El manifestante cubano Juan Enrique Pérez Sánchez, condenando a ocho años de prisión por participar en las protestas del 11 de julio en Nueva Paz, Mayabeque, denunció en una carta enviada al activista Marcel Valdés que las autoridades del penal donde se encuentran le han negado la atención médica pese a tener fiebre.
El recluso, quien dijo tener fiebre de 38 grados, denunció que las autoridades sanitarias de la prisión de Melena II, donde se encuentra, se negaron a atenderlo alegando que no tenía más síntomas.
Además, aprovechó la misiva para narrar varios actos violentos sufridos desde que fuera arrestado y golpeado el 12 de julio del año pasado por las Brigadas Especiales y trasladado a un penal que llevaba tiempo cerrado, por lo que no contaba con las condiciones básicas de higiene.
Durante su arresto en plena protesta, Pérez Sánchez recibió golpes que le provocaron una fractura en las costillas, lesiones en una rodilla e hinchazón en una ceja que le ha dejado una protuberancia hasta el día de hoy.
"Los médicos que allí estaban nos miraban aterrorizados porque no les permitieron sacar certificados de lesiones ni visitarnos hasta pasados los ocho días, con el propósito de que bajaran las hinchazones", contó en la carta enviada al activista.
El prisionero político dijo también que en los primeros días tras la detención fue obligado a gritar consignas a favor de Fidel Castro y Miguel Díaz-Canel en el penal, bajo amenazas de ser golpeado.
En el momento del traslado a la prisión de Melena II, ubicada en Quivicán, Mayabeque, Pérez Sánchez contó que la Policía, que iba acompañada de perros sin bozal para intimidarlos, les permitió a otros presos que les gritaran ofensas.
Pese a lo duro que ha sido el año en prisión, el manifestante del 11J agradeció el apoyo a los activistas y a la opinión pública internacional por visibilizar la situación de las personas encarceladas en la Isla tras las protestas y dijo sentirse "más fuerte que nunca".