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Represión

Tras más de seis años de cárcel, esto es lo que cuenta la abogada Marienys Pavó Oñate

'Han sido años difíciles', recuerda la exprisonera política, a quien el régimen impidió ver a su madre antes de morir y asistir al nacimiento de sus dos nietos.

La Habana

La presa política Marienys Pavó Oñate, abogada de 51 años de edad, fue liberada el pasado viernes 19 de octubre, luego de seis años y tres meses de prisión.

Pavó Oñate había sido condenada a siete años en 2012, por el delito de "tráfico de influencias", en un juicio denunciado como fraudulento por su esposo y también abogado Julio Alfredo Ferrer Tamayo.

"Mi prisión fue una represalia contra Julio por su trabajo en la Asociación Jurídica Cubana (AJC). Él había presentado los documentos para legalizar la AJC y, frente a las ilegalidades institucionales para impedirlo, Julio reaccionó por la vía legal hasta llevar a juicio a la ministra de Justicia de entonces, María Ester Reus", declaró Pavó Oñate tras su liberación.

"Julio no es solo un magnífico profesional, es un magnífico esposo, amigo y padre. Ellos lo sabían, a su hija les era más difícil dañarla porque estudiaba entonces, pero estaba yo y me convertí en el blanco".

Organizada para asesorar a la población frente a las violaciones de las autoridades judiciales cubanas, la AJC no ha dejado de sufrir todos estos años el hostigamiento estatal, de lo que fue expresión el registro y retención de todos sus archivos y equipamiento electrónico el pasado 13 de febrero de 2018, en un proceso que comenzó entonces y aún no ha tenido solución.

Luego de ser recluida su esposa, Julio Alfredo Ferrer demandó a las autoridades implicadas en el proceso y progresivamente a todos los que se iban sumando al encubrimiento de jueces y fiscales. Frente a la tozudez del abogado, la institucionalidad corrupta no tuvo mejor idea que encerrarlo en prisión por el delito de "desacato" —les perturbaba que les llamaran "prevaricadores" y "falsificadores de documentos"—, todo con la anuencia de la Seguridad del Estado.

Por la firmeza de su denuncia, Julio estuvo en prisión entre febrero y septiembre de 2015. Luego volvieron a encerrarlo, esta vez por una sanción conjunta de los cargos de "desacato" —se le volvía a condenar por un delito que ya había extinguido el año anterior— y "falsificación de documentos". Trabajaba entonces para el Centro de Información Legal (Cubalex), que fue al mismo tiempo invadido por la Seguridad del Estado el 23 de septiembre de 2016, sus pertenencias robadas, y sus miembros forzados a marchar al exilio bajo amenaza de prisión.

Estos años Marienys Pavó Oñate estuvo recluida en la Prisión de Mujeres de Occidente del reparto El Guatao, en el municipio de La Lisa.

"La prisión me impidió estar presente al fallecer mi madre y durante el nacimiento de mis dos nietos", recuerda.

"Es un derecho del interno, reglamentado, asistir al nacimiento o la muerte de un familiar allegado. Mi hermana vino de España para hacer los trámites que me permitieran asistir, primero al hospital, para ver a mi madre, y luego a las honras fúnebres, pero no lo aceptaron".

Durante la reclusión de Marienys, ella y Julio se mantuvieron en estrecha comunicación. Fue un tiempo en el que el centro penitenciario tuvo varias directoras. Una de ellas fue Mercedes Luna Rodríguez, segunda jefa de la Dirección Provincial de Prisiones de La Habana, temporalmente designada al frente de esa cárcel.

Luna Rodríguez quedó estupefacta al llegar al centro y recibir a Julio Alfredo Ferrer, quien —según el relato del abogado— le aseguró que "en el expediente de Marienys no había un solo papel, que su prisión era arbitraria y dirigida por la Seguridad del Estado".

