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Azúcar

La industria azucarera de Cuba: espejo del fracaso

Desde hace 130 años no se producía en la Isla tan poca azúcar. ¿Qué hacer?

Miami
Una cosechadora en un cañaveral.
Una cosechadora en un cañaveral. The Cuban Economy

La noticia anunciada por el Gobierno cubano de que la zafra apenas alcanzó 816.000 toneladas de azúcar no constituye sorpresa alguna, sino la confirmación de que el sistema es la estampa misma del fracaso. A esta noticia hay que agregar que seguramente el azúcar comenzará a escasear en la Isla, como lo hacen ya una larga lista de alimentos y productos ausentes no solo en las tiendas en moneda nacional, sino también en las de divisas.

Lo peor de todo es que difícilmente el Gobierno tenga recursos para importar el déficit de azúcar que cubra la demanda interna del país. El régimen ha convertido al que fuera el mayor productor de azúcar del mundo en un país importador.

Sin duda, una mala noticia para una población que siente los primeros embates de una hambruna ya presente en decenas de miles de hogares.

Como suele ser costumbre, el régimen ha achacado la baja productiva al embargo de EEUU. Lo cierto es que apenas 38 centrales participaron en la zafra, lo cual representa el 24.35% del total de los centrales azucareros confiscados en 1959. La cifra de producción alcanzada en 2021 es la menor lograda en más de 130 años.

El vicepresidente de la empresa AZCUBA dijo al diario oficial Granma que los pobres resultados alcanzados en la zafra del 2021 fueron consecuencia de "la crisis económico-financiera y energética, acentuada por la intensificación del bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de EEUU y los efectos de la pandemia de la COVID-19".

Cuando en 1959 el Gobierno cubano se adueñó de la industria azucarera más poderosa del mundo a punta de pistola, sin pagar un centavo a los dueños de los 161 ingenios azucareros que fueron confiscados, nadie imaginó que 62 años después, dicha industria se fuera a convertir en un amasijo de chatarra incapaz de alcanzar los valores de producción que se obtenían cuando las zafras se hacían con trapiches.

Fidel Castro no solo robó y arruinó una industria que era la más moderna en aquel entonces, y la que más producía, sino que arruinó la vida y el futuro de millones de cubanos y la economía de un país.

¿Cómo fue posible esta galopante involución en el tiempo?

La génesis de la debacle de la industria azucarera pasa por la combinación de varios factores que han incidido en su desarrollo. En primer lugar, hay que señalar el tema de la propiedad de la tierra y la organización empresarial que rige la industria. En segundo lugar, la base legal, es decir, las leyes que hoy dan soporte al desarrollo de esa industria en la Isla. Y en tercer lugar, la falta de visión estratégica de quienes hoy dirigen la industria; en otras palabras, la falta de visión estratégica del Gobierno.

Hace un siglo Cuba era uno de los productores de azúcar más importantes en el mercado internacional. Sin embargo, el mal desempeño de su industria azucarera acumulado en los últimos 62 años de economía centralizada empujó al país a convertirse en un mercado importador de azúcar.

En 2018, la producción de azúcar en la Isla apenas llegó a 1.1 toneladas métricas. Dicha cifra representó un 16.3% menos que la producción alcanzada en 1905. La producción de 816.000 toneladas lograda en 2021 confirma claramente el impactante declive de la industria. Ver Figura 1.

Figura 1. Serie histórica de la producción de azúcar (TM), 1905-2021.

 

Fuente:  Havana Consulting Group a partir de los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

Esta figura nos muestra claramente la debacle en la que se ha sumido la industria azucarera cubana en los últimos 30 años, desde que desaparecieron los mercados de la URSS y el campo socialista de Europa del Este.

En 1958 el país tenía 161 centrales funcionando a toda máquina y una fuerte presencia de inversión extranjera, sobre todo norteamericana. Del total de centrales en activo, 36 pertenecían a empresas norteamericanas, 121 estaban en manos de empresarios privados cubanos, tres eran de españoles y uno de franceses. Ver Figura 2.

Figura 2. Centrales azucareros en activo, 1958

País No. de ingenios Capacidad de producción (MT) Volumen de la producción (%)
Estados Unidos  36 2,118,500 36,7
Cuba 121 3,591,700 62.1
España 3 54,700 0,9
Francia 1 15,700 0,3
Total 161 5,780,000 100

Fuente:  Havana Consulting Group

En el período 1905-1958, todos los centrales azucareros estaban en manos privadas. Existía una industria organizada en todas sus esferas: cultivo, producción, logística y comercio que satisfacía tanto la demanda interna como las exportaciones. La industria azucarera era la principal del país, generando cientos de miles de empleos.

