La sexta edición del campeonato nacional cubano para menores de 23 años ya rebasó el primer tercio y las alarmas siguen encendidas. Si en algún momento se pensó en una mejora de calidad con respecto a temporadas anteriores, ya pocos pueden mantener esa tesis en pie después de analizar las estadísticas que están dejando los muchachos en todos los partidos.
El retorno de varias figuras después de sus periplos por otras tierras, la experiencia adquirida por otros en la Serie Nacional de mayores y la acumulación de horas de juego por parte de muchos eran, días antes del comienzo de la serie, elementos para que los más optimistas hicieran sus vaticinios.
A medida que va avanzando la temporada, producto del lógico cansancio de los peloteros, el rendimiento cae de modo general. Sin embargo, faltando 20 partidos para el final de la fase clasificatoria, los lanzadores están aceptando 4.52 carreras limpias por juego de nueve entradas, más que el año pasado (3.96), y la defensa anda por debajo con sus 420 pifias en 9.468 lances (956 AVE), más errática también que en la edición de 2018 (963 AVE).
Los serpentineros han mejorado un tanto su control en el box, si comparamos que ahora regalan un boleto cada 9.31 comparecencias al bate y el año pasado lo hacían cada 8.90 comparecencias; pero han aumentado la cantidad de pelotazos por apariciones en el cajón de bateo (uno cada 35.15 veces, por uno cada 38.49 en la temporada pasada).
Por supuesto, la ofensiva se pone de fiesta cuando baja la calidad desde el montículo y anda promediando en su conjunto 270, cinco puntos más que en la edición anterior, y conectando un cuadrangular cada 82.03 veces oficiales al home plate, por 90.71 de 2018.
Este año, con el madero en ristre han sobresalido los Tigres de Ciego de Ávila, único equipo que promedia más de 300 de average (312), apartado que lo ha ayudado a ganar tres partidos de forma consecutiva y a disfrutar de una cómoda ventaja de tres rayitas en la cima de su grupo C.
Los Elefantes de Cienfuegos, con sus 12 bambinazos, uno cada 44 veces al bate (líderes), mandan en la llave B, abrazados con matanceros y villaclareños, estos últimos después de ganar ocho encuentros al hilo.
Los Vegueros de Pinar del Río, a golpe de picheo, lideran el grupo A permitiendo solo 3.02 anotaciones limpias y 6.67 imparables cada nueve capítulos de labor (líderes), y en el apartado D los reyes son las Avispas de Santiago de Cuba, terceros en bateo a nivel nacional (286) contando con el cuerpo de lanzadores más controlados del país, regalando 3.23 boletos cada nueve entradas.
Las sombras de esta Serie Nacional sub-23 han llegado desde La Habana con una pobre ofensiva (218 AVE) y una pésima defensa al campo (949 AVE), Granma con promedio defensivo de 946 y con un cuadrangular cada 268 veces al bate, Mayabeque permitiendo 12.04 incogibles cada nueve entradas y con un promedio de limpias escandaloso de 8.69, y Las Tunas (subcampeones nacionales de la categoría) con solo cinco victorias y 11 derrotas.
Así van los equipos:
GRUPO A |
Ganados |
Perdidos |
Diferencia |
Pinar del Río |
11 |
5 |
- |
La Isla |
10 |
6 |
1 |
Habana |
7 |
9 |
4 |
Artemisa |
4 |
12 |
7 |
GRUPO B |
Ganados |
Perdidos |
Diferencia |
Cienfuegos |
9 |
7 |
- |
Matanzas |
9 |
7 |
- |
Villa Clara |
9 |
7 |
- |
Mayabeque |
5 |
11 |
4 |
GRUPO C |
Ganados |
Perdidos |
Diferencia |
Ciego de Ávila |
11 |
5 |
- |
Camaguey |
8 |
8 |
3 |
Sancti Spíritus |
8 |
8 |
3 |
Las Tunas |
5 |
11 |
6 |
GRUPO D |
Ganados |
Perdidos |
Diferencia |
Santiago de Cuba |
8 |
4 |
- |
Guantánamo |
8 |
8 |
2 |
Holguín |
6 |
6 |
2 |
Granma |
6 |
10 |
4 |