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Béisbol

Serie Nacional sub-23: una mirada de reojo

El torneo de jóvenes comienza con problemas organizativos y destellos de algunos jugadores.

La Habana

La Sexta Serie Nacional de Béisbol para menores de 23 años arrancó en todo el país el fin de semana con algunos bríos, pero una vez más agobiada por las incapacidades de los dirigentes deportivos.

Unas horas antes de la inauguración oficial, se pudo conocer de la suspensión de una de las subseries particulares por problemas con el hospedaje en Santiago de Cuba, anfitriones de los Cachorros holguineros.

Por otra parte, trascendió la noticia de que el equipo de Las Tunas tuvo que trasladarse a pie varios kilómetros, desde su lugar de alojamiento hasta el terreno de juego.

Las buenas noticias —al menos en estos primeros partidos— ha sido la reducción considerable de las bases por bolas por parte de los lanzadores con respecto a la temporada pasada, y la disminución de los errores por parte de los jugadores al campo.

El salto de calidad era algo esperado si tenemos en cuenta el regreso de varios jóvenes que abandonaron el país esperanzados por el acuerdo con las Grandes Ligas (antes de su cancelación) y la casi nula emigración de los prospectos, algo que venía siendo común en años anteriores.

Sin embargo, las 107 marfiladas en los primeros 28 partidos, los errores técnicos-tácticos, la poca producción de cuadrangulares (menos de uno por partido) y la baja calidad de los lanzadores relevistas, son aspectos que continúan en la lista de tareas pendientes.

Aún no se sabe cómo impactará esta Serie en los aficionados. La novedad de reunir los equipos en cuatro grupos que chocan solo entre ellos los 36 partidos que dura la contienda, para ahorrar combustible de transportación, incita bostezos; sin contar con la desmotivación que debe invadir los terrenos de juego al verse esfumada la posibilidad de estos peloteros de lograr un contrato profesional en un tiempo relativamente corto.

De momento, llamó la atención la barrida de Matanzas contra los villaclareños de Ariel Pestano; la efectividad de los lanzadores de Ciego de Ávila (2.31), La Habana (2.45) y Pinar del Rio (2.50); la defensa de Sancti Spíritus (.981) y el bateo de los indios guantanameros (.316).

En el plano individual, sobresalieron con el madero el granmense Dionar Carballo (de 13-8, .615), el villaclareño Daniel López (de 12-7, .583), y los guantanameros Leovanis Brooks (de 16-9, .563) y Biorgelvis Roque (de 13-7, .538).

Desde la lomita, impactaron el avileño Yarian La Roda y el tunero Jesús Daniel García, sin permitir carreras en ocho episodios; así como el matancero Armando Dueñas con sus 10 ponches en siete capítulos.

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