En 1959, con la llegada al poder de Fidel Castro, todo cambió. La industria fue intervenida y los centrales nacionalizados. Los antiguos propietarios, tanto extranjeros como nacionales, no fueron indemnizados, y todas las propiedades pasaron a manos el Estado. A partir de entonces comenzó el largo camino de la destrucción de la industria azucarera cubana hasta nuestros días, pasando por varias etapas bajo una economía totalmente centralizada.

En la zafra que recién acaba de terminar solo molieron 38 centrales. La mayoría de ellos muy ineficientes, con tecnología obsoleta, serios problemas de mantenimiento y problemas de maquinarias, insumos, falta de piezas de repuesto y lo más importante: ausencia de capital financiero para poder resolver todos estos problemas.

Actualmente la inversión extranjera en esta industria es prácticamente nula, a diferencia de antes de 1959, donde la presencia del capital extranjero era muy fuerte, al igual que la del sector privado cubano. Era una industria totalmente descentralizada. En los 53 años del período 1905-1958, el ritmo de producción fue ascendente, como se puede constatar en la Figura 1. Sin embargo, bajo el esquema de economía centralizada por el Estado, la historia acumulada por 62 años muestra un ritmo de producción decreciente, que comenzó a partir de la década del 90, cuando Cuba perdió los subsidios y el financiamiento con la caída de la URSS y el campo socialista de Europa del Este.

La desaparición de la industria azucarera cubana en los últimos 30 años ha sido chocante. En la segunda mitad de la década de 1980, el país produjo en promedio más de 7.5 millones de toneladas de azúcar por año, cosechando cerca de 71 millones de toneladas de caña de azúcar que fueron procesadas en un complejo industrial de 156 plantas, soportado por el multimillonario subsidio soviético. Sin embargo, durante el período 2011-2015, la producción de azúcar solo promedió 1.6 millones de toneladas anuales, las cosechas de caña promediaron 15.2 millones de toneladas de caña, y alrededor de 56 ingenios azucareros estuvieron en operación. La producción de azúcar en el período quinquenal más reciente fue menos de una quinta parte (18%) de los volúmenes de producción en la segunda mitad de los años 80.

Una de las razones fundamentales que ha provocado el descenso de la producción de azúcar ha sido la disminución paulatina de la superficie de tierra cultivada con caña de azúcar en los últimos 30 años. En 2015 solo se cosechó un tercio de la superficie cultivada en 1982.

Durante el período de tiempo señalado se produjo el cierre de más de 100 centrales. Paralelamente, la cantidad de superficie destinada al cultivo de la caña también disminuyó.

El cambio más dramático fue cuando, en 2002, Fidel Castro dio la orden de cerrar 71 (46%) de los 156 ingenios azucareros activos en el país y la asignación de otros 14 para producir derivados de la caña de azúcar en lugar de azúcar. Las 71 fábricas que se desactivaron representaron aproximadamente el 38% de la capacidad de molienda del país; decenas de miles de trabajadores quedaron sin empleo y los niveles de producción se contrajeron bruscamente, cayendo por debajo de los dos millones de toneladas por año a partir de 2006, y apenas excediendo el millón a partir del 2010.

A partir de la década del 90 comienza a producirse lo que pudiéramos denominar "un proceso de muerte lenta" de la industria azucarera cubana.

Entre los principales factores que han motivado esta muerte lenta podemos citar los siguientes:

1. Falta de estímulo al trabajador cañero, bajos salarios, falta de alimentación y vivienda adecuadas.

2. Uso de mano de obra no especializada, y sin la debida supervisión del trabajo.

3. Mal aprovechamiento y falta de suministro de los fertilizantes.

4. Siembra de caña sin desherbar primero los terrenos.

5. Altas pérdidas de caña debido al corte mecanizado (que alcanzan un 15–20%).

6. Siembra de caña en el período menos apropiado.

7. Baja calidad de las semillas.

8. Equipos y maquinarias obsoletas, con altos costos de operación.

9. Problemas organizativos de la campaña.

10. Bajo nivel de autonomía de las empresas, obligadas a cumplir condiciones de los ministerios.

11. Financiación escasa y tardía.

12. Sistemas de drenaje y riego obsoletos y en mal estado.

13. Viales para transportar la materia prima a los centrales azucareros en mal estado.

14. Sistema logístico deteriorado (almacenes en mal estado; parque automotor utilizado en la distribución de las materias primas y el producto final en mal estado, envejecido y escaso; escasez de piezas de repuesto como neumáticos, baterías, etc.).

15. Falta de insumos a los productores que imposibilita garantizar las cosechas en todas sus etapas (suministro de herramientas de trabajo, calzado, ropa, etc.).

16. Ausencia de inversión extranjera en la industria.

17. Centralización total por parte del Estado en el proceso productivo y de comercialización (sector tecnológico, industrial, comercialización interna y exportación).

18. Una mala política de producción de derivados.

De reina a cenicienta

Como consecuencia del impacto de estos factores sobre la agricultura cañera, el rendimiento de la producción de caña de azúcar por hectárea ha ido disminuyendo y comportándose de manera inestable en la medida que ha ido pasando el tiempo.

