Suman 16 los atletas cubanos que intervendrán en el Mundial de Atletismo de Doha, Qatar, a realizarse a partir del próximo 27 de septiembre. No es una cifra destacada, de hecho, es la segunda peor de la historia de la Isla en competiciones de este tipo desde Helsinki 1983, cuando solo 11 cubanos se batieron en la lid.
Como la mayoría de los deportes, el atletismo de la Isla no goza de buena salud. No obstante, los cubanos deben mejorar la actuación de hace dos años en Londres, cuando solo se llevaron un bronce por intermedio de la pertiguista Yarisley Silva. La meta colectiva parece realista.
Al menos hay dos nombres que parecen sembrados en el podio y que acaban de ganar la Liga del Diamante: el triplista Juan Miguel Echevarría y la discóbola Yaimé Pérez.
Echevarría es quizás el más seguro, porque no encuentra demasiada resistencia en el orbe y encabeza con comodidad el ranking de su disciplina. Ha aprendido a volar con relativa facilidad. En el reciente Diamante se coronó con 8,65 metros y se mantiene estable, salto tras salto. El resto debería sobrepasar sus números personales para arrebatarle el título mundial al cubano.
En el lanzamiento del disco, la santiaguera Pérez ha mantenido lo que años atrás se le cuestionaba, una firmeza en los tiros en los eventos de alto nivel, algo que ella misma ha calificado como "trabajo en el aspecto mental". Eso, junto a la inestabilidad de la croata Sandra Perkovic (que lucha por llegar a tope al Mundial tras conseguir el segundo puesto del Diamante) le ofrecen opciones de oro a Yaimé.
La estrategia, creo, debe ser la misma que la de Denia Caballero en 2015, un primer tiro que descoloque a la croata, aún débil. Pérez ostenta cuatro de los diez mejores lanzamientos de la temporada.
La santaclareña Caballero, otra cubana en la elite del disco, ofrece más dudas que certezas de cara a un Mundial que dominó cuatro años atrás. Más allá de la decepción de los Panamericanos, a Denia no se le ha visto consistente, aunque su clase le hace coquetear una y otra vez con el podio. En la Liga del Diamante terminó cuarta en una última competencia en la cual tuvo dos fallos y un tiro mediocre por debajo de los 60 metros. Caballero ya ha visto como su compatriota Pérez maduró y le sobrepasó.
Si hay alguien a quien siempre hay que etiquetar con opciones, esa es a la pertiguista Yarisley Silva, la única que consiguió un metal en el Mundial anterior.
No es ni por asomo el mejor de sus años y, aunque sorprendió en Lima con una altura de 4,75, en la última parada del Diamante apenas llegó a los 4,63, una marca que la dejó novena y lejos de las punteras, la griega Stefanidi y la rusa Sidorova, ambas con 20 centímetros más que la cubana.
Silva no es un descarte porque pelea en las citas importantes, pero lo tiene muy difícil. En Doha se prevé un podio por encima de los 4,80 metros. Algo distinto a eso parece improbable.
El triple femenino también tiene una credencial para la Isla, aunque no de título, pues ahí está la venezolana Yulimar Rojas, que acaba de firmar el segundo mejor salto de la historia de esta especialidad, con 15,45 metros en el Meeting de Andújar.
Para la cubana Liadagmis Povea, con 14,77 como marca, la meta será pelear por un bronce o quizás incluirse entre las cinco primeras, tras la salida por lesión de la colombiana Ibarguen. De hecho, Povea es la cuarta del ranking, no sería errado apostarle una buena actuación.
¿Dónde puede haber sorpresas? La especialidad que más se presta para el asombro es el salto de altura masculino por dos razones de peso. Una, el salto alto está en crisis a nivel global y apenas se pasa de 2,33 metros en la actualidad, muy pobre comparado con los años de Javier Sotomayor, por ejemplo. Y dos, Cuba, presenta al campeón de la región, Luis Zayas, con 2,30 metros como marca personal. El jovencito, en su primer Mundial, pudiera dar batalla en una lid sumamente pareja.
Lo más probable es que la Isla consiga superar el solitario bronce de Londres hace dos años, pero tampoco será un Mundial exitoso, si bien con las riendas de Yipsi Moreno, el atletismo cubano —al menos tras lo visto en Lima— sale de terapia intensiva.