"Mercedes Luna no lo podía creer y mandó a pedir el expediente para cerciorarse. Cuando lo tuvo delante, me dijo que no me lo podía enseñar, pero que yo tenía razón y que en el expediente estaban las solicitudes de los documentos de Marienys que había hecho el presidio, sin que le hubiera llegado papel alguno", explica Ferrer Tamayo.

"Al otro día yo le entregué un resumen de todos los documentos legales. Ella me recibió y siempre me dio la razón, pero fue sustituida por la mayor Liduvina Gay. Las instrucciones que tenía Liduvina no solo eran no comunicarse conmigo, sino también agravar las condiciones de Marienys como modo de amilanar nuestras denuncias".

La libertad de Marienys ha sido dictada por Mercedes Luna Rodríguez, pues por estos días ha vuelto a asumir la dirección del presidio. Un acto de justicia que agrada a ambos abogados, pues ella fue la única funcionaria que se comportó de manera profesional en todos estos años.

La Oficina de Refugiados de los Estados Unidos aceptó tiempo atrás la solicitud de refugiado de Ferrer Tamayo que, no obstante, decidió esperar que su esposa saliera en libertad para realizar juntos el proceso y marchar a Estados Unidos.

El pasado 16 de octubre el Gobierno de Estados Unidos lanzó la campaña #PresosPorQué, de denuncia del régimen cubano por su política de hostigamiento, persecución y reclusión ilegal de opositores políticos en Cuba.

La presentación de la campaña en la Organización de Naciones Unidas (ONU) fue boicoteada por diplomáticos cubanos con golpes en las mesas y gritos, exponiendo los valores de la diplomacia revolucionaria en su más alto grado. Entre grito y grito se podía discernir la negación de que el Estado cubano tuviera presos políticos como Marienys Pavó Oñate.

Es precisamente al ministro de esa diplomacia, Bruno Rodríguez Parrilla, a quien Julio Alfredo Ferrer demanda por "daños y perjuicios morales" luego de que la representación diplomática de La Habana diera una información falsa sobre el abogado al Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. La institución internacional se interesó por su suerte al conocer detalles de la persecución de que ha sido objeto todos estos años.

"La representación diplomática cubana aseguró que yo era un delincuente, prófugo de la Justicia, que pretendía socavar el régimen social imperante en Cuba y que estaba sancionado a cinco años de privación de libertad por el delito de 'estafa'. La falsedad de tales argumentos ha sido reconocida por las propias autoridades del servicio diplomático cubano, sin que se verifique ninguna consecuencia para los funcionarios implicados", afirma Ferrer Tamayo.

"Lo que yo estoy demandando es una disculpa pública por los planteamientos falsos sobre mí, que pueden haberme perjudicado ante el Alto Comisionado, por la opinión que se pueda haber hecho de mi persona en base a los elementos provistos por la misión diplomática".

La liberación de la presa política Marienys Pavó Oñate y, días atrás, la de Tomás Núñez Magdariaga luego de 63 días de huelga de hambre, son una reacción a la presión recibida por la campaña estadounidense. La acción, sin embargo, no confirma otra cosa que la naturaleza política de los delitos imputados a estos activistas de derechos humanos y la voluntad castrista de perseverar como dictadura.

La única acción apreciable, la libertad absoluta de todos los presos políticos y la depuración del sistema de orden interior y judicial del país, no pasa por la cabeza de los mandamases cubanos.

Por el momento, Marienys Pavó Oñate está asimilando con lentitud su libertad.

"Todavía no la he procesado —dice—. Han sido años difíciles. Ayer yo le decía a Julio 'acuérdate que tengo que ir a firmar', que era el procedimiento que debía seguir cuando salía de pase. O sea, no interiorizo la idea de que estoy en libertad, de que no tengo que firmar nada en ninguna parte".

"Esta no es una reacción solo mía, también mi hija me decía hace un rato 'mamá, no me acostumbro a que estés en libertad, me parece mentira que no tengas que hacer las cosas apurada, que no tengas ninguna limitación'".

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