El exjugador de béisbol y actual mánager Alfonso Urquiola ha vuelto a su natal Pinar del Río, luego de permanecer varado varias semanas en Panamá, donde se encontraba trabajando al frente de un equipo en Chiriquí.
A Urquiola lo sorprendió el estallido de la crisis del nuevo coronavirus. Se quedó en tierra panameña sin poder tomar el vuelo de regreso a Cuba.
Según declaraciones que publicó Alto Average en YouTube, el deportista se "siente feliz de poder estar en su natal Pinar del Río".
"Ya estaba deseoso de estar acá, porque este es mi país y mi gente, este es mi pueblo. De todo corazón, tenía muchas de llegar. Estaba en un lugar en donde estaba bastante bien protegido", dijo el director de equipo en su provincia.
"Confío mucho en la logística de nuestra gente, de nuestra salud y nuestro sistema. Recuerda que no me va a pasar nada, pero si me pasa que me pase en un terreno de pelota o con mi gente. Estoy feliz de estar aquí y a pasar la cuarentena", insistió.
Urquiola dirigió este año al equipo de béisbol de Chiriquí. La selección local panameña ya había alcanzado con él al frente el título nacional en 2002 y 2004.
"Vamos a vencer esto con disciplina. Le deseo lo mejor a todo el mundo, porque estamos ante un enemigo potente e invisible, pero Dios primero lo vamos a vencer", concluyó el hombre que llevó al equipo Cuba a ganar la Serie del Caribe en 2015.
DIARIO DE CUBA incluyó a Urquiola entre los mejores peloteros cubanos en Series Nacionales. Lo colocó entre los tres mejores segunda base en estos torneos.
Elegante con el guante, rápido y explosivo, siempre fue un jugador muy inteligente en el campo de juego. La forma de posicionarse ante cada rival le ayudó mucho a cubrir terreno alrededor de la segunda base y a convertirse en un pelotero clave para su equipo de Pinar del Rio y para las selecciones cubanas durante las 19 Series Nacionales que jugó.
Con un promedio defensivo de .976 (158 errores en 6.640 lances) a lo largo de su vida deportiva, dejó también su firma en muchas jugadas espectaculares desde su época de juvenil con los equipos nacionales.
Dado que parte de su carrera transcurrió en la era del bate de madera y la pelota de poco bote, logró terminar con un average ofensivo de .286, con 89 bambinazos y 566 empujadas, y tuvo el privilegio de ser el líder de los bateadores en la primera Serie Selectiva, realizada en 1975.
Como camarero titular de la selección nacional, obtuvo la medalla de oro en cinco campeonatos mundiales, tres panamericanos y dos centroamericanos.