a un tenedor de libros que los ayuden con todos estos anexos y declaraciones juradas que están exigiendo las burocráticas autoridades cubanas, las cuales, todo hace indicar,  serán cada vez más rigurosas en el cobro de los impuestos en su afán de reducir un déficit presupuestario que corroe a la economía cubana.