En La Habana hierve la fiebre del Mundial de Fútbol como en cualquier capital. Negocios particulares cerrados, ausencias a los puestos de trabajo, polémicas en cualquier esquina y decenas de niños jugando en los parques, son signos evidentes de cómo se ha instalado este deporte en las preferencias del país.
Nada importan la baja calidad del fútbol nacional, la falta de jugadores cubanos en ligas foráneas, ni los 80 años sin presencia en copas mundiales. Miles de fanáticos viven Rusia 2018 con pasión desenfrenada.
DIARO DE CUBA acudió a los jardines del restaurante 1830, en la desembocadura del río Almendares, uno de los lugares donde se está reuniendo diariamente la fanaticada para presenciar los partidos.
El grupo Habana Show colocó allí esta semana una pantalla gigante para ver el juego entre Corea del Sur y Alemania, uno de los equipos que cuenta con más seguidores en la Isla.
El ambiente, entre banderas y uniformes alegóricos, llamaba a cuestionarse las causas por las que muchos cubanos hoy prefieren este deporte, cuando el nacional es el béisbol.
"Lo que más nos gusta del fútbol es su estética. Es un deporte hermoso y envuelve a las personas. Existe mucho colorido, hay mucho arraigo en la gente, se siente mucho amor por los clubes y eso lo ata a uno", comentó emocionado un joven.
"El fútbol ha inundado el corazón de todos los cubanos, ya el béisbol no es lo mismo que antes", apuntó a su lado un amigo. "Los jóvenes están más identificados con el fútbol. Supongo que son muchos factores. El béisbol ha perdido mucha calidad y el fútbol ha llenado ese espacio".
"Yo era un fanático del béisbol, pero desde que empecé a ver a Alemania en 2002, en un partido contra Arabia Saudita, y los vi tan grandes y tan dominantes en la cancha, me empezó a gustar ese equipo y el fútbol en general", dijo otro aficionado, vicepresidente de la peña del Bayer de Múnich en la capital.
"Comencé a seguirlos y a sentir un amor grande por este equipo y por la liga de su país. El fútbol tiene una magia que te envuelve", agregó.
La gran mayoría de los reunidos en el restaurante 1830 vestía camisetas de selecciones alemanas, ondeaba banderas, llevaba bufandas y sombreros con los colores de ese país, y soplaba grandes cornetas.
Sin embargo, en las tiendas estatales no se encuentra ese tipo de artículos.
"Cada año que pasa es más fácil para nosotros los cubanos conseguir camisetas de fútbol, banderas y estandartes alegóricos. Los traen de Estados Unidos o de otros países, incluso hay agencias que se dedican solo a eso, por el buen mercado que hay aquí para esa mercancía", reveló un aficionado.
"Ya se están mandando a buscar por encargo, con los nombres de los jugadores favoritos, a precios más altos. Pero también los hay de bajo costo, para el que no tenga esa posibilidad. Los precios van desde diez a 50 dólares, según la calidad de la prenda", detalló.
Finalizado el primer tiempo del partido, encontramos a un funcionario de la Embajada de Alemania en Cuba entre de la multitud.
"Hay mucha gente que disfruta del fútbol y viene aquí a ver los partidos. Estoy muy feliz de ver a todos estos fanáticos al equipo alemán, nunca en otros países he visto tanta pasión por nuestro equipo y por eso me alegro mucho", declaró emocionado.
Uno de los animadores del espectáculo, el periodista de la televisión estatal Carlos Hernández Luján, conductor del exitoso programa Bola viva, confesó sus inquietudes:
"El fútbol, con el paso del tiempo, se ha ido reestructurando y se ha ido organizando mejor desde todo punto de vista en cuanto a aficionados en nuestro país", opinó.
"Fíjate que no son solamente iniciativas. Aquí los aficionados han logrado tener hasta camisetas de sus equipos y de sus jugadores favoritos y, sin embargo, siendo el béisbol nuestro deporte nacional, cuesta trabajo realmente encontrar a un aficionado cubano que tenga una camiseta de su equipo", lamentó.
"Creo que eso es algo que debería venderse en los mismos estadios, pero en realidad esto está pasando por problemas con la industria deportiva cubana, que tiene aún tareas más importantes que las mismas camisetas", añadió.
La televisión cubana es señalada por muchos fanáticos del béisbol como una de las principales culpables de la preferencia de las nuevas generaciones por el fútbol, al invertir muchas horas en las transmisiones de estos partidos e ignorar durante años a las Grandes Ligas estadounidenses, donde se juega la mejor pelota del mundo.
"No creo que la televisión cubana sea el principal culpable de este fenómeno del fútbol, porque en un periodo donde estaba realmente limitado transmitir el béisbol de las Grandes Ligas, o los partidos de la NBA, o un grupo de deportes profesionales, la televisión tuvo que refugiarse en el fútbol para poder cubrir su programación", explicó Hernández Luján al respecto.
"Eso es relativo. Sucedió algo durante determinada época en este país donde no quedó más remedio que hacerlo, y esto se fue sembrando, por la calidad de los partidos de ligas internacionales y por la emoción que esto genera, esto fue calando en las nuevas generaciones hasta tal punto que ha desbancado al béisbol", dijo.
"Se habla de fútbol mucho más que de la Serie Nacional, prácticamente el país se mueve cuando llega la etapa de los playoff. Fuera de eso, se habla muy poco de pelota y le interesa muy poco a los aficionados, sobre todo a los jóvenes", admitió.
"Hemos perdido los ídolos deportivos de nuestro país, y eso pasa porque el nivel de nuestro deporte ha bajado. Aún tenemos atletas ganadores a nivel mundial, pero aquellos héroes que tuvimos en el pasado, como Mireya Luis, Sotomayor, Ana Fidelia Quirot, etc., ahora mismo no los tenemos, y es peligroso para la identidad nacional que nuestros ídolos deportivos del momento sean extranjeros", advirtió Hernández Luján con tristeza en sus palabras.
El desenlace del partido es conocido. Un equipo alemán falto de ideas y de definiciones en la cancha, quedó eliminado con un vergonzoso marcador 2-0 a favor de Corea del Sur.
La fiesta de los fanáticos cubanos de Alemania se transformó en tristeza y la muchedumbre abandonó, a paso lento, el escenario de la batalla.