El régimen de Irán arrestó el jueves al futbolista Voria Ghafouri, acusado de haber "insultado y ensuciado la reputación del equipo nacional" y de hacer "propaganda" contra la República Islámica, informó la agencia oficial iraní Fars.
Ghafouri fue detenido después de una sesión de entrenamiento de su equipo Fooolad, de Juzestán, por decisión de la autoridad judicial, indicó el reporte, citado por AFP.
El futbolista de 35 años, originario de Sanandaj, capital de la provincia del Kurdistán iraní, publicó una foto en Instagram con el traje tradicional kurdo. El deportista ha apoyado públicamente las protestas desatadas por la muerte en septiembre de la joven Mahsa Amini, tras ser detenida por la Policía de la moral, y que era oriunda de esa región del país.
El que fuera capitán del Esteghlal, el equipo más conocido del país, se vio obligado a abandonarlo en julio último por sus reiteradas críticas a las autoridades.
Las movilizaciones que comenzaron por la muerte de la joven kurda de 22 años han evolucionado y ahora piden el fin de la República Islámica, fundada por el ayatolá Ruholá Jomeini en 1979.
Los futbolistas han sido uno de los colectivos de celebridades que más han expresado su apoyo a los manifestantes.
El pasado lunes los futbolistas de la selección nacional iraní no cantaron el himno de su país antes de su primer partido en el Mundial de Qatar 2022, en protesta por la sangrienta represión de los manifestantes a manos del aparato represivo de Teherán.
En otro caso que trascendió días atrás, el exjugador Ali Daei anunció que había rechazado una invitación para acudir a Qatar en solidaridad con las familias que han perdido a sus seres queridos a manos del régimen.
En las movilizaciones habrían muerto al menos 342 personas, según la ONG Iran Human Rights, con sede en Oslo.
También otra figura del deporte, la escaladora Elnaz Rekabi, fue presionada y detenida tras su regreso a Irán por competir en un torneo en Seúl sin usar el velo, quizás el caso más sonado de apoyo de un deportista a las protestas.
Las protestas están siendo duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad, que han arrestado a unas 15.000 personas, de las que al menos 2.000 han sido acusadas de diversos delitos.
Hasta ahora, seis de los acusados han sido condenados a muerte. La dureza de la represión policial y judicial ha provocado duras críticas internacionales, las últimas el último jueves, cuando el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó investigar las violaciones de derechos humanos en ese país durante las manifestaciones.
