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Música

Trovario, Apertura McDonald's

'Si alguna vez alguien lloró escuchando Nueva Trova hubiera sido muy fácil prever que esa persona terminaría siendo miembro de un Comité Central'.

Atlanta
Vicente Feliú, Silvio Rodríguez y Fidel Castro.
Vicente Feliú, Silvio Rodríguez y Fidel Castro. La Tercera

La Nueva Trova es una condición patológica.

La Nueva Trova nació vieja, y su chochez de hoy es la misma chochez del principio.

La Nueva Trova fue siempre un asunto de Estado, una apuesta de Estado, una estética de Estado.

La Nueva Trova se apropió de un sustantivo que no la representaba, y de un adjetivo que la contradijo siempre.

Si alguna vez alguien lloró escuchando Nueva Trova hubiera sido muy fácil prever que esa persona terminaría siendo miembro de un Comité Central.

La Nueva Trova ha envejecido mal en mp3s y listas preconcebidas para probar los nuevos audífonos del iPhone.

La Nueva Trova es diurna, y nunca ha encontrado demasiado acomodo en la nocturnidad.

La Nueva Trova tiene raíces en los retos fisionómicos y vocales de aquellos que manejaban bien un instrumento, pero no lucían ni sonaban bien.

La Nueva Trova ha sido el refugio de ese escaso grupo insular que nunca ostentó una mínima destreza para el baile.  

La Nueva Trova es aquella música que no tiene nada que ver con esa otra que sale de pronto en la radio e inconscientemente subes el volumen y aceleras el automóvil y cuando la policía te para por exceso de velocidad explicas con inocencia y franqueza el motivo y la policía no te perdona, pero así y todo es capaz de entender.

La Nueva Trova sigue siendo la banda sonora de actos de repudio.

La Nueva Trova se atreve a cometer metáforas que solo podrían ser concebidas por (para) malos lectores de Vallejo.

Hay que reconocer que la Nueva Trova servía para practicar acordes, oh jóvenes aprendices del instrumento, como suele ocurrir con retóricas que se basan en la forma y no en el contenido, donde un flaco feo y sin voz se desgañita sobre una secuencia eficiente.

Cuando a la Nueva Trova le metían bombo y quena, aparecía un mártir del Cono Sur.

La Nueva Trova carece de aliento etílico, ajena a bares y cantinas, porque se ocupaba de llenar tribunas y casas de cultura, y en el mejor de los casos lograba congregación en tertulias donde seguramente una anfitriona repartía bocaditos.

Está bien, podemos conceder un cierto matiz etílico en ocasiones donde era opción única (al tipo de los discos extranjeros se le fue la guagua y no llegó a la fiesta) y el alcohol era de fabricación casera.

La Nueva Trova no perdona las modas de ultramar, ni lo vistoso, ni lo ostentoso que pudieran descalificar una modesta mezclilla o un pulóver de sindicato.

Trova, en términos lingüísticos, no tenía connotaciones negativas hasta que vino la Nueva, y de pronto se convirtió en sinónimo de verborrea o cháchara.

La Nueva Trova comenzaba en serio, con balas y trincheras, pero siempre terminaba con claves, güiro y bongó, con lágrimas negras.

A la Nueva Trova le encantaba aparecer en cancioneros, pero tenía que ceder espacio a las letras de Maggie y Luis.

La Nueva Trova ha sido diputada en el Parlamento, y nunca ha ofrecido un "por cuanto" que contradiga la herrumbre y la podredumbre.

La Nueva Trova ama lo colectivo y jamás al individuo; desprecia el pesimismo y hasta el egoísmo del orgasmo a no ser que la persona que orgasme haya recibido, con anterioridad, un gallardete.

A los rusos nunca se les ocurrió complicarse con más de tres acordes, ni inventar una estética de imágenes enrevesadas y llamarla Nueva Canción, porque siguieron con el alcohol y la desdicha en voces de genios como Vladimir Vysotsky y Aleksandr Rozenbaum.

La Nueva Trova nunca tuvo mujeres perjuras ni personajes reprochables. El desfile de federadas y milicianas se perdía en la distancia.