El rendimiento cubano de la caña de azúcar por hectárea se encuentra actualmente a la zaga de muchos países productores de Latinoamérica. Cuba ha dejado de ser la reina del sector azucarero en América Latina para convertirse en la cenicienta del sector en la región. Los números hablan por sí solos. Ver Figura 3.

Figura 3. Comparación del rendimiento de la caña de azúcar por hectárea (t) de Cuba con algunos de los productores más importantes de América Latina. Serie 2010-2016.

Fuente:  Havana Consulting Group a partir de los datos publicados por la Organización de las Naciones Unidad para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En los últimos años Cuba no ha tenido progreso en su índice de rendimiento de caña de azúcar por hectárea. Si tomamos como ejemplo el período 2010-2016 constatamos que en 2016 este indicador alcanzó 42.7 toneladas por hectárea, un 43.6% más bajo que la media del resto de los países y un 66.9% más bajo que el rendimiento alcanzado por Guatemala, que se ha convertido en el líder indiscutible de la región en este indicador. En 2016 su rendimiento fue de 129.06.

Guatemala se ha convertido además en el cuarto mayor exportador de azúcar del mundo, tras Brasil, Tailandia e India. Sin mercados fijos, sus exportaciones terminan en el mejor postor. La industria azucarera en Guatemala es una industria con un esquema de negocios sumamente eficiente y rentable, y está dominada 100% por empresarios privados.

Conclusiones

La industria azucarera cubana está al borde del colapso total. El arrastre improductivo acumulado y generado por una economía que lleva casi seis décadas centralizada, ha puesto a punto de mate una industria que por muchos años fue la locomotora de la economía nacional y orgullo del país y sus ciudadanos.

El bajo rendimiento de la caña de azúcar cubana por hectárea, situado en un 43.6% más bajo que la media de la región de América Latina y el Caribe, es la evidencia más palpable de que se necesita una transformación estructural drástica. Esto implica inobjetablemente una estrategia basada en una descentralización total por parte del Estado, en un ambiente de economía de mercado, de propiedad privada, desde sus niveles productivos hasta su estructura comercial y con un fuerte componente de inversión extranjera, donde tanto empresas extranjeras como exiliados cubanos podrían jugar un rol trascendental por su experiencia, éxito y capital disponible.

El actual Gobierno cubano tiene el reto y la responsabilidad de reinventar la industria azucarera. Los obstáculos ideológicos y los experimentos económicos que amordazaron por muchos años y aún amordazan a la industria deben ser derribados sin contemplación. Una transformación de la industria azucarera bajo este enfoque traería prosperidad, fuente de empleo, riqueza y bienestar.

La ley Helms-Burton es una gran oportunidad para negociar las reclamaciones de todos los centrales azucareros que fueron confiscados y no compensados. Estas reclamaciones se pueden convertir perfectamente en inversiones. El Gobierno cubano tiene que concientizar de una vez por todas que, si este problema no se resuelve, nunca más esa economía va a levantar cabeza. El Gobierno tiene la responsabilidad moral de enmendar lo que él mismo destruyó.  Y si no tiene la inteligencia y la valentía moral para dar ese paso, que se aparte del poder entonces y deje que otros intenten reconstruir el país.

Si al final queremos una foto de lo que debería ser la industria azucarera cubana, basta con ver cómo la familia Fanjul, tras haber sido despojada de sus centrales azucareros al triunfo de la revolución sin compensación alguna, y haberse quedado sin un centavo, levantaron de la nada todo un imperio. Hoy, con solo cinco centrales en Florida (2), Belice (1), México (1) y Republica Dominicana (1), produce más azúcar que la industria azucarera cubana con 38 centrales en activo. Solo mirando este ejemplo, basta para comprender qué es lo que tiene que hacer el Gobierno cubano.

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3 comentarios

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Profile picture for user Proscopito Arrechabaleta

Se acabó la raspadura, caballero, circulen.

Profile picture for user padre Ignacio

Nada que esta probado que si le das el desierto de Sahara a los comunistas a la vuelta de un tiempo se acaba la arena. Quien le hubiera dicho a un cubiche en el año 60 que la plantación iba a producir menos de un millón de toneladas le hubieran encasquetado una camisa de fuerza.

Profile picture for user Ana J. Faya

Enjundioso trabajo de Morales. Como bien dice, esta zafra es símbolo del fracaso rotundo del sistema. Se ha producido menos azúcar que tras la guerra de independencia, cuando la producción pasó del millón de toneladas a pesar de la devastación de los campos por la contienda. En el siglo XIX los propietarios criollos lograron una serie de innovaciones importantes para la producción, que situaron a Cuba como uno de los principales productores junto a Java y Hawai. Hoy ese régimen no es capaz de producir ni guarapo en un trapiche hecho a mano.