Concluida la 61 edición de la Serie del Caribe con el segundo triunfo en estas lides de un equipo panameño (Toros de Herrera), la escuadra cubana, bajo el nombre de Leñadores de Las Tunas, ha dejado al descubierto, otra vez, los problemas que desde hace lustros aquejan a nuestro béisbol.
Salir victoriosos en dos de los cinco choques efectuados en la ciudad canalera es un retroceso para nuestro deporte nacional, teniendo en cuenta que ha sido una de las Series del Caribe de más baja calidad en los últimos tiempos. Peor aún, si se tiene en cuenta la "artillería pesada" reunida por Cuba para el evento, que incluyó a figuras con actuaciones destacadas en la Liga Japonesa y a otras que hoy son los mejores exponentes en sus respectivas posiciones en la Isla.
La calidad individual de los peloteros cubanos es innegable. Hombre por hombre se presentaron a la justa como uno de los favoritos pre-competencia, por lo que se hacen inadmisible esas hambrunas ofensivas, desconcentraciones y bajo nivel de juego expuesto.
¿Qué pasó en Panamá? ¿Cómo es posible anotar solo 11 carreras en cinco partidos? ¿De qué manera se explica que en apenas ocho veces de las 53 oportunidades con hombres en posición anotadora se pudo conectar de hit?
Aquí expongo diez razones fundamentales que, a mi juicio, han determinado ya varias veces los resultados del equipo nacional en estos certámenes.
1-Disolución del equipo campeón
Como en otras ocasiones, el desmembramiento del equipo campeón, en este caso Las Tunas, trajo problemas en la dinámica grupal del conjunto y atacó la psiquis de los que quedaron. La entrada de otros jugadores, independientemente de su calidad, rompió de golpe el team work alcanzado en la Serie Nacional, creando malestares internos.
La pérdida de roles protagónicos hizo mella en el pensamiento de otros, generando una reacción en cadena de psicologías negativas que frenaron el curso normal de los acontecimientos.
2-Cambio de preparador físico
La imposición de un preparador físico por la Comisión Nacional varios días antes del comienzo del torneo regional fue factor clave para el bajo rendimiento. De un plumazo, el hombre que mantuvo a Los Leñadores físicamente en forma durante cien partidos en el torneo de casa, quedó fuera de la selección, dando paso a otro de dudosos resultados.
Leonardo Goire, otra vez responsable de cargas extremas y ejercicios en demasía, pudiera perfectamente haber sobrepasado una vez más el “punto de sal” en que se encontraban los convocados.
3-Mala conformación del equipo
Un equipo de pelota no es un conglomerado de buenos jugadores. Una nómina confeccionada con varios de ellos que se desempeñan en la misma posición, de escasas posibilidades defensivas y lentos en el campo, con escasez de bateadores zurdos, y una gran cantidad de lanzadores para pocos partidos, dejó con pocas opciones a la dirección del conjunto y la privó de variantes y posibles soluciones puntuales en el torneo.
4-Presión de los dirigentes
La presencia en la banca de altos dirigentes deportivos con caras largas y las arengas de la necesidad imperiosa de victorias a toda costa, rompieron una vez más el disfrute del juego y generaron tensiones que frenaron acciones positivas.
5-Mentalización inadecuada
Asistir a una competencia sin conocer las funciones de cada cual ni tener un rol claro en las alineaciones, unido a los cambios de lanzadores abridores por relevistas y de cerradores por preparadores, fue algo que contribuyó a bajar el rendimiento de los atletas y afectó psicológicamente la mecánica de juego.
6-Poco estudio de los contrarios
Enfrentar contrarios sin estudios previos, sin un análisis a fondo de las deficiencias y las virtudes de los rivales, es como ir a ciegas al campo de batalla. Esa mala praxis muchas veces minimizada por técnicos y directivos ha golpeado silenciosamente las aspiraciones de nuestras escuadras nacionales.
7-Teorías arcaicas de dirección y estrategias predecibles
Alineaciones inadecuadas, estilos de juego divorciados de corrientes modernas, pocas opciones a mano para fabricar carreras, estrategias copiadas de libros en desuso, etc, son características comunes en los directores cubanos, faltos de información y de estudios superiores.
8-Espíritu triunfalista
Los vaticinios y pronósticos triunfalistas previos a la competencia por parte de técnicos y de la prensa especializada, generan estrés y crean confusión en el equipo cuando determinadas acciones del juego comienzan a salir mal en el terreno, creando un efecto dominó o un círculo vicioso del cual no pueden escapar los atletas durante la competencia.
9-Falta de un torneo nacional de élite
Una serie nacional con 16 equipos no les permite a nuestros bateadores enfrentar lanzadores de calidad continuamente. Acostumbrados a bajas velocidades y a deficientes pensamientos tácticos de sus contrarios, asisten a esos torneos breves sin tiempo para hacer ajustes y para aclimatarse a las nuevas condiciones de juego.
10-Horas de vuelo
Por último, y no menos importante, la falta de juego desde categorías infantiles y el poco tiempo acumulado en los terrenos en su carrera deportiva, privan a los peloteros cubanos del oficio requerido en ciertas jugadas o en momentos de alta tensión en partidos importantes, lo que los hace vulnerables en muchas ocasiones, teniendo en cuenta que el éxito en un partido de béisbol depende de una suma de muchos pequeños detalles.