Nueva Trova y Carné rojo tienen la misma afinidad que Machetero Millonario y Lada.

A la Nueva Trova le encantan los altavoces y los matutinos. ¡Y cómo retumba en los días patrióticos!

La Nueva Trova es intraducible. El imperialismo nunca se enteró de todas las infamias que le achacaban. De paso, ¿cómo se dice "inmetible" en inglés?

Con toda su bravuconería, la Nueva Trova hubiera sido incapaz de concebir algo así como: "Madero de nave que naufragó, piedra rodando sobre sí misma, alma doliente vagando a solas".

La Nueva Trova tuvo siempre un gran reto, aún no superado, que respondía al nombre de Serrat.

La Nueva Trova ha dejado secuelas en la música contemporánea, del mismo modo que el acné deja huellas en un rostro adolescente.

La Nueva Trova debería ser reconocida por la disrupción provocada por un verso como "quiero ser machete en plena zafra". Y "soy feliz abriendo una trinchera".

Y ya que estamos en eso, agreguemos: "Tú la perdiste, pero aquí se queda; al fin y al cabo, está con un obrero".

La Nueva Trova no soporta que el público aplauda arrítmicamente, pero ese público arrítmico es también acéfalo y sigue asistiendo a los recitales (todavía) con el mismo entusiasmo acéfalo de siempre.

La Nueva Trova sonaba con impunidad durante los días de duelo oficial, lo mismo si moría un dirigente argelino o un burócrata insular.

La Nueva Trova es un asunto de hombres. Cualquier duda, ahí está Sara González.

La Nueva Trova alardea de puntos en común con el folk, e influencias de Bob Dylan, que sería igual a comparar la estela que dejó Richard Wagner en la obra de Maluma.

La Nueva Trova no deja que hablen mal de la Nueva Trova, ni de Martí. La Nueva Trova puede ofrecerte una galleta en nombre de la Patria.

La Nueva Trova siempre ha florecido en la disgregación, como si todo ente racional aceptara la separación de la información recabada en unidades más pequeñas para identificar tendencias y patrones subyacentes; o un trastorno del pensamiento que se caracteriza por la incapacidad de mantener una idea directriz constante; o (llevado a planos prácticos) la descomposición del hormigón al perder resistencia y estabilidad química; o en todo caso… disculpen…Robertico, a la mía no le echen mayonesa. ¿OK?


Manuel Sosa nació en Meneses, Las Villas, en 1967. Sus últimos libros publicados son Nueve (2020), Cierre de los cielos (2024) y Abbatoir (2024), todos de poesía.

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7 comentarios

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Recuerdo su excelente blog “La finca de Sosa” años atrás.

a lo mejor lo puso, pero la "nueva trova" para mi, es la misma trova de siempre.

Profile picture for user Plutarco Cuero

¡¡¡ Asere, que clase 'e TROVA !!!

Profile picture for user Weston

Bueno este texto es, en sí mismo, “La Nueva Trova”. Allá quien se lo fume. Un bodrio.

Pero con todo eso que estoy de acuerdo, que toda esa nueva trova era una chapuza pero nos dejó al interminable Pablito Milanes y sus intensas canciones que llenan muchos de los espacios donde no hacen falta mujeres perjuras y huelga el trago de ron, porque "Yolanda", y Para vivir" tienen el hechizo de las buenas canciones y lo peor es que te hechizan para siempre.
La nueva trova fue una trova de oportunidad y de oportunistas, de malos compositores como los Feliu. Y un oportunista inmenso, que nunca hizo honor a sus canciones, como es Silvio Susurro Rodríguez, con su voz fea y pastoril de las estribaciones de la Sierra de Gredos en Extremadura, empujando un rebaño a cambiarse de campo.
Lo demás que apostilló el articulista como dice Ana es un grito de bien adentro, y yo agrego que con el estro que el exilio, distancia y un buen whisky aportan cuando los eternos existenciales te atenazan....

Profile picture for user Ana J. Faya

Esto, como mínimo, es un buen desahogo del autor.

Profile picture for user Amadeus

Dos personeros y voceros de la dictadura en la foto: Vicente Feliú y el ídolo de Papo, Susurro Rodríguez.