La esposa del prisionero político cubano José Daniel Ferrer, la doctora Nelva Ismarays Ortega, lo encontró muy delgado y lleno de picadas de mosquito tras visitarlo este lunes en la prisión de Mar Verde, donde llevaba 55 días totalmente incomunicado, informó en Twitter su hermana, Ana Belkis Ferrer.
"Tras 55 días de haber visto a José Daniel Ferrer solamente dos minutos, la dictadura de Raúl Castro Ruz y Díaz Canel permitió hoy unos 15 minutos con su esposa Nelva, a sus hijos no se los permitieron ver. Muy delgado y lleno de picazos de mosquitos", escribió Ana Belksi Ferrer.
Esta es la segunda ocasión en que el líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) pasa más de un mes incomunicado en prisión desde que fuera encarcelado el pasado 11 de julio.
La pasada semana su hermana denunció que las autoridades del penal le impidieron recibir medicamentos para aliviar un dolor en el brazo y que también negaron la visita que le corresponde cada dos meses.
La organización del exilio Directorio Democrático Cubano y opositores y activistas en la Isla, entre ellos miembros de UNPACU, exigieron el lunes pasado al Gobierno de Cuba una "fe de vida" del opositor cubano.
Ferrer es considerado como uno de los líderes más visibles de la oposición cubana. Encarcelado durante la ola represiva de 2003 conocida como "Primavera Negra", tras quedar libre continuó su activismo y fue arrestado de nuevo en 2021 por su participación en las protestas pacíficas contra el régimen del 11 de julio.
La última vez que sus familiares lo vieron, antes de este lunes, fue el pasado 12 de julio, cuando tras más de un mes incomunicado, las autoridades carcelarias le permitieron recibir una breve visita de dos minutos.
La Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) lanzó a finales de diciembre pasado una iniciativa para urgir a las autoridades cubanas a que pongan fin a los malos tratos que afirma que está sufriendo Ferrer, para el que reclamó la liberación inmediata.
El preso informó a su familia a primeros de diciembre pasado que estaba recluido en una celda de aislamiento sin ventanas ni contacto con el resto de los internos, y que recibía alimentos en estado de descomposición, además de que está vistiendo solo con ropa interior.