El prisionero político y líder del Movimiento Opositores por una Nueva República (MNOR) José Díaz Silva, de 62 años, decidió declararse en huelga de hambre a partir de este lunes en la cárcel del Combinado del Este, informó el activista Pedro Quiala en su perfil de Facebook.
El reporte no aclara los motivos de la huelga, aunque Lourdes Esquivel Vieyto, esposa de Díaz Silva, en un comentario de esa publicación expresó que ''no quieren darle la visita, hace más de dos meses que no lo veo''.
Hace una semana, Esquivel Vieyto denunció en su perfil de Facebook que Díaz Silva presentaba muchos dolores en los riñones y no tenía asistencia médica en la prisión.
''Lo están sacando a coger el sol en otra celda que se está derrumbando, las cabillas se parten solas y una pared se está al caer'', expresó la esposa del prisionero político.
En agosto del pasado año, el régimen condenó al opositor a dos de cárcel sin internamiento, sin embargo, en marzo de este año el Tribunal Provincial de La Habana revocó esa sanción y el activista permanece encarcelado desde el 3 de marzo.
La Fiscalía del régimen acusa a Díaz Silva de desacato y atentado, supuestos delitos por el cual le ha pedido una condena de siete años.
Por otro lado, el prisionero político Yuri Almenares González decidió comenzar una huelga de hambre desde el día primero de diciembre en la prisión del Combinado del Este en La Habana, informa Cubanet.
Almenares González decidió abstenerse de comer por estar en desacuerdo con la condena de siete años de cárcel que le ha sido impuesta por el supuesto delito de desacato, a la figura del gobernante Miguel Díaz-Canel.
De 41 años de edad, este activista pertenece al Movimiento Cívico Democrático ''Una Nueva República Orlando Zapata Tamayo'', y era muy crítico con la gestión del régimen y la figura de Díaz-Canel en sus redes sociales. Desde hace más de dos años permanecía en prisión preventiva.
Desde la prisión del Combinado del Este, el activista denunció a finales de noviembre, ser víctima del método de castigo conocido como "fijación" que consiste en esposar al recluso en un banco de torturas por el tiempo que determinen los carceleros sin darle comida, agua ni posibilidad de ir al baño, por lo que la víctima se ve obligada a hacerse sus necesidades